MANIFIESTO delCLUB DE ROMA . OFICINA EN BARCELONA
MANIFIESTO POR UNA NUEVA GOBERNANZA DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Aún no somos plenamente conscientes de que vivimos a las puertas de una emergencia planetaria. Calentamiento climático global, erosión de la biodiversidad, acidificación de los océanos, polución en las grandes ciudades, contaminación de las aguas freáticas, deforestación galopante, glaciares en regresión, deshielo del Ártico … Todos los indicadores son alarmantes. La sexta extinción masiva avanza a una velocidad sin precedentes en la historia geológica de la Tierra. Y nuestro mundo está fracasando en sus compromisos para hacer frente a esta crisis ecológica.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos $Obre el Cambio Climático (IPCC), creado en 1988 por una petiéión del G-7, nos advierte de que nos acercamos a un punto de no retorno y de que, o limitamos el aumento de la temperatura a 1,5 ºC o, con el aumento de 2 a 3 ºC, la situación resultará catastrófica: inundaciones en zonas litorales, olas de calor sofocante, precipitaciones intensas, tormentas violentas y graves cambios en los ecosistemas.
A su vez, el Club de Roma, a la vista del informe del IPCC, ha elaborado u11 plan de emergencia climática, un llamamiento colaborativo a la acción ante lo que puede ser calificado, sin eufemismos, como una amenaza existencial.
Según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la concentración media de dióxido de carbono en la atmósfera no ha dejado de aumentar. Los veintidós últimos años han sido los más calurosos nunca registrados desde el inicio de la era industrial. El agravamiento de los fenómenos meteorológicos extremos ya ha empezado a afectar a una multitud de países y a millones de personas, con consecuencias desastrosas para las economías nacionales.
En 2017 hubo 18 millones de refugiados climáticos. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en 2050 serán 250 millones, lo que empeorará los problemas de la crisis migratoria. Las mujeres, especialmente aquellas que trabajan en la agricultura en muchas zonas deprimidas del mundo, son las primeras víctimas del clima, pero de ellas dependen también las soluciones de mitigación, adaptación y gestión.
Esfuerzos insuficientes
Los esfuerzos realizados desde la Cumbre de París (COP 21) de 2015 han sido insuficientes. La producción de petróleo ha aumentado sin cesar(¡ 100 millones de barriles diarios!), &l igual que la de carbón (65 gigawatts de nuevas capacidades térmicas por 28 gigawatts de instalaciones cerradas en 2017).
Si se mantiene esta dinámica, el calentamiento global reducirá la cantidad y la calidad de las cosechas, dificultando aún más el reto de alimentar a una población mundial que en el año 2050 superará los 10.000 millones de personas.
En la Conferencia del Clima de Katowice (COP 24), que aprobó las reglas para aplicar el acuerdo de París, se insistió, como ya advirtió el informe del Club de Roma The limits to growth (Los límites del crecimiento) en 1972, en que no será posible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y plenamente asumidos por la Comisión Europea, si seguimos optando por el crecimiento convencional, sino que son necesarias una transición energética y una descarbonización de la economía productiva.
Planificar el paso de las energías fósiles (carbón, petróleo, gas y uranio) a las renovables (eólica, solar, geotérmica, biomasa … ) y propiciar una economía circular basada en el reciclaje, el ahorro y la eficiencia energética deben ser objetivos prioritarios de los gobiernos.
Cambio radical de modelo
Los científicos independientes del IPCC han hecho bien su trabajo, pero nos reclaman un cambio radical en la gestión de la energía, la agricultura, los edificios, las viviendas, el transporte, el urbanismo … Creemos que en el año .2050 la población mundial será el 70 % urbana, y es en las grandes metrópolis como Barcelona donde deberá aplicarse con mayor intensidad la transición energética.
Las nuevas tendencias en sistema eléctrico descarbonizado caminan hacia una generación más descentralizada y digital (smart grids). En las grandes ciudades, es necesario fomentar el transporte público y lós vehículos eléctricos, híbridos y solares, y deberán acordarse ecotasas para hacer que disminuyan los graves niveles de contaminación atmosférica que padece la población. El primer paso de una política energética descarbonizada es contener también de forma efectiva la demanda mediante inversiones tecnológicas eficientes.
