En este artículo se presenta una agenda de investigación para el desarrollo nacional que promueve el bienestar humano al tiempo que reduce profundamente las emisiones
Published online by Cambridge University Press: 13 January 2020
J. Timmons Roberts, Julia K. Steinberger, Thomas Dietz, William F. Lamb, Richard York, Andrew K. Jorgenson, Jennifer E. Givens, Paul Baer and Juliet B. Schor
(Global Sustainability , Volume 3 , 2020 , e3. DOI: https://doi.org/10.1017/sus.2019.25)
Resumen
La crisis climática requiere que las naciones alcancen el bienestar humano con bajos niveles de emisiones de carbono nacionales. Entre países hay grandes variaciones en cuanto a la eficacia con la que convierten los recursos en bienestar, así algunas naciones con bajos niveles de emisiones tienen un bienestar objetivo y subjetivo relativamente alto. Se identifican agendas de investigación y políticas urgentes para cuatro grupos de países con indicadores de bienestar y bajas o altas emisiones. Los países menos estudiados son aquellos con bajo bienestar y altas emisiones. Será fundamental comprender las barreras sociales y políticas para poder cambiar desde modos de producción y consumo con alto contenido de carbono a otros de menor contenido, y las formas de superarlas. En este artículo se presenta una agenda de investigación para el desarrollo nacional que promueve el bienestar humano al tiempo que reduce profundamente las emisiones.
Palabras clave: cambio climático, bajas emisiones de carbono, bienestar, desacoplamiento, vías de desarrollo.
- Introducción
El desafío clave del cambio climático está en que en el pasado la expansión económica se ha visto impulsada por energía fósil relativamente barata y abundante. Sin embargo, algunos países han alcanzado niveles altos de bienestar con niveles relativamente bajos de emisiones de carbono; aprender de estos países puede permitirnos comprender las características clave de las vías de desarrollo factibles y deseables para diferentes grupos de países. Estos países muestran que es posible lograr el bienestar humano (medido tanto por indicadores objetivos, como una alta esperanza de vida y tasas de alfabetización, como por medidas subjetivas como la satisfacción con la vida) con niveles nacionales bastante moderados de emisiones de carbono u otros factores de estrés en el medio ambiente. (Dietz et al., 2009, 2012; Jorgenson, 2014; Knight y Rosa, 2011; Mazur y Rosa, 1974; Steinberger et al., 2012). Las naciones varían drásticamente unas de otras en cuanto a su eficacia en la conversión de recursos en bienestar. Un grupo diverso de naciones, con niveles moderados de consumo de recursos, tienen un bienestar objetivo y subjetivo relativamente alto, ya sea medido por emisiones directas o ajustadas al comercio (Dietz et al., 2009, 2012; Givens, 2017, 2018; Jorgenson, 2014; Jorgenson et al., 2018; Knight & Rosa, 2011; Lamb et al., 2014; Mazur & Rosa, 1974; O’Neill et al., 2018; Steinberger y Roberts, 2010; Steinberger et al., 2012). Aunque existen importantes salvedades al transferir modelos entre naciones y variaciones en la eficiencia de brindar bienestar, incluso dentro de las propias naciones (Geronimus et al., 2001; Otto et al., 2019), estos hallazgos sugieren que para mejorar el bienestar existen rutas que no dependen de la expansión de las emisiones más allá de un umbral modesto y, por lo tanto, podrían ser consistentes con la descarbonización rápida y necesaria para evitar niveles de calentamiento peligrosos (Grubler et al., 2018; IPCC, 2018). La urgencia de este trabajo proviene de estudios recientes que confirman que incluso las emisiones moderadas crean tensiones que ya son suficientes para traspasar los límites planetarios (IPCC, 2018; O’Neill et al., 2018).
En 2015, casi todas las naciones del mundo desarrollaron y presentaron promesas de acciones sobre el cambio climático (‘Contribuciones determinadas a nivel nacional’ – INDC) para la ronda de negociaciones de París de la CMNUCC (CMNUCC, 2015), y éstas se deben actualizar en 2020. Los análisis sugieren que estos compromisos no cumplirán con los límites de 2 ° C y 1,5 ° C establecidos en el acuerdo (Rogelj et al., 2016; UNEP, 2018). Las INDC tampoco se refieren sustancialmente al bienestar humano en su contenido (Atteridge et al., 2019). La tarea en el futuro es convertir estos compromisos en planes nacionales de desarrollo que eliminen rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero y fomenten la resiliencia climática, al tiempo que mantienen o mejoran el bienestar humano de manera equitativa (Lamb y Steinberger, 2017; McCollum et al., 2018; Rao y Min, 2017). Esto nos sugiere cuatro agendas de investigación y políticas lógicas y urgentes sobre el clima y el desarrollo para países con (1) altas emisiones, (2) menor bienestar, (3) altas emisiones y bajo bienestar, (4) y también países con mayor bienestar y menos emisiones. Se han propuesto pocas investigaciónes sobre descarbonización para el grupo más pequeño de naciones, que no han logrado ni prosperidad económica ni alto bienestar. Estas naciones deberían estar en el foco de la investigación y la cooperación pública y privada internacional.
