Ficha de Trabajo y Sociedad nº 1/Junio 2018

Deuda y estancamiento salarial

Rafael Granero

Deuda

 

El endeudamiento del sector privado fue una de las alarmas que no se atendió durante los años de bonanza previos a la crisis. Cuando el estallido financiero colapsó la economía mundial, las familias y empresas españolas acumulaban 2,17 billones de euros en deudas, un 200% del PIB. El endeudamiento de las familias españolas había pasado de un 69% de su renta disponible en el año 2000 a un 131% en 2007. En ese periodo, la deuda de los hogares había crecido a un ritmo de casi nueve puntos por año, mientras que las tasas de ahorro habían descendido a mínimos (5,9% del PIB en 2007).

En diez años, el endeudamiento de las familias pasó de suponer la mitad de la renta disponible a superar la misma. En el año 2008 las deudas pendientes de los hogares españoles (908.160 M €) suponían un 105% de la renta bruta del hogar medio endeudado; en el 2014, y aunque bajó algo en términos absolutos, subió en términos relativos hasta el 131,7% de la renta bruta del hogar medio.

Con el estallido de la crisis en 2008, las familias empezaron a amortizar sus hipotecas a marchas forzadas. Las familias se vieron forzadas a disminuir los niveles de deuda a base de ahorrar. En 2009 la tasa de ahorro se disparó hasta máximos históricos, alcanzando el 13,4% de la renta disponible. En total, entre 2009 y 2016 llegaron a ahorrar 214.511 millones, aproximadamente una cuarta parte del PIB que se destinó sobre todo a reducir endeudamiento.

La sequía de crédito forzó un duro régimen de adelgazamiento, que se tradujo en serias dificultades para muchos hogares y compañías. Entre 2008 y 2011 el porcentaje de hogares endeudados con rentas medias y altas descendió, pero en los hogares comprendidos en el tramo del 20% de menores ingresos el porcentaje de deuda aumentó del 16,2% al 22,1%. También aumentó en ese mismo tramo el peso de la deuda: el porcentaje de hogares cuyos pagos superaban el 40% de sus rentas pasó de representar un 46,5% en 2008 a un 57,6% en 2011. Por su parte, el importe de la deuda en relación con la renta de esos hogares pasó del 149% al 335% entre las dos fechas.

Durante la crisis la renta de las familias cayó el 18% y la riqueza bajó el 37%, siendo los jóvenes, autónomos y parados son los colectivos más castigados por la crisis económica

La Deuda particular por persona: 15.324 € (150% del Ingreso medio en 2016)

En el 2016, y cruzando los datos correspondientes a créditos a particulares, 713.006 M € (1) con los del INE: población total 46,528 M e ingreso medio por persona: 10.708 € (2), la deuda resultante per cápita de los españoles (deuda por persona: 15.324 €) pasó a suponer un 150% del ingreso medio por persona.

Desde la crisis financiera, hemos entrado en un período prolongado de estancamiento de los salarios y niveles crecientes de desigualdad

Desde 2013, las rentas han crecido un 8%. Sin embargo, aunque todavía situado en términos absolutos por debajo de los niveles precrisis, el consumo ha crecido un 13%. De ahí que el crédito al consumo crezca ahora a tasas récord, señal clara de que una parte de la población no ahorra. Además, con unos tipos en mínimos históricos, la urgencia para recortar deuda es menor. Y todo ello se ha plasmado en una tasa de ahorro situada en mínimos históricos. la tasa de ahorro en 2017 descendió un 24% respecto a 2016, tocando el mínimo de la serie histórica en un 5,7% de la renta disponible. En 2017, por primera vez en casi una década, las rentas de los hogares no fueron suficientes para pagar el consumo y la inversión en la compra de vivienda. Solo los préstamos para consumo se elevaron a un ritmo superior al 15%.

El incremento del gasto en consumo privado, pilar de la salida de la crisis, se está sustentando más en la deuda de los hogares, que vuelve a remontar y especialmente en crédito al consumo, que en incrementos de salarios o rentas indirectas (redistribución por impuestos progresivos), lo que está cebando una nueva bomba: “La bomba de la deuda mundial amenaza con estallar. El endeudamiento fue una medicina vital para salir de la Gran Recesión, pero el abuso del crédito amenaza con inocular el veneno de la próxima crisis”.

El hecho de que la deuda individual exceda el ingreso anual en España demuestra una cruda realidad económica: el crédito se usa como una peligrosa muleta financiera para respaldar la caída de los salarios.

