Cultivar ganado para la alimentación amenaza toda la vida en la tierra, y el filete de pasto es el peor de todos.George Monbiot Vie 8 jun 2018
Que los seres humanos sobrevivan este siglo y el próximo, y que otras formas de vida puedan vivir junto a nosotros depende, más que nada, de la forma en que comemos. Podemos reducir nuestro consumo de todo lo demás casi a cero y aún así haremos que los sistemas vivos colapsen, a menos que cambiemos nuestras dietas.
Toda la evidencia ahora apunta en una dirección: el cambio crucial es de una dieta basada en animales a una basada en plantas. Un artículo publicado la semana pasada en Science revela que, si bien algunos tipos de producción de carne y lácteos son más perjudiciales que otros, todos son más perjudiciales para los sistemas vivos que el cultivo de proteínas vegetales. El artículo muestra que la cría de animales ocupa el 83% de las tierras agrícolas del mundo, pero ofrece solo el 18% de nuestras calorías. Una dieta basada en plantas reduce el uso de la tierra en un 76% y reduce a la mitad los gases de efecto invernadero y otras contaminaciones causadas por la producción de alimentos. Parte de la razón es la extrema ineficiencia de alimentar al ganado con grano: la mayor parte de su valor nutricional se pierde en la conversión de proteína vegetal a proteína animal. Esto refuerza mi idea de que si quieremos comer menos soja, entonces debemos comer soja: el 93% de la soja que consumimos, que conduce a la destrucción de los bosques, las sabanas y las marismas, está embebida en la carne, lácteos, huevos y pescado, y la mayor parte se pierde en la conversión. Cuando la comemos directamente, se requiere mucha menos cosecha para conseguir la misma cantidad de proteína. Aún más perjudicial es la carne criada a campo abierto: el impacto ambiental de convertir la hierba en carne, señala el documento, “es inmenso bajo cualquier método de producción que se practique hoy en día”. Esto se debe a que se requiere tanta tierra para producir cada bistec o chuleta de carne alimentada con pasto. Aunque se usa aproximadamente el doble de tierra para pastoreo en todo el mundo que para la producción de cultivos, proporciona solo el 1.2% de la proteína que comemos. Si bien gran parte de estos pastizales no se puedes utilizar para cultivar, se podrían utilizar para el retorno a la vida silvestre: permitiendo la recuperación de muchos ecosistemas ricos destruidos por la ganadería, absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera, protegiendo las cuencas hidrográficas y deteniendo la sexta gran extinción. La tierra que debería dedicarse a la preservación de la vida humana y el resto del mundo viviente se está usando en este momento para producir una pequeña cantidad de carne. Cada vez que planteo el problema crucial del rendimiento por hectárea, recibo un aluvión de críticas y abucheos. Pero no me estoy refiriendo a los granjeros, solo señalo que las cifras no cuadran. No podemos alimentar a la creciente población mundial ni proteger alos sistemas vivos mediante la cría de animales. La carne y los lácteos son una extravagancia que ya no podemos permitirnos. No hay forma de salir de esto. Quienes afirman que la ganadería “regenerativa” u “holística” imita a la naturaleza se engañan a sí mismos. Se basa en el cercado, mientras que en la naturaleza los herbívoros salvajes deambulan libremente, a menudo a través de grandes distancias. Excluye o erradica a los depredadores, que son cruciales para el funcionamiento saludable de todos los sistemas vivos. Tiende a eliminar las plántulas de árboles, asegurando que los complejos mosaicos de vegetación boscosa que se encuentran en muchos sistemas naturales, esenciales para mantener una amplia gama de vida silvestre, están ausentes. La industria animal exige agresiones cada vez mayores contra los sistemas vivos. Sea testigo de la matanza de tejones en el Reino Unido, que ahora se extiende por todo el país en respuesta a las solicitudes equivocadas de los productores de leche. La gente pregunta cómo justifico yo el regreso de los lobos, sabiendo que matarían a algunas ovejas. Yo pregunto cómo justifican ellos la erradicación de los lobos y una amplia gama de otros animales salvajes para dar paso a las ovejas. La acción ambiental más importante que podemos tomar es reducir la cantidad de tierra utilizada por la ganadería. A menos que uno pueda cocinar bien, y muchas personas no tienen las habilidades ni el espacio, una dieta basada en vegetales puede ser aburrida o costosa. Necesitamos mejores y más baratas comidas listas para vegetarianos y sustitutos de carne rápidos y fáciles. El gran cambio vendrá con la producción en masa de carne cultivada . Existen tres objeciones principales: La primera es que la idea de carne artificial es desagradable. Si usted se siente de esta manera, lo invito a ver cómo sus embutidos, hamburguesas y nuggets de pollo son criados , sacrificados y procesados actualmente . Después de haber trabajado en una granja de cerdos intensiva, soy más consciente que la mayoría de lo desagradable que es. La segunda objeción es que la carne cultivada socava la producción local de alimentos. Tal vez aquellos que hacen esta afirmación desconocen de dónde proviene el alimento para animales. Que la soja argentina pase a través de un cerdo de una área cercana antes de que llegue a nosotros no lo hace más local que convertirlo directamente en alimento para humanos. La tercera objeción tiene un mayor mérito: la carne cultivada se presta a la concentración corporativa. Una vez más, la industria de la alimentación animal (y, cada vez más, la producción ganadera) ha sido capturada por conglomerados gigantes. Pero deberíamos luchar para asegurar que la carne cultivada no funcionase de la misma manera: en este sector como en todos los demás, necesitamos fuertes leyes antimonopolio. Esta podría ser , además, una posibilidad de romper nuestra completa dependencia del nitrógeno artificial. Tradicionalmente, la cría de animales y plantas se integraba mediante el uso de estiércol. La pérdida de este sistema condujo a una disminución gradual de la fertilidad del suelo. El desarrollo de fertilizantes industriales nos salvó de la inanición, pero a un alto costo ambiental. Hoy en día, el vínculo entre la ganadería y los cultivos se ha roto en gran parte: los cultivos se cultivan con productos químicos industriales, mientras que el estiercol de los animales se acumula, sin usar, en lagunas hediondas , arrasa ríos y crea zonas muertas en el mar. Cuando se aplica a la tierra, amenaza con acelerar la resistencia a los antibióticos. Con el cambio a una dieta basada en vegetales, podríamos aprovechar una sinergia excelente. La mayoría de los cultivos proteínicos (guisantes y frijoles) capturan nitrógeno del aire, fertilizan y aumentan los niveles de los nitratos en el suelo que podrán ser aprovechados por los cultivos posteriores, como los cereales y las semillas oleaginosas. Si bien es poco probable que la transición hacia la proteína vegetal elimine la necesidad del sistema mundial de fertilizantes artificiales, el trabajo pionero de los cultivadores orgánicos veganos, utilizando solo compost a base de plantas e importando la menor cantidad de fertilizantes posible de otros lugares, debería respaldarse con investigaciones que los gobiernos hasta ahora no han financiado. Es comprensible que la industria ganadera va a resistirse todo esto, utilizando las imágenes bucólicas y las fantasías pastorales que nos han cautivado durante tanto tiempo. Pero no puede obligarnos a comer carne. El cambio está en nuestras manos y cada año va a ser más más fácil. George Monbiot es columnista de The Guardian. Traducción Neus Casajuana |
https://www.google.com/url?hl=ca&q=https://www.theguardian.com/commentisfree/2018/jun/08/save-planet-meat-dairy-livestock-food-free-range-steak&source=gmail&ust=1530031092243000&usg=AFQjCNGEVi7ggxLUYy3NGDb0cQozWgHJ_g |