Renta básica y ruralidad
Intervención en el debate sobre renta básica – III Jornada Revo (10/10/2020)
Gabriel Jover Avellà , Universitat de Girona
La RBU (renta básica universal) se está convirtiendo en el centro de un debate en un contexto de crisis de la civilización industrial. Las características de esta renta son su universalidad y no condicionalidad. Por lo tanto, todos los habitantes de un país o una región, del planeta, dispondrían de una renta básica que les garantizaría un ingreso mínimo para vivir dignamente, en un plan más amplio de prestaciones universales básicas: sanidad, educación y pensiones gratuitas, públicas y universales. La propuesta parece tan imposible hoy como lo parecía el sistema universal de salud pública en el Reino Unido el 1945 (2).
La presente crisis, provocada por la anemia del capitalismo industrial y su adicción financera (3), vive bajo la amenaza de un doble rebote social y ambiental. Por un lado, como recordó Robert Solow el trabajo no es un factor de producción como cualquier otro, como a veces se ha considerado (todavía hoy) en las facultades de economía. De hecho el trabajo tiene capacidad de pensar, resistirse y hacer tonterías que no encajan con los modelos económicos, por lo tanto son de esperar resistencias y manifestaciones a los cambios en un sentido u otro (4). Lo mismo ocurre con la naturaleza, tiene una vida propia, una dinámica propia que coevoluciona con la humana, y cuando la presión le resulta insoportable también se rebota, de manera inesperada para los humanos. Rebelde también la naturaleza. Por ello, para hacer frente a la doble dimensión de la crisis, la RBU parece un instrumento útil para transitar hacia la transformación que exigen los retos del presente, especialmente para los nuevos desposeídos de la tierra. En este contexto, algunos activistas y académicos se han manifestado a favor de una RBU específica para proteger a la población rural y los servicios ecosistémicos (5). El propósito de esta intervención es presentar algunas evidencias y problemas que puede plantear la aplicación de la RBU en el ámbito rural (RBUr) y en el de la sustentabilidad (RBUs).
Una miríada de experimentos y programas con RBUr o RBGr
El 21 de noviembre de 2017 el Diario Heraldo de Aragón anunciaba que la Diputación General de Aragón aprobaría una renta básica para fijar la población en el medio rural. El primer paso sería una prueba a partir de una muestra de 2.500 personas que habitan en pequeñas poblaciones (6). En una entrevista publicada en el Períodico el antropólogo Gustavo Duch (01/24/2017) se manifestaba a favor de una renta básica para mantener la población rural y preservar los servicios que proporciona al conjunto de la sociedad, desde los alimentos hasta los servicios ambientales (7). Dos años después un alcalde y candidato al senado del PSOE también se manifestaba a favor de una RBU para garantizar la población rural y cuidar de los campos y paisajes rurales (8). El 23 de noviembre de 2019 el País daba cuenta de los experimentos de RBU en todo el mundo, mayoritariamente en zonas rurales (9), poco después lo hacía el Confidencial (10), y un año después se añadía La Vanguardia aportaba información el 07/13/2020. Se han hecho propuestas para Extremadura (11), las poblaciones indígenas y rurales de Colombia (12). La mayor parte de estas experiencias están monitorizadas por los respectivos gobiernos y organizaciones no-gubernamentales (13)
La mayor parte de estas experiencias tienen todavía un breve recorrido y un alcance limitado, lo que hace difícil hoy sacar conclusiones claras como veremos más adelante. Pero, en su mayor parte estas incitativas comportan unas nuevas relaciones económicas, más cooperativas y solidarias, un cambio de las relaciones con la biosfera, y especialmente una apuesta por la seguridad alimentaria y la agricultura ecológica (14). Las prácticas y vivencias de estos programas pueden ligarse con lo que podríamos llamar el segundo gran debate sobre la «Cuestión agraria». El primero se inició a finales del siglo XIX, bajo la doble presión de la Gran Depresión finisecular y la Primera industrialización de la agricultura (15). Entonces los movimientos campesinos de diferentes sensibilidades se manifestaron en defensa de la economía campesina familiar y la organización cooperativa bajo diferentes banderas. El objetivo era la supervivencia del mundo rural bajo una dura depresión de los precios agrícolas. En el fondo ese debate era fruto de un intenso conflicto que implicaba la imposición de unas nuevas relaciones campo ciudad que exigían: la adopción de un paquete tecnológico (los inicios de la Revolución Verde) y la supeditación a unas nuevas relaciones de subordinación de la agricultura al capital (16). La quiebra de la gran explotación (la empresa agrícola capitalista que contrataba masivamente mano de obra asalariada) durante la crisis finisecular en la mayoría de países se exigía la disciplina en las explotaciones familiares para que siguieran las reglas del capital (17).