- Emisiones de carbono y bienestar humano.
La energía relativamente barata y abundante que impulsó las expansiones económicas pasadas, creó la creencia común de que era necesario expandir el consumo de energía y las emisiones de carbono para mejorar la vida de las personas (Stiglitz et al., 2010, 2017). Esta creencia se ve reforzada activamente por los millones de dólares gastados en campañas de relaciones públicas financiadas por la industria de los combustibles fósiles (por ejemplo, Brulle, 2019; Sheehan, 2018). En realidad, sin embargo, las relaciones entre el bienestar humano, la actividad económica y la energía y emisiones de carbono son complejas, variadas y dinámicas (Smil, 2008). Al menos desde la década de 1970 ha quedado claro que no existe una relación bien definida entre el consumo de energía y el bienestar (Mazur y Rosa, 1974).
Para abordar la crisis climática es esencial una nueva comprensión de estas relaciones, una comprensión que reconozca que el bienestar humano no va parejo al poder adquisitivo económico (Gough, 2015; Stiglitz et al., 2017). Se han propuesto y examinado muchas medidas e índices de bienestar, basados tanto en medidas objetivas como subjetivas (Lamb y Steinberger, 2017). Lo que tienen en común es que establecen una distinción entre el bienestar, por un lado, y la riqueza medida a través del consumo, y la producción económica por el otro. Aquí utilizamos el indicador, ampliamente disponible, de la esperanza de vida al nacer, para representar el resultado general de múltiples dimensiones de bienestar, incluida la provisión de atención médica, el saneamiento, la igualdad de género, el alivio de la pobreza, la inclusión social y la educación. Si bien un solo indicador nunca puede representar la gama completa del bienestar humano, la esperanza de vida representa la capacidad de una sociedad para brindar múltiples dimensiones de bienestar a su población (ver Steinberger y Roberts, 2010). Las medidas de esperanza de vida también tienden a ser relativamente válidas y fiables para comparaciones entre naciones y a lo largo del tiempo. Otros indicadores, incluidas las medidas bien desarrolladas de bienestar subjetivo (OCDE, 2013), categorizan a los países casi de la misma manera (Fanning y O’Neill, 2019; Knight y Rosa, 2011).
La complejidad de la relación entre el bienestar humano y las emisiones se puede ver a través de la gran diversidad de ubicaciones nacionales en un gráfico de emisiones per cápita y esperanza de vida promedio al nacer (Figura 1). Varios factores interactúan para crear esta variación, que es sustancial. El panorama general en 2016 fue que los países con la mayor esperanza de vida, por encima de los 75 años, tenían emisiones ajustadas al comercio que iban desde menos de una tonelada de dióxido de carbono per cápita hasta 27 toneladas (Albania y EAU, respectivamente). Los países con niveles de emisiones muy modestos, por debajo de 1,5 toneladas de dióxido de carbono per cápita, alcanzaron una esperanza de vida media de entre 53 y 77 años (Swazilandia y Albania). Esto sugiere que no existe una relación simple entre estas dos variables. Un grupo diverso de países se encuentra dentro de lo que hemos denominado el ‘Rincón de Goldemberg’ (Steinberger & Roberts, 2010) de alta esperanza de vida (más de 70 años) con emisiones moderadas de dióxido de carbono (menos de 3,5 toneladas de CO2 per cápita), incluyendo países de América del Sur, África del Norte, Asia y las economías en reforma de Europa del Este, con climas, estructuras económicas, historias y regímenes políticos diversos (Lamb et al., 2014; Steinberger y Roberts, 2010).