Desde la crisis financiera de 2007-08, hemos entrado en un período prolongado de estancamiento de los salarios y niveles crecientes de desigualdad. La incapacidad de los salarios para satisfacer las demandas económicas de la vida para muchos plantea una pregunta muy importante: ¿son los niveles insostenibles de la deuda privada un síntoma de la incapacidad del trabajo para impulsar la movilidad social y disminuir los niveles de desigualdad en el siglo XXI?.

 

Salarios de pobreza

 

La lógica económica de perseguir el pleno empleo a toda costa tiene un punto ciego notable: no aborda la suposición (falsa) de que tener trabajo remunerado necesariamente equivale a estar fuera de la pobreza. Según el INE, en 2017 el 22,1% de los españoles vivían bajo el umbral de pobreza relativa (3), una situación que, aunque con poca variación, no ha hecho sino aumentar desde 2008 (19,9%), obligando a algunas familias trabajadoras a la precaria posición de utilizar minicréditos a cortísimo plazo de alto interés (hasta 300 €, hasta 60 días, hasta 400% TAE) y así perpetuar, agravando, la espiral de la deuda.

En los diez últimos años, los salarios de entrada al mercado de trabajo para alguien que procede del paro, o que es joven, se han desplomado entre un 15% y un 20%. Así las cosas, los que no tienen patrimonio, jóvenes, parados o con cargas familiares, son quienes peor lo tienen para ahorrar, en especial porque les resulta más difícil acceder a una hipoteca. Y eso deja a una parte de las familias en una situación vulnerable. En el ahorro se demuestra la desigualdad tanto o más que en todo lo demás (4).

Desde la reforma laboral de 2012, hemos sido testigos de la precarización de ciertos colectivos: camareras de piso, empleadas domésticas, vendedores ambulantes, músicos, repartidores -epítome de falsos autónomos- y en general los jóvenes de forma transversal a muchas ocupaciones… Un ejemplo significativo es el de las camareras de piso cuya precariedad se ha agravado y extendido hasta el punto de que se estima que la mitad de las más de 200.000 mujeres que se ocupan de estas tareas en España trabaja fuera de convenio. Los abusos son constantes, con remuneraciones tan irrisorias como 2,5 euros por habitación limpiada y salarios que difícilmente sobrepasan los 700 euros netos al mes por jornadas de más de ocho horas. Las camareras de habitaciones son víctimas de un sistema de externalizaciones a la baja del que ellas son el último eslabón (5).

Las profesiones de la clase media, como la enseñanza y el estudio de la medicina, tampoco han sido inmunes a las caídas en los salarios a término real. Un MIR en su primer año cobra de media en España 14800 € brutos al año (unos 12.700 € netos), por una jornada completa máxima de 37,5h semanales, lo que viene a representar, aproximadamente, 9 € brutos a la hora (unos 7,7 € netos,) (6).

28%

En 2016 casi 13 millones de españoles, un 28% de la población, estaban en riesgo de pobreza o exclusión social (7)

En 2016, un total de 12.989.405 personas, que suponen el 27,9 % de la población residente en España estaba en Riesgo de Pobreza y/o Exclusión Social, que afecta prácticamente por igual en razón de sexo, pero no en razón de edad:(menores de 16 años 31,7%; de 16 a 29 años, 37,6%; de 30 a 44, 37,1; de 45 a 64, 30,5; y más de 65, 14,4%). Un 30% de ellos tiene trabajo y un 15% ha alcanzado estudios superiores.

Estos datos, con todo, adolecen de un punto de engaño pues la renta media ha bajado con respecto a 2009, donde el umbral de pobreza estaba situado en 730 € mensuales (1.533 €, en el caso de una familia compuesta por una pareja y dos hijos), moviendo el umbral de pobreza a 684 € (2016, familiar: 1,436 €). Si tomamos como umbral de pobreza el de 2009, el tanto por ciento en Riesgo de Pobreza y/o Exclusión Social sería del 30%.

A resultas de lo anterior, en el año 2016, el 13,1% de las familias con trabajo estaba bajo el umbral de pobreza (que corresponderían casi a un 15%, si se calculara con el umbral de pobreza del 2009), dato muy relacionado con la precariedad en el trabajo, y especialmente con una jornada parcial impuesta, más que buscada: el 61,1% de los empleados a tiempo parcial lo son de forma involuntaria. Lo más grave es que en el caso de las familias jóvenes (donde los dos tienen menos de 30 años) son el 24,7% los hogares que estaban bajo el umbral de pobreza (8).

