Stanislas Jourdan: “Se ha ido demasiado lejos en la independencia del BCE”

Los bancos centrales se han convertido en el banco de los bancos: trabajan a través y para los bancos, no para la ciudadanía

JÚLIA MANRESA NOGUERAS

Stanislas Jourdan es el director ejecutivo de Positive Money, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para que el Banco Central Europeo apoye una economía más justa, democrática y sostenible. Comenzó como periodista, cubriendo la crisis griega, y con esta experiencia se convirtió en activista del movimiento de la renta básica en Europa.

¿Por qué no es democrático el BCE?

Los bancos centrales no son democráticos por defecto, por diseño. Son tecnocráticos porque están gobernados por la ideología económica que defiende que debemos evitar que la política se involucre en la creación del dinero. Es un principio que se instauró hace años por el miedo a la hiperinflación, para evitar que los políticos ordenen a los bancos centrales crear dinero para sus propios objetivos.

Pero la dirección del BCE está elegida por los políticos

Cierto, pero una vez al cargo, la norma es que se les debe aislar de la política. Necesitamos separación de poderes, pero se ha ido demasiado lejos en la independencia del BCE.

¿Por qué se ha ido demasiado lejos?

Primero, porque la inflación ya no es un peligro; al contrario, el problema es más bien la deflación. Después, porque aislando los bancos centrales de la política los dejamos a merced de la influencia del sector financiero. Se han convertido en el banco de los bancos: trabajan a través y para los bancos, no para la ciudadanía. En 2015, cuando Draghi activó un programa masivo de compra de deuda, Quantitative Easing (QE), una gran cantidad de dinero fue a parar al sector bancario, con el compromiso que tenía que llegar a los ciudadanos. Pero terminó beneficiando más a unos que a otros. El dinero hizo más ricos los que ya lo eran y creció la desigualdad.

¿Como podría cambiar esto?

Primero, en el proceso de nombramiento de cargos. La Eurocámara debería tener derecho a veto. Debería haber más diversidad entre los que toman decisiones: son todos hombres de edad avanzada y blancos. No hablo sólo de género o etnia, hablo de diversidad de pensamiento.

Pero hay riesgos evidentes al dejar que el BCE esté demasiado influido por los intereses políticos de turno

Hay que encontrar el equilibrio entre influencia política e independencia. Es evidente que es necesaria la separación de poderes. Por eso proponemos una revisión del mandato cada diez años. Un horizonte a largo plazo es necesario, pero es preocupante que el presidente del BCE sea intocable aunque no cumpla el mandato. Las decisiones del BCE no deberían estar aisladas de la crítica. Da la sensación de que lo que está escrito en los tratados es intocable, pero hay evidencias de que hay que actualizarlos. La amenaza de la hiperinflación que justifica el mandato actual ya no existe. Hace demasiado que la inflación es estructuralmente baja.

Positive Money también critica la manera de calcular la inflación

Una de las principales vías a través de las cuales funciona la política monetaria son las hipotecas. Entre el 30% y el 40% de los créditos bancarios tienen que ver con compras de vivienda. Si queremos un indicador que demuestre cómo impacta el BCE en la economía hay que tener en cuenta el mercado inmobiliario. Actualmente, en el IPC la vivienda sólo pondera un 6% del índice, lo que puede explicar en parte por qué no anticiparon la crisis …

¿La presidencia de Lagarde es una oportunidad real para el cambio?

Cuando fue nombrada, se reunió con nosotros e impulsó una revisión a fondo de algunos de estos problemas. Hay un cambio bastante drástico en el tono y eso es positivo. Pero hasta ahora no ha hecho gran cosa. No tenemos garantías de cuáles serán las conclusiones de estas revisiones, pero ha puesto mucho capital humano.

¿Un banco central puede ser útil contra el cambio climático?

Con el QE se ha inyectado y se inyectan mucho dinero a la economía sin ninguna consideración climática. El BCE está comprando deuda de las industrias fósiles. Pues bien, deberían excluirse de los programas y centrarse en aquellas que sí trabajan por el cambio. Además, se está prestando dinero a los bancos a interés negativo. Se podrían aplicar estas condiciones más favorables sólo a los bancos que incrementen los créditos a empresas o a particulares que contribuyan a la transición verde, por ejemplo personas que quieren renovar su casa para hacerla más sostenible, o a empresas de este sector. Ahora mismo, se ignora absolutamente qué hacen los bancos con el dinero.

Traducción del artículo publicado en el diario Ara

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