Nuevamente hoy la «cuestión agraria» está en el centro de la vida y la economía. Hoy la soberanía alimentaria y la crisis ecológica provocan la movilización del nuevo campesinado del norte y sur del planeta, este movimiento relaciona los dos lados del proceso, los consumidores, que demandan productos de calidad (agroecológico) y suficiencia (nueva pobreza alimentaria). El nacimiento de políticas públicas e iniciativas urbanas en este ámbito son un estímulo para los que están al otro lado del proceso (18). Los nuevos campesinados son la garantía contra la despoblación rural, la nueva amenaza de la carestía, la difusión de las prácticas sustentables en el manejo de los suelos, y el mantenimiento de los servicios ambientales que proporciona la naturaleza. A cambio, estas reclaman su autonomía cultural y política, especialmente las comunidades indígenas y rurales en todo el mundo que son mayoritarias en este movimiento en el sur, unos ingresos justos por los frutos de la tierra y su trabajo. La nueva «cuestión agraria» exige un nuevo gran pacto entre campo y ciudad, donde los huertos urbanos podrían ser, como reclamaba hace muchos años Kropotkin, el primer paso en este nuevo camino (19).
Hace unas pocas semanas en un artículo en El Diario la profesora Lucía Argüelles del Departamento de Economía de la UOC sintetizaba las ventajas de la RBUr (20). En su artículo argumentaba que se debería implementar una renta básica a los pequeños y medianos agricultores para garantizar unos ingresos mínimos, una almohada, que les permitiera hacer frente a las recurrentes adversidades que asolan los campos, desde las tormentas y granizadas, los bajos precios y los impactos climáticos que los hace cada vez más vulnerables. Y, por otra parte, remunerar aquellos servicios ambientales que el manejo de los cultivos y sistemas agroforestales procura gratuitamente a las sociedades; facilitaría el relevo generacional. Añadía que esta renta les permitiría negociar unas mejores condiciones económicas (precios, seguros) con las grandes empresas comercializadoras y transformadoras del sector agrario. Pero, además, y no deja de tener su importancia, esta autora añadía que daría opciones a los agricultores a vivir y encontrar alternativas que no pasen únicamente por el turismo rural. Y, la autora, mencionaba las posibilidades que ofrecen las políticas de la PAC de la UE, en estos momentos, para insertar este debate, especialmente en cuanto al pilar I de la PAC, las ayudas directas a los agricultores, para introducir condicionalidad, que favorezcan la fijación de la población rural, el relevo en las explotaciones, y unos ‘targets’ que prioricen la sustentabilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la mitigación del cambio climático.
La academia y una RBU rural o sustentable
En un reporte de 2019 en la revista Income Basic Studies dos autores canadienses, Timothy MacNeill y Amber Vibert, constataban que entre los artículos publicados entre 2010 y 2019 sólo un 1% asociaban las palabras RBU o RBG con ecología o medio ambiente o sustentabilitat (21). Y, la mayor parte, se habían publicado en un número especial de la misma revista en 2010. La revisión de los estudios publicados en formato libro tampoco era muy alentadora: La situación era similar en lo que respecta a los libros, donde destacaban una colección de artículos de economía ecológica compilada por Alisa y Kallis, y un volumen que recopila textos ecosocialistas. Los autores concluyen que es probable, fruto de encuentros y seminarios recientes, que en un futuro cercano se publiquen varios estudios al respecto.