Si bien los patrones históricos no excluyen las opciones futuras abiertas por la caída del precio de las energías renovables como la energía eólica, solar, geotérmica, de las olas y las mareas, comprender los enfoques y el desempeño de los países que han logrado altos resultados de bienestar humano, con bajas emisiones de carbono en el pasado, puede ayudar a revelar importantes vías de desarrollo compatibles con un sistema climático estable. Los estudios han evidenciado que la diversidad geográfica de dichos países se corresponde con su diversidad en las economías y las emisiones de carbono (Lamb et al., 2014). Por ejemplo, Costa Rica, Perú y Brasil tienen climas más cálidos, una menor propensión a participar en el comercio internacional y tasas más altas de crecimiento de la población, en comparación con un grupo bastante diferente de países en Goldemberg’s Corner: Albania, Armenia y Georgia (Lamb et al., 2014). Las naciones cálidas e intensivas en comercio internacional, como Tailandia y Vietnam, también están presentes en este espacio deseable de alto bienestar con emisiones moderadas. Aún más impresionante que la situación actual es la dinámica que implica el cambio en la relación entre las emisiones y la esperanza de vida a lo largo del tiempo (Givens, 2017, 2018; Jorgenson, 2014). Lejos de permanecer estáticos, los niveles de emisiones en relación con los resultados de esperanza de vida alta han disminuido de manera constante y rápida. En 1975, una esperanza de vida de 70 años se asoció con, en promedio, con más de 7 toneladas de emisiones de dióxido de carbono per cápita, y solo estaba al alcance de los países más industrializados. Treinta años más tarde, el nivel promedio de emisiones asociado con una esperanza de vida de 70 años, había disminuido en más de un factor de 3, y estaba solo ligeramente por encima de 2 toneladas de dióxido de carbono per cápita (Steinberger et al., 2012); debería ponerse este nivel de esperanza de vida al alcance de los países emergentes y en desarrollo.
Por el contrario, la relación entre ingresos y emisiones no ha sido tan dinámica. En promedio, en 1975, un ingreso nacional anual de 10,000$ se asoció con cerca de 8 toneladas de dióxido de carbono per cápita, y esto se había reducido a la mitad a cuatro toneladas en 2005. Históricamente, las emisiones y los ingresos han estado mucho más estrechamente relacionados cuando consideramos el problema crítico del comercio internacional de productos con altos niveles de “emisiones incorporadas” (Steinberger et al., 2012). Los países han podido lograr ganancias mucho mayores en la eficiencia del carbono del bienestar que en la eficiencia climática de la actividad económica (Jorgenson y Clark, 2012). Este es un punto crucial, y esperamos que si se presta atención al bienestar equitativo, sean posibles más ganancias a un bajo costo para el clima.
Es importante señalar que los resultados descritos aquí son para las emisiones de carbono procedentes del uso de combustibles fósiles; tener en cuenta la totalidad de los gases de efecto invernadero, incluidos el metano y los óxidos nitrosos de los procesos agrícolas, requiere más investigación. Hertwich y Peters (2009) demostraron que los gases de efecto invernadero distintos del CO2, ajustados al comercio más bajo, son aproximadamente 1 tonelada de CO2 por persona, incluso en los países más pobres, y este nivel puede constituir un límite estricto para las reducciones de emisiones mientras se mantiene una producción agrícola suficiente utilizando métodos actuales (Bajželj et al., 2014). Esto sugiere líneas de investigación críticas para el futuro, tanto en las vías de bajas emisiones como en cómo conducir la huella hacia el “Rincón de Goldemberg” para diferentes tipos de economías y emisiones al mismo tiempo que se aumenta la esperanza de vida. También se necesitan análisis similares de los factores ambientales estresantes antropogénicos más allá de las emisiones de gases de efecto invernadero (a cuestiones como la desertificación, la biodiversidad, las toxinas y otras contaminaciones locales).
- Lagunas en la investigación y complejidades del cambio de ruta
La diversidad y dinámica del esfuerzo internacional para lograr el bienestar en varios niveles de emisiones de carbono sugiere, por lo tanto, nuevas líneas de investigación y políticas. La investigación que hemos discutido indica que el aumento del bienestar humano es compatible con una disminución significativa de las emisiones de carbono. El desafío es explorar vías de desarrollo bajas en carbono apropiadas o adaptables a muchas situaciones, que prioricen mejoras equitativas en el bienestar humano al tiempo que ofrecen reducciones radicales de emisiones al nivel necesario (IPCC, 2018; Lamb & Rao, 2015; Meinshausen et al., 2009). Debería ser posible reestructurar nuestros sistemas económicos para que se satisfagan las necesidades humanas y la calidad de vida sin socavar los sistemas vitales de soporte planetario (O’Neill et al., 2018; Pirgmaier & Steinberger, 2019), pero esto requerirá enfrentarse a las industrias altamente rentables y poderosas, especialmente aquellas que dependen de la extracción y procesamiento de combustibles fósiles (Frumhoff et al., 2015; Klein, 2014). En cuestión están las formas en que las sociedades desarrollan y controlan la tecnología para satisfacer las necesidades humanas, cómo gestionan los mercados, otros sistemas de regulación y distribución, y como los actores privados pueden ofrecer estos beneficios a un costo ambiental bajo.