El ahorro de los españoles se acercó a su mínimo histórico en 2017

Los ingresos reservados al ahorro se sitúan ahora en el 6,1% de la renta disponible, muy lejos del máximo del 13,4% en 2009 y muy cerca del mínimo histórico del 5,8% en 2008. Según el INE, un 38% de los hogares no tiene colchón para imprevistos. Con un paro del 16,5% y un salario medio que la Agencia Tributaria cifra en 24.864 euros brutos, parece difícil ahorrar. Fedea (9) constata que un 40% de los españoles no puede ahorrar, sobre todo jóvenes y familias monoparentales. Aun así, esto supone una mejora respecto al 60% que no lo hacía (aunque tal vez pudiera) en 2007, cuando esos hogares consumían por encima de su renta animados por la burbuja inmobiliaria.

En estas condiciones es difícil, sino imposible para muchísimos españoles, el ahorro para completar la pensión en el futuro.

65 veces más

Cada vez más desiguales

La creciente disparidad entre ricos y pobres en España ha coincidido con un período prolongado de financiarización y desregulación del sector bancario.

En España, los PIB de 2006 i 2016 son relativamente parecidos, 1,26 y 1,24 billones de euros respectivamente, pero los sueldos de los trabajadores han sufrido fuertes mutaciones divergentes en función del tramo salarial al que pertenecieran.

(Elaboración propia a partir de datos obtenidos de la AEAT (10))

El número de asalariados pasó de 19,1 M el 2006 a 17,9 M el 2016. Hubo incrementos salariales pero la forma en que se repartieron estos incrementos fue muy dispar. Mientras que los salarios inferiores o iguales al Salario Mínimo Interprofesional(SMI) (que incluyen los contratos a tiempo parcial) subían un 16,5% en esos 11 años, los que superaban los 10 SMI subían algo más de un 28% (10).

Si consideramos los incrementos salariales en valor absoluto, observamos que mientras el grupo de asalariados por debajo de 1 SMS aumentó solo 534 euros anuales en el periodo 2006-2016, este incremento de salario aumentaba exponencialmente en función de grupo salarial llegando a ser 65 veces superior en términos absolutos para el grupo de salarios superiores a 10 SMS.

Pero la inequidad del reparto de los incrementos aún es más dolorosa si observamos que la disminución de empleo de 2016 con respecto al 2006, cifrado en casi 1,2 millones de personas, afectó de forma desigual a los distintos tramos, con un incremento de la franja de empleos con salarios no superiores a 1 SMI de más de 610.000 personas, lo que denota un incremento relativo (pasando de representar los salarios inferiores al SMI del 28% al 34%) y absoluto (de 5,5 M a 6,1 M de trabajadores) de salarios bajos, relacionados con la precariedad y el trabajo parcial (no siempre voluntario: del 2005 al 2013, los trabajadores a tiempo parcial que deseaban jornada completa paso 1,3 millones de personas a 1,7 millones, mientras que los que estaban de acuerdo pasaron de 0,6 millones a 0,3; fuente: INE). El incremento de esta franja de sueldos bajos se debe tanto a nuevas incorporaciones como rebajas en condiciones salariales o reingresos desde el paro.

Entre 1947 y 1976 hubo solo una crisis bancaria, periodo en que la desigualdad económica disminuyó. Entre 1976 y 2008 hubo 31 crisis, periodo en el que esta desigualdad estalló. (Reinhart & Rogoff, 2008, citado en Wisman, 2013).

De la evidencia mostrada se desprende que existe una fuerte correlación entre el estancamiento de los salarios en los países occidentales durante los últimos treinta años y el aumento drástico de la deuda privada. Sin embargo, no podemos comprender este fenómeno solo a través de términos económicos; debemos analizarlo como parte de una estructura social más amplia, una estructura regida por técnicas de disciplina, mercantilización radical y pauperización masiva (entrelazadas con otras lógicas de poder) que socavan la libertad y la igualdad social. Por lo tanto, la deuda y la condición de endeudamiento no deben entenderse como necesidades económicas sino como elecciones político-económicas que tienen consecuencias directas para la vida de la población. La presión combinada del aumento de la deuda personal y de los salarios decrecientes e insuficientes para pagarla es una señal de un desarreglo fundamental que existe dentro de nuestro pensamiento político y económico. Uno de los pilares fundamentales -y justificaciones- de nuestro sentido común político-económico es la suposición de que la próxima generación estará mejor, tanto en términos educativos como materiales, que la generación que le precedió; podríamos llamar a esto ‘progreso’. Si el trabajo, en forma de trabajo asalariado, ya no puede cumplir su promesa de prosperidad social y económica continuada, debemos preguntarnos si se pueden encontrar nuevas soluciones económicas / políticas que reinstalen nuestros ideales generacionales progresivos.