¿Cuáles son las razones de esta escasa publicación de artículos o libros sobre esta materia? Los mismos autores hacían referencia por un lado, a que los académicos en los decenios iniciales del siglo habían destinado sus esfuerzos a dilucidar las relaciones entre crecimiento económico, desigualdad y degradación ambiental, y en segundo lugar, a la falta de base empírica, de experiencias piloto sobre el tema, tanto en cuanto a su alcance como la duración, así como la disposición de indicadores susceptibles de ser tratados cuantitativamente. Además, podríamos añadir, que la propia definición de la RBU, universal y no condicional, podía hacer innecesarios los tratamiento sectoriales. Por ello, la mayor parte de los resultados obtenidos en estos estudios pueden parecer contradictorios, aunque pueden tener interés para pensar en los efectos que puede tener la RBU aplicada en contextos sociales distintos de las economías urbanas (22).
El análisis distinguía entre los efectos negativos y los positivos. Entre los primeros, destacaban aquellos estudios que testaban las relaciones entre renta y consumo. La hipótesis subyacente es que un incremento de la renta se traduciría en primera instancia en un incremento del consumo básico (ley de Engel). Para una parte de estos estudios, el efecto inmediato sería desfavorable para el medio natural. El aumento de la renta provocaría un incremento de los bienes de consumo que tienen un elevado impacto sobre la emisión de gases efecto invernadero, tales como el incremento del consumo de proteínas de origen animal (comida industriales) (23). Los resultados han preocupado a organizaciones no-gubernamentales que consideran que la reducción de la pobreza mediante el crecimiento económico (una inyección de renta en manos de los ciudadanos) podría empujar el planeta más allá de su biocapacidad. Por lo tanto la erradicación de la pobreza no se puede hacer únicamente vía crecimiento económico (24). Un segundo impacto negativo, tiene un alcance social y está relacionado con el anterior. Los estudios sobre algunas comunidades indígenas canadienses han mostrado que el incremento de la renta individual ha minado el funcionamiento de instituciones colectivas creadas para ayudar al consumo ecológico, y la agricultura o la silvicultura sustentables. La renta disponible creaba actitudes individuales que favorecían el consumo conspicuo más que las iniciativas cooperativas que buscaban estrategias para resolver problemas de carácter social o colectivo.
Del mismo modo hay estudios que apuntan en dirección contraria, aquellos que han mostrado los efectos positivos que ha tenido una RBU sobre las comunidades rurales y las indígenas. Especialmente destacados son los resultados obtenidos por los estudios sobre la asignación del tiempo de trabajo/ocio. En estas experiencias los perceptores de la RBU han cambiado la asignación del tiempo disponible. Reduciendo el tiempo de trabajo destinado a obtener un ingreso precario e insuficiente, para implicarse en proyectos de trabajo voluntario, la agricultura familiar a tiempo parcial, el consumo sustentable, y también es perceptible una mayor implicación masculina en el trabajo doméstico y de cuidado. Así, la RBU permitiría unas mejores condiciones de vida y un cambio en la distribución de la carga de trabajo doméstico y de cuidado por géneros. También un amplio número de estudios muestran que el aumento del ingreso mediante RBU se correlaciona negativamente con las visitas a los hospitales, especialmente en cuanto a la salud mental; otros también muestran que el ingreso adicional que representa la RBU permite a muchas familias cambiar los hábitos alimenticios, precisamente porque la RBU ayuda a superar los costes que tiene adquirir alimentos sustentables. Pero también, constatan que siguen existiendo barreras de acceso al consumo de alimentos sustentables, derivadas de los costes de transporte y distribución y la información. Aquí precisamente, entre el último paquete de estudios, el más pobremente documentado: la producción de alimentos. Una RBU o RBG dirigida directamente a los agricultores / agricultores se demanda por algunas organizaciones campesinas de Canadá o de Francia. Las razones tienen que ver con la seguridad alimentaria, el relevo generacional y la independencia económica de las explotaciones campesinas, así como el tránsito hacia una agricultura ecològica (25).