- Cuatro programas de investigación
La tarea en cuestión puede centrarse en el estudio de las vías por las cuales las naciones han mejorado, y cómo podrían en el futuro mejorar el bienestar al tiempo que reducen las emisiones. La Tabla 1 identifica algunas preguntas de investigación clave que creemos son relevantes para cada uno de los cuatro grupos de naciones. La disminución observada en las emisiones necesarias para lograr una alta esperanza de vida se muestra esquemáticamente en la Figura 2, como una “huella” de emisiones que disminuye con el tiempo. Dados los costos vertiginosos de las nuevas energías renovables, los países con muy bajas emisiones de carbono y bajas expectativas de vida, etiquetados con A en la esquina inferior izquierda de la Figura 2, deberían poder elevar los niveles de vida y la esperanza de vida a costos de emisiones carbono bastante bajas. De esta manera, siguiendo la trayectoria esquematizada, se orientaría su camino hacia Goldemberg’s Corner. Estas naciones ahora enfrentan la opción potencial de alterar rápidamente sus sistemas energéticos y evitar la explotación de combustibles fósiles en la construcción de nuevas infraestructuras y sistemas de aprovisionamiento. La INDC de la India del Acuerdo de París, planteó explícitamente esta opción y la necesidad de asistencia e inversión extranjeras para evitar un gran aumento en el consumo de carbón (CMNUCC 2015). Existen tecnologías emergentes y listas para usar y acuerdos sociales que brindan energía y especialmente servicios energéticos que mejoran el bienestar con un bajo impacto climático, pero muchas requieren inversiones iniciales sustanciales.
Tabla 1. Algunas preguntas de investigación iniciales para cuatro grupos de naciones, referidos a bienestar y emisiones de carbono. En cada uno sugerimos tres tipos de preguntas iniciales para orientar las agendas de investigación. Tipo 1: Motores e historias del desarrollo, incluidos los obstáculos estructurales, y cómo superarlos dada la política económica actual. Tipo 2: oportunidades industriales, sociales y estructurales para reducir las emisiones y las iniciativas políticas que las permitirían. Tipo 3: mejorar el bienestar donde sea necesario, incluido el fortalecimiento del apoyo público y político a los sistemas que mantienen el bienestar.
El grupo B representa un grupo más pequeño de naciones que no han logrado ni prosperidad económica ni alto bienestar, a pesar de las emisiones relativamente altas. Estas naciones son las que más pueden ganar al cambiar hacia vías de desarrollo bajas en carbono que priorizan el bienestar humano, pero a menudo tienen más dificultades para hacerlo, ya que sus economías están dominadas por la extracción de recursos naturales y las primeras etapas del procesamiento de los materiales. Debido a que existe una confluencia de beneficio global sustancial (de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) y beneficio local (de mejoras en el bienestar y reducción de la contaminación local), estas naciones deberían ser un foco natural para la cooperación pública y privada internacional. En este grupo de países puede ser más adecuado abordar los intereses de las “élites contaminantes”, con compensaciónes o asistencias en la transición a nuevos sectores (Roberts, 2001).
El Grupo C representa países con alto bienestar y altas emisiones (las naciones “desarrolladas”), que aún pueden mejorar su bienestar general al tiempo que realizan reducciones radicales en las emisiones de gases de efecto invernadero. Se están realizando muchas investigaciones sobre esta transición, para pasar de un enfoque de un alto crecimiento económico, a priorizar el bienestar humano de manera que abra nuevas oportunidades para la reducción de emisiones. Existe una amplia evidencia de que el aumento de la riqueza no está muy relacionado con el bienestar: más allá de un umbral bastante bajo, el crecimiento económico produce rendimientos drásticamente decrecientes en bienestar (Fanning y O’Neill, 2019; Stone y Krueger, 2018).