RBU (Renta Básica Universal)

Desde revo, y como reflexión sobre el análisis del texto “Debt and Wage Stagnation” de Kyle Lewis (compiled and written by Kyle Lewis, autonomyinstitute.org, @Autonomy_UK, http://www.autonomyinstitute.org/wp-content/uploads/2017/07/debt-and-wages-V4.pdf), y especialmente si lo ponemos en relación con la amenaza que se cierne sobre el trabajo por mor de las nuevas olas de robotización y automatización, basadas en las continuas novedades informáticas (11), deseamos hacer hincapié en la perentoriedad de poner sobre la mesa de discusión, y a todos los niveles: Partidos, Sindicatos, Academia, Asociaciones, Estado, Autonomías, Entes Locales, etc., la necesidad de abordar cómo (no ya cuándo: la crisis social, económica y política apenas si nos da margen: lo más pronto posible) abordar la implantación de una Renta Básica Universal (12).

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Referencias

  1. https://elpais.com/economia/2017/02/01/actualidad/1485979127_460531.html

  2. http://www.ine.es/prensa/ecv_prensa.htm

  3. www.ine.es/ss/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-Disposition&blobheadervalue1=attachment%3B+filename%3DEspana_en_cifras_2017.pdf&blobkey=urldata&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=603%2F793%2FEspana+en+cifras+2017.pdf&ssbinary=true

  4. https://elpais.com/economia/2018/02/16/actualidad/1518808434_358100.html

  5. https://elpais.com/elpais/2018/04/06/opinion/1523039376_038926.html

  6. http://www.diariomedico.com, https://www.consalud.es

  7. http://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/Informe_AROPE_2017.pdf, http://www.observatoriosostenibilidad.com/documentos/SOS16_v23_PDF_final.pdf

  8. http://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259925455948&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout (INE: El umbral de pobreza se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de los hogares a nivel nacional. Al tratarse de una medida relativa, su valor depende de cómo se distribuya la renta entre la población. La mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima. Por tanto el umbral de pobreza aumenta o disminuye en la medida en que lo haga la mediana de los ingresos. Como valores ilustrativos, según la información que proporciona la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2016, el valor del umbral de pobreza de un hogar de una sola persona era de 8.208,5 euros anuales. El de un hogar formado por dos adultos y dos hijos menores de 14 años era de 17.237,9 euros anuales, para un hogar formado por dos adultos solos era de 12.312,8 euros anuales. Una persona con unos ingresos anuales por unidad de consumo inferiores a los valores del umbral de pobreza se considera que está en riesgo de pobreza relativa.)

  9. https://elpais.com/economia/2018/02/16/actualidad/1518808434_358100.html

  10. http://www.agenciatributaria.es/AEAT.internet/datosabiertos/catalogo/hacienda/Mercado_de_Trabajo_y_Pensiones_en_las_Fuentes_Tributarias.shtml

  11. https://www.revoprosper.org/2018/02/25/robots-y-automatas-amenaza-u-oportunidad/, “Los robots y autómatas amenazan un tercio de los empleos de España en 2030” El País, 21/02/18

  12. Quien esté interesado en más información, puede leer las diversas entradas que ofrecemos en nuestra web https://www.revoprosper.org/, donde podrá encontrar desde análisis (https://www.revoprosper.org/2018/01/22/quien-ganaria-y-quien-perderia-con-una-renta-basica-universal/) hasta aproximaciones filosóficas (https://www.revoprosper.org/2018/02/02/es-posible-un-mundo-sin-trabajo-asi-lo-veia-zygmunt-bauman/), desde un curso MOOC (https://www.revoprosper.org/wp-content/uploads/2018/03/Renta-bàsica-MOOC.pdf) hasta presentaciones (https://www.revoprosper.org/2016/12/09/rbu-eina-auxiliar-o-instrument-autonom/), todo ello y más artículos están disponibles en la siguiente dirección: https://www.revoprosper.org/category/renta-basica-universal/.

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