Por lo tanto, académicamente, se podría aducir hasta hoy, que los resultados de estos estudios no son plenamente partidarios de una RBUr/s. Pero también, hay que tener presente que la muestra es limitada, están sesgados socioeconómicamente (poblaciones indígenas, segmentos de las grupos sociales rurales con rentas más bajas), no tienen ni un recorrido suficientemente largo, ni tampoco una escala suficiente para poder sacar conclusiones robustas. Sin embargo, aportan evidencias, preguntas y experiencias que sugieren que incluso en el peor de los escenarios, el incremento de la renta que aumenta el consumo conspicuo, se deben tomar en consideración y que probablemente un acompañamiento (incentivos fiscales, pagos con moneda local condicionada ecológicamente, etc.) podría contribuir decisivamente a mejorar la vida de muchas personas, en primer lugar de las comunidades más desfavorecidas que viven en las fronteras urbano / rural (pobres suburbanos) y rural / silvestre (comunidades indígenas), pero también del conjunto de los habitantes del planeta.
Condicionalidad de la RBUR/S o acompañamiento de incentivos socioecológicos?
En el ámbito rural y ambiental el camino hacia un mundo más sustentable ecológicamente existe cierta preocupación sobre la no condicionalidad, uno de los pilares de la RBU, cualquier condicionalidad hace perder su valor universal y de ciudadanía. La propuesta RBU incondicional es necesaria y universal (también para el ámbito rural), pero quizás no sea suficiente para el mundo rural, debido a las funciones sistémicas que tienen las actividades silvoagropecuàries. La no condicionalidad y universalidad quizás expresada con lemas como «Vive donde quieras» (26); podría, quizás, también llevar a otros no tan deseables como: «Cultiva lo que quieras«. Con ello, podría suceder que muchos de los agricultores cultivaran los cultivos de mayor valor añadido, dirigido a un mercado estrecho, o lo hicieran con prácticas poco sustentables. Ambos comportamientos podrían traer problemas de abastecimiento en cantidad y calidad a los centros urbanos dependientes del suministro de alimentos o materias primas. Y, en el segundo caso, a agravar los problemas ambientales del planeta. Por eso la RBU rural, si tiene como objetivo una transformación agroecológica, no debería expresarse, únicamente, en los mismos términos económicos/crematísticos que la RBU pensada para la mayoría de la población (27). Porque de las actividades agropecuarias dependen la seguridad alimentaria de la humanidad y los servicios ecosistémicos. Así pues, es insuficiente dar una respuesta únicamente ‘económica’ a las explotaciones campesinas y al conjunto del mundo rural. En este sentido se han expresado académicos y activistas como James Mulave (28). La reivindicación de estos académicos está en sintonía con otras reivindicaciones surgidas desde abajo.
Campos de acción
La RBU es un instrumento imprescindible para afrontar cualquier transición socioecológica, imprescindible para mantener la vida tal como la hemos conocido hasta ahora en el planeta tierra. Posiblemente, esta preocupación-razón-fuerza está calando en un amplio espectro de grupos sociales e instituciones que ven el futuro con incertidumbre. Muchas personas e instituciones entienden que, en el futuro, deben llevarse a cabo cambios de una magnitud y un significado sin precedentes: un cambio que significa volver atrás para ir adelante. Pero, también es cierto, que la mayoría de las personas del planeta ven con temor estos cambios, porque posiblemente signifiquen la pérdida de puestos de trabajo en los sectores que les procuran los medios de subsistencia, y no se vislumbran claramente cuáles serán los yacimientos de empleo futuros. Tampoco, y esto se trata menos, los valores de uso (satisfactores) que reportarán los nuevos bienes (por ejemplo en la alimentación / seguridad alimentaria local / global) y servicios (por ejemplo movilidad) que aparecerán en los mercados en el transcurso de un cambio socioecológico. Por lo tanto, estas resistencias culturales y emocionales / psicosociales también pesarán sobre las elecciones / manifestaciones de los diferentes grupos sociales al optar por estos cambios.