El Grupo D está formado por los diversos países del rincón o esquina de Goldemberg, que han logrado un alto bienestar con niveles relativamente moderados de emisiones y uso de energía. Estos países no están exentos de la necesidad de descarbonizar sus economías y, por lo tanto, sus emisiones pueden disminuir moderadamente. Sin embargo, su logro actual puede ayudar a guiar e inspirar a los países de los otros tres grupos a establecer sus caminos. En general, la investigación debe estar dirigida a examinar vías exitosas de desarrollo con bajas emisiones de carbono / alto bienestar, evaluando los requisitos, condiciones y beneficios de seguir esas vías y sugiriendo las tecnologías, políticas y cambios institucionales que pueden ayudar a los países a lograr los objetivos de mejorar el bienestar humano (Rao & Baer, 2012). Los casos comparativos pueden ser tratados mediante “análisis de arquetipos” para cada grupo de naciones (Oberlack et al., 2019). La investigación debe incluir los difíciles cambios políticos, judiciales, culturales e institucionales necesarios para respaldar estas transiciones (por ejemplo, Newell 2018; Newell & Mulvaney 2013; Scoones et al., 2015). Una vez más, gran parte de este trabajo será específico de cada país, conformado por las estructuras políticas, económicas y sociales nacionales.
- Pasos futuros.
La investigación que aquí se propone requiere nuevos tipos de modelado: combinar la descarbonización de la energía y otros procesos de producción con el acceso y las metas de energía sostenible (Pachauri, 2014). Dentro de las naciones ricas, también se puede justificar consideraciones especiales para las regiones y grupos afectados negativamente por las políticas de reducción de emisiones, por ejemplo, como se propone en la resolución del Green New Deal de EE. UU. (Ocasio-Cortez, 2019). Será fundamental comprender las barreras sociales y políticas para cambiar de modos de producción y consumo con alto contenido de carbono, a otros con menos carbono, así como las fórmulas para superarlos. La tecnología actual hace que sea factible lograr bajas emisiones de carbono y un alto bienestar humano para todas las naciones (Grubler et al., 2018). Pero las barreras son sustanciales e incluyen una negociación activa contra una parte de los intereses creados (InfluenceMap 2019; Moe 2015), el bloqueo tecnológico y social (Ivanova et al., 2018) y, a pesar de la creciente conciencia, un frágil discurso público sobre los respuestas al cambio climático (Drews y van den Bergh, 2016; Fairbrother, 2017). Tales barreras se diferencian por país y región del mundo, e incluso dentro de las naciones. La investigación ha trazado redes organizadas de negación climática en los EE. UU. (Farrell et al., 2019). La difusión internacional de este contramovimiento sigue estando poco explorada; al igual que los vínculos entre las capacidades institucionales, la corrupción y el fracaso de las políticas climáticas en los países en desarrollo y de ingresos medios (Lockwood, 2015). Desafortunadamente, estas áreas son actualmente el eslabón más débil en la cadena de investigación y políticas existente (Pirgmaier & Steinberger, 2019).
Las Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés) presentadas en la ronda de negociaciones de París de 2015, deben estar conectadas a la planificación del desarrollo nacional, comenzando los difíciles pasos para cambiar de vías con alto contenido de carbono a otras con bajas emisiones de carbono. Eventualmente, la evidencia científica de los límites planetarios y las vías de emisión, deben ser la base para establecer unos límites adecuados de emisiones nacionales y globales. Las ‘transiciones justas’ para los trabajadores, las comunidades y las naciones de la industria con alto contenido de carbono, los incentivos para el cambio de sector y tecnología, la compensación por algunos activos varados y las estrategias de desmaterialización serán elementos importantes del cambio de ruta (Wilson et al., 2012). Para reducir las emisiones también es un enfoque adecuado aprovechar el crecimiento de la productividad para reducir las horas de trabajo en lugar de simplemente expandir la producción (Fitzgerald et al., 2018; Knight et al., 2013). Las políticas para llevar a los países de ingresos medios-ricos en recursos a reducir las emisiones con un mayor bienestar humano, no se han explorado todavía.
Hay mucho por hacer tanto en la investigación como en la experimentación de políticas (Tabla 1), y dadas las fuertes reducciones en las emisiones globales necesarias para mantenerse por debajo de 1,5 o incluso 2 ° C de calentamiento, el tiempo se agota (IPCC, 2018). El cambio de un enfoque singular en el aumento del producto interno bruto per cápita hacia el avance del bienestar humano, con un bajo estrés en el medio ambiente, centraría la atención en formas de desarrollo que brindan beneficios humanos. Revisar este marco puede abrir caminos hacia un futuro más sostenible, más saludable y más equitativo (Jorgenson et al., 2017, 2018).
Agradecimientos
Este análisis se inició durante las discusiones en la 20ª Reunión de la Sociedad de Ecología Humana, Bar Harbor, Maine, EE. UU. William Clark y varios revisores anónimos han proporcionado comentarios útiles sobre una versión anterior.
Contribuciones de autor
Todos los autores participaron en un taller en el Encuentro de la Sociedad de Ecología Humana donde se concibió el artículo. JS propuso el marco conceptual, JR dirigió la redacción y las revisiones, y todos contribuyeron a la redacción y edición. WL y JS llevaron a cabo la recopilación de datos, WL produjo las cifras.
