(Re)Evolución inaplazable

La temperatura subirá en Catalunya hasta tres grados a mediados de siglo. O nos preparamos para hacerle frente o nos quemaremos

La temperatura media en Catalunya ha subido a un ritmo alarmante de 0,4ºC por decenio en los últimos 25 años. 1ºC desde 1991. 1,6 desde mediados del siglo pasado. Son datos facilitados por el boletín anual de indicadores climáticos del pasado año. Contando desde 1950, el ritmo es también desaforado: +0,25ºC por década. Y en todo el mundo, de +0,20ºC, con tendencia al alza, que sitúan a los no traspasables +2ºC antes de mediados de siglo.

Greenpeace dibujó un gran sol contra el cambio climático en la plaza de Francesc Macià. 

Si se mantiene la tendencia – las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, continúan aumentando – en un decenio habremos llegado a Catalunya a +2ºC. Y antes del 2050 a +3ºC. El aumento nos conducirá – en todo el Mediterráneo – a un clima propio de África. Un desastre de proporciones sistémicas.

La tragedia de los comunes

Obra escrita en 1883 por William Forster Lloyd, fue recuperada en 1968 por Garret Hardin en un artículo en ‘Science’. Describe cómo la actuación individual en beneficio del propio interés, destruye un escenario de uso compartido y plenamente viable. Imaginemos un pasto que comparten ‘n’ personas. Una de ellas piensa: “si introduzco una oveja más no se notará y mejorará mi economía”. Pero no lo piensa una sola sino que todas hacen lo mismo. Entonces aquel campo que funcionaba y era rentable, se agota por sobreexplotación.

Precisamos respirar, beber y comer para no morir. Y energía para transformar y calentarnos. Las cuatro necesidades, bienes comunes, están afectadas por el cambio climático o son su causa. Las cuatro las empleamos en beneficio propio sin pensar en el interés colectivo. Y a las cuatro el sistema las quiere privatizadas y objeto de especulación.

Algunas consecuencias

El aire contaminado enferma personas, las mata prematuramente y afecta al desarrollo cognitivo y físico de los niños. Las precipitaciones disminuyen un 2,1% por decenio desde 1950. Habrá menos agua disponible para uso de boca, saneamiento, riego, ganado y bosques. El riesgo de incendio forestal aumenta.

Habrá territorios que por falta de agua no serán útiles para determinados cultivos y se deberán implementar en ellos modelos productivos más eficientes y no contaminantes ni agresivos.

Los cambios fenológicos son significativos. En el observatorio climático de la Serra d’Almos han visto que albaricoqueros, olivos y viñedos florecen antes. Que melocotones, peras, manzanas, albaricoques y uvas maduran antes. Que la recolección de aceitunas y patatas se ha anticipado. Y que las hojas de las especies descritas, caen más tarde.

Derecho y obligación, a decidir

Cuánta agua se puede gastar y cómo se obtiene. Qué se puede producir y dónde y qué no. Qué dieta es la óptima/posible y educar para el cambio. Sustituir las energías fósiles por renovables. Aire para respirar sin purificadores. Fomentar el ahorro y evitar el despilfarro. Asegurar a todas el acceso a los bienes comunes imprescindibles que no deberán ser objeto de negocio

Es urgente un debate social abierto a todas, crítico pero constructivo, que decida cómo hacemos frente a la alarma climática y saque de la confrontación, que no del debate, a las políticas básicas para la vida digna.

https://www.elperiodico.com/es/opinion/20180609/articulo-opinion-josep-cabayol-siscu-baiges-cambio-climatico-calentamiento-global-6868360

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