Los expertos del IPCC y las entidades científicas y académicas más prestigiosas nos indican que la respuesta se encuentra en una nueva gobernanza de la energía y del territorio. La bella utopía sería una Organización Mundial del Medio Ambiente (OMMA), un Tribunal Penal Internacional del Medio Ambiente y un acuerdo de todos los países para gestionar juntos los bienes comunes naturales como el clima, los océanos o los bosques. La creación de Ministerios de Transición Ecológica y Energética es un paso estratégico para alcanzar esta gobernanza.
Por último, la economía tiene que ser compatible con la ecología. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) vaticinan que la eéonomía ecológica y el sector de las energías renovables pueden generar más de 60 millones de nuevos puestos de trabajo antes de 2050.
Ahora bien, esta transición reclama inevitablemente una fiscalidad ambfontal que deb.erá ser concertada con todos los sectores de la sociedad (empresarios, políticos, sindicatos y consumidores). La transición energética deberá ser explicitada o resultará un fracaso que no nos podemos permitir. El shock que han provocado las movilizaciones de los «chalecos amarillos» en Francia contra la subida de los impuestos para los carburantes más contaminantes es un avisó para todos los gobiernos de la Unión Europea.
Además de la obligación de ser equitativa, la transición energética deberá reunir otras condiciones: respetar las necesidades energéticas de los ciudadanos, tener un coste asumible y llevarse a cabo de forma coherente con el objetivo de descarbonización.
Las medidas para mitigar el cambio climático deberán ser valientes y consistentes, con una visión a muy largo plazo, sabiendo que sus efectos no se mediráñ antes de decenios. Por ello, también es necesario el compromiso de los ciudadanos y de la sociedad civil.
Nueva gobernanza
Consideramos que Cataluña está preparada para liderar esta revolución tecnológica y cultural que afectará a las formas de vida, de consumo y de trabajo de la población. Está previsto que el cambio climático se ensañará con la cuenca mediterránea, donde la temperatura ya ha subido 1,4 ºC, 0,4 ºC más que la media mundial.
El Tercer informe sobre el cambio climático, impulsado por la Generalitat, documenta una amplia gama de manifestaciones del cambio climático en nuestros paisajes y en la biodiversidad.
El Gobierno de la Generalitat –coherentemente con los criterios europeos- tiene como objetivo conseguir que en 2030 las energías renovables aporten el 50 % de la electricidad, y el 100 % en el año 2050. Esta meta obliga a instaÍar 400 MW eólicos y 600 MW solares anualmente y durante más de una década, especialmente si se quiere superar la dependencia y el riesgo que supone la energía nuclear.
Por lo tanto, solicitamos que se lleve a cabo el giro copernicano previsto’ por la Generalitat para acelerar la transición energética, de la que dependerán el resto de las políticas económicas, fiscales, sanitarias, sociales y culturales.
Nos manifestamos preocupados por el colapso que padecen las energías renovables en Cataluña. Desde 2013 no se ha inaugurado prácticamente, ningún parque eólico, y la energía solar térmica y fotovoltaica registra un inexplicable retraso con respecto al desarrollo del que goza en otras autonomías. La grave situación política que vive Cataluña no debería ser excusa para no avanzar hacia un objetivo del que dependerá la calidad de vida de las futuras generaciones. El Estatuto de Autonomía vigente nos otorga capacidad legislativa para ello.
Realizamos este llamamiento porque queremos situar a Cataluña entre los países más avanzados en la gobernanza energética y ecológica. Instamos a nuestro Gobierno a hacerlo al más alto nivel político y mediante estructuras transversales de gestión que permitan alcanzar con eficacia los objetivos marcados por el Pacto Nacional para la Transición Energética y por la Ley del Cambio Climático.
Mitigar el cambio climático es el mayor reto de la historia de la humanidad, y Cataluña no puede quedarse al margen. Debe contribuir decididamente a este empeño, con coraje y solidaridad con su sociedad y con los pueblos de Europa y del Mediterráneo.
Barcelona, 23 de abril de 2019