Soporte financiero
Esta investigación no recibió ninguna subvención específica de ninguna agencia de financiación, ni del sector comercial o sin fines de lucro.
Traducción: Francesc Sardà
Referencias
Atteridge, A., Verkuijl, C., & Dzebo, A. (2019). Nationally determined contributions (NDCs) as instruments for promoting national development agendas? An analysis of small island developing states (SIDS). Climate Policy. Retrieved from https://dx.doi.or/0.108/4693062.2019.1605331.
Bajželj, B., Richards, K. S., Allwood, J. M., Smith, P., Dennis, J. S., Curmi, E., & Gilligan, C. A. (2014). Importance of food-demand management for climate mitigation. Nature Climate Change, 4(10), 924.
Brulle, R. J. (2019). Networks of opposition: a structural analysis of US climate change countermovement coalitions 1989–2015. Sociological Inquiry. Retrieved from https://doi.or/0.111/oin.12333.
Dietz, T., Rosa, E. A., & York, R. (2009). Environmentally efficient well-being: rethinking sustainability as the relationship between human well-being and environmental impacts. Human Ecology Review, 16, 114–123.
Dietz, T., Rosa, E. A., & York, R. (2012). Environmentally efficient well-being: is there a Kuznets curve? Applied Geography, 32(1), 21–28.
Drews, S. & van den Bergh, J. C. J. M. (2016). What explains public support for climate policies? A review of empirical and experimental studies. Climate Policy, 16, 855–876.
Fairbrother, M. (2017). Environmental attitudes and the politics of distrust. Sociology Compass, 11(5), 1–10.
Fanning, A. L. & O’Neill, D. W. (2019). The Wellbeing–Consumption paradox: happiness, health, income, and carbon emissions in growing versus non-growing economies. Journal of Cleaner Production, 212, 810–821.
Farrell, J., McConnell, K., & Brulle, R. (2019). Evidence-based strategies to combat scientific misinformation. Nature Climate Change, 9, 191–195.
Fitzgerald, J. B., Schor, J. B., & Jorgenson, A. K. (2018). Working hours and carbon dioxide emissions in the United States, 2007–2013. Social Forces, 96(4), 1851–1874.
Frumhoff, P. C., Heede, R., & Oreskes, N. (2015). The climate responsibilities of industrial carbon producers. Climatic Change, 132(2), 157–171.
Geronimus, A. T., Bound, J., Waidmann, T. A., Colen, C. G., & Steffick, D. (2001). Inequality in life expectancy, functional status, and active life expectancy across selected black and white populations in the United States. Demography, 38(2), 227–251.
Givens, J. E. (2017). World society, world polity, and the carbon intensity of well-being, 1990–2011. Sociology of Development,3(4), 403-435.
Givens, J. E. (2018). Ecologically unequal exchange and the carbon intensity of well-being, 1990–2011. Environmental Sociology, 4(3), 311–324.
Goldemberg, J., Johansson, T. B., Reddy, A. K., & Williams, R. H. (1985). Basic needs and much more with one kilowatt per capita. Ambio, 14, 190–200.
Gough, I. (2015). Climate change and sustainable welfare: the centrality of human needs. Cambridge Journal of Economics, 39(5), 1191–1214.
Grubler, A., Wilson, C., Bento, N., Boza-Kiss, B., Krey, V., McCollum, D. L., Rao, N. D., Riahi, K., Rogelj, J., De Stercke, S., & Cullen, J. (2018). A low energy demand scenario for meeting the 1.5 C target and sustainable development goals without negative emission technologies. Nature Energy, 3(6), 515.
Hertwich, E. G. & Peters, G. P. (2009). Carbon footprint of nations: a global, trade-linked analysis. Environmental Science & Technology, 43(16), 6414–6420.
InfluenceMap (2019). Big Oil’s Real Agenda on Climate Change. London. Retrieved from https://influencemap.org/report/How-Big-Oil-Continues-to-Oppose-the-Paris-Agreement-38212275958aa21196dae3b76220bddc
IPCC (2018). Global Warming of 1.5°C. An IPCC Special Report on the Impacts of Global Warming of 1.5°C Above Pre-industrial Levels and Related Global Greenhouse Gas Emission Pathways, in the Context of Strengthening the Global Response to the Threat of Climate Change, Sustainable Development, and Efforts to Eradicate Poverty [Masson-Delmotte, V., Zhai, P., Pörtner, H.-O., Roberts, D., Skea, J., Shukla, P.R., Pirani, A., Moufouma-Okia, W., Péan, C., Pidcock, R., Connors, S., Matthews, J.B.R., Chen, Y., Zhou, X., Gomis, M.I., Lonnoy, E., Maycock, T., Tignor, M., & Waterfi, T. (eds)]. Retrieved from https://www.ipcc.c/r15/.Google Scholar
Ivanova, D., Vita, G., Wood, R., Lausselet, C., Dumitru, A., Krause, K., Macsinga, I., & Hertwich, E.G. (2018). Carbon mitigation in domains of high consumer lock-in. Global Environmental Change, 52, 117–130.CrossRefGoogle Scholar
Jorgenson, A. K. (2014). Economic development and the carbon intensity of human well-being. Nature Climate Change, 4(3), 186–189.CrossRefGoogle Scholar
Jorgenson, A. K. & Clark, B. (2012). Are the economy and the environment decoupling? A comparative international study, 1960–2005. American Journal of Sociology, 118(1), 1–44.CrossRefGoogle Scholar
Jorgenson, A., Schor, J., & Huang, X. (2017). Income inequality and carbon emissions in the United States: a state-level analysis, 1997–2012. Ecological Economics, 134, 40–48.CrossRefGoogle Scholar
Jorgenson, A. K., Dietz, T., & Kelly, O. (2018). Inequality, poverty, and the carbon intensity of human well-being in the United States: a sex-specific analysis. Sustainability Science, 13(4), 1167–1174.CrossRefGoogle Scholar
Klein, N. (2014). This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate. Simon and Schuster.Google ScholarKnight, K. W. & Rosa, E. A. (2011). The environmental efficiency of well-being: a cross-national analysis. Social Science Research, 40(3), 931–949.CrossRefGoogle Scholar
Knight, K. W., Rosa, E. A., & Schor, J. B. (2013). Could working less reduce pressures on the environment? A cross-national panel analysis of OECD countries, 1970–2007. Global Environmental Change, 23(4), 691–700.CrossRefGoogle Scholar
Lamb, W. F. & Rao, N. D. (2015). Human development in a climate-constrained world: what the past says about the future. Global Environmental Change, 33, 14–22.CrossRefGoogle Scholar
Lamb, W. F. & Steinberger, J. K. (2017). Human well-being and climate change mitigation. Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change, 8(6), e485.Google Scholar
Lamb, W. F., Steinberger, J. K., Bows-Larkin, A., Peters, G. P., Roberts, J. T., & Wood, F. R. (2014). Transitions in pathways of human development and carbon emissions. Environmental Research Letters, 9(1), 014011.CrossRefGoogle Scholar
Lockwood, M. (2015). Fossil fuel subsidy reform, rent management and political fragmentation in developing countries. New Political Economy, 20(4), 475–494.CrossRefGoogle Scholar
Mazur, A. & Rosa, E. (1974). Energy and life-style: massive energy consumption may not be necessary to maintain current living standards in America. Science, 186(4164), 607–610.CrossRefGoogle Scholar
McCollum, D. L., Zhou, W., Bertram, C., De Boer, H-S., Bosetti, V., Busch, S., … & Riahi, K. (2018). Energy investment needs for fulfilling the Paris Agreement and achieving the Sustainable Development Goals. Nature Energy, 3(7), 589.CrossRefGoogle Scholar
Meinshausen, M., Meinshausen, N., Hare, W., Raper, S. C., Frieler, K., Knutti, R., … & Allen, M. R. (2009). Greenhouse-gas emission targets for limiting global warming to 2 C. Nature, 458(7242), 1158.CrossRefGoogle Scholar
Moe, E. (2015). Renewable Energy Transformation or Fossil Fuel Backlash – Vested Interests in the Political Economy. Palgrave Macmillan.CrossRefGoogle Scholar
Newell, P. (2018). Trasformismo or transformation? The global political economy of energy transitions. Review of International Political Economy, 26(1), 25–48.CrossRefGoogle Scholar
Newell, P. & Mulvaney, D. (2013). The political economy of the ‘just transition’. The Geographical Journal, 179(2), 132–140.CrossRefGoogle Scholar
Oberlack, C., Sietz, D., Bürgi, E., Brémond, A. C., Dell’Angelo, J., Eisenack, K., … & Kimmich, C. (2019). Archetype analysis in sustainability research: meanings, motivations, and evidence-based policy making. Ecology and Society, 24(2). Retrieved from https://doi.or/0.575/S-10747-240226.CrossRefGoogle Scholar
Ocasio-Cortez, Rep. A. (2019). H.Res.109 – Recognizing the duty of the Federal Government to create a Green New Deal. U.S. Congress. Introduced 7 Feb 2019.Google ScholarOECD, (2013). OECD Guidelines on Measuring Subjective Well-being. Retrieved from https://www.oecd.or/tatistic/ecd-guidelines-on-measuring-subjective-well-being-9789264191655-en.htm.CrossRefGoogle Scholar
O’Neill, D. W., Fanning, A. L., Lamb, W. F., & Steinberger, J. K. (2018). A good life for all within planetary boundaries. Nature Sustainability, 1(2), 88.CrossRefGoogle Scholar
Otto, I.M., Kim, K.M., Dubrovsky, N., & Lucht, W. (2019). Shift the focus from the super-poor to the super-rich. Nature Climate Change, 9(2), 82.CrossRefGoogle Scholar
Pachauri, S. (2014). Household electricity access a trivial contributor to CO2 emissions growth in India. Nature Climate Change, 4(12), 1073.CrossRefGoogle Scholar
Pirgmaier, E. & Steinberger, J. K. (2019). Roots, riots, and radical change – a road less travelled for ecological economics. Sustainability, 11(7), 2001.CrossRefGoogle Scholar
Rao, N. D. & Baer, P. (2012). “Decent living” emissions: a conceptual framework. Sustainability, 4(4), 656–681.CrossRefGoogle Scholar
Rao, N. D. & Min, J. (2017). Decent living standards: material prerequisites for human wellbeing. Social Indicators Research, 1–20. Retrieved from https://doi.or/0.100/11205-017-1650-0.Google ScholarPubMed
Roberts, J. T. (2001). Global inequality and climate change. Society & Natural Resources, 14(6), 501–509.CrossRefGoogle Scholar
Rogelj, J., Den Elzen, M., Höhne, N., Fransen, T., Fekete, H., Winkler, H., Schaeffer, R., Sha, F., Riahi, K., & Meinshausen, M. (2016). Paris Agreement climate proposals need a boost to keep warming well below 2°C. Nature, 534(7609), 631–639.CrossRefGoogle Scholar
Scoones, I., Leach, M., & Newell, P. (eds) (2015). The Politics of Green Transformations. Routledge.CrossRefGoogle Scholar
Sheehan, K. (2018). This ain’t your daddy’s greenwashing: an assessment of the American Petroleum Institute’s Power Past Impossible campaign. In Rimmer, M. (ed.), Intellectual Property and Clean Energy. Retrieved from https://doi.or/0.1000/78-981-13-2155-9_11.Google Scholar
Smil, V. (2008). Energy in Nature and Society: General Energetics of Complex Systems. MIT Press.Google Scholar
Steinberger, J. K. & Roberts, J. T. (2010). From constraint to sufficiency: the decoupling of energy and carbon from human needs, 1975–2005. Ecological Economics, 70(2), 425–433.CrossRefGoogle Scholar
Steinberger, J. K., Roberts, J. T., Peters, G. P., & Baiocchi, G. (2012). Pathways of human development and carbon emissions embodied in trade. Nature Climate Change, 2(2), 81.CrossRefGoogle Scholar
Stiglitz, J. E., Sen, A., & Fitoussi, J. P. (2010). Mismeasuring our Lives: Why GDP Doesn’t Add Up. The New Press.Google Scholar
Stiglitz, J. E., Sen, A., & Fitoussi, J. P. (2017). Report by the Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress. Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress.Google Scholar
Stone, A. A. & Krueger, A. B. (2018). Understanding subjective well-being. In Stiglitz, J. E., Fitoussi, J.-P., & Durand, M. (eds), For Good Measure: Advancing Research on Well-being Metrics Beyond GDP (pp. 163–201). OECD Publishing.CrossRefGoogle Scholar
UNEP (2018). Emissions Gap Report 2018. UNEP. Retrieved from https://www.unenvironment.or/esource/missions-gap-report-2018.Google Scholar
UNFCCC (2015). Intended Nationally-Determined Contributions (INDCs) as Communicated by Parties. UNFCCC. https://www4.unfccc.in/ite/ubmission/ND/ubmission%20Page/ubmissions.aspx; Updates at: http://unfccc.in/ocu/ndc_porta/tem/766.php.Google Scholar
Wilson, C., Grubler, A., Gallagher, K. S., & Nemet, G. F. (2012). Marginalization of end-use technologies in energy innovation for climate protection. Nature Climate Change, 2(11), 780.CrossRefGoogle Scholar
Traducción por Francesc Sardà del artículo Four agendas for research and policy on emissions mitigation and well-being