La RBU aportará una almohada material que permitirá, más o menos dignamente, esta transformación a todas aquellas personas afectadas o en riesgo de pobreza como consecuencia de aquellos cambios y los riesgos derivados de los rebotes del capitalismo extractivo que se proyectaron hacia el futuro durante mucho tiempo (pobreza alimentaria, energética, epidemias, devastaciones provocadas por las perturbaciones climáticas). Sin, tampoco, esperar, que la RBU por sí sola sea suficiente. En cualquier proceso de cambio, son esperables comportamientos perversos u oportunistas en un contexto de desesperación e incertidumbre, especialmente cuando se añaden impactos inesperados como nuevas pandemias, desplazamientos masivos de poblaciones expulsadas por las guerras, la pobreza y las crisis climáticas. Por ello, harán falta políticas de acompañamiento, y en el caso de la agricultura y la preservación de los sistemas naturales, tal vez sea necesaria una nueva estructura de incentivos para ir hacia los targets (29).
El debate y la acción en estos ámbitos tendrá necesariamente un ámbito local. En los centros urbanos, en los municipios, se deberá organizar un debate con el fin de jerarquizar los objetivos, crear una agenda, donde la implementación de nuevos sistemas de representación y gobierno tenga un papel fundamental, con señales que deben penalizar o premiar los comportamientos sociales que agraven / mejoren aquella agenda aprobada con criterios de equidad económica y sustentabilitat (30). Pero también, son urgentes iniciativas internacionalistas para hacer frente a las políticas de alcance europeo. Y en este último ámbito las urgencias están servidas. Por un lado, la discusión de la nueva PAC. Uno de los objetivos declarados de la Comisión era transitar hacia una «fairer CAP», una más justa distribución de los ingresos en el Pilar I, esto significaba introducir una serie de topes (niveles de renta y degresividad en la subvención, a partir de un determinado umbral a medida que la renta de la explotación aumentaba, la subvención disminuía) para evitar que el grueso de las subvenciones fuera a manos de las grandes explotaciones, y también de la agricultura intensiva, y fuera a las manos de las pequeñas y medianas explotaciones y de los agricultores jóvenes. En un reciente informe Matteo Metta (31) argumenta que incluso el moderado informe de la Comisión topará con la oposición de la mayoría del parlamento que se opone a que la introducción de estos topes sea obligatoria para todos los estados (mandatory), y quede al arbitrio de cada estado, (Voluntary). De momento, en este ámbito, las discusiones en el parlamento y la decisión de los estados pueden hacer que las intenciones de «faire CAP» queden muy disminuidas, y con ellas no sólo las expectativas de los agricultores, sino también todo el resto de política agroecológica y food sovernagity de la UE, porque el propósito era destinar la reducción de estas bonificaciones a la agricultura intensiva hacia la transición agroecológica en el mundo rural, entre los que hay una tímida discusión sobre una RBUr (32). El otro ámbito será necesariamente el programa de ayudas que aprobará la UE durante la próxima primavera para hacer frente a la Covid19. Hacia donde se han de decantar las ayudas, a reforzar un modelo insostenible (turismo, infraestructuras) o aprovechar la oportunidad para poner los hitos de un tránsito hacia una sociedad más justa y sustentable.
Referencias:
- La sensación de que vivimos el fin de una civilización capitalista industrial (tal como lo conocíamos hasta hoy, que no el final del capitalismo) y de la doble dimensión de la crisis me acompaña desde la lectura de un artículo de Antoni Domènech publicado en el último número de la revista Materiales (nº 12) «reconsideración del peor lado de la historia (en una disyuntiva civilizatoria)», que acompañaba unas notas de Manuel Sacristán sobre el libro «¿Comunismo sin Crecimiento» de Wolfang Harich, y la lectura del libro de Jost Hergbig el final de la Civilización burguesa, publicado en 1974 y traducido en 1983 por el mismo Antoni Domingo. Estas citas son pertinentes ya que ha sido el propio Antoni Domènech uno de los impulsores del movimiento en favor de una RBU, por el que hoy estamos aquí.
- Película Ken Loach
- La anemia se caracterizaría por unos rendimientos decrecientes de la inversión e innovación industrial en un contexto de escasez absoluta de materiales y energía, y los costes crecientes de internalizar los efectos inesperados que ha provocado: efecto invernadero y cambio climático.
- La disolución del movimiento obrero industrial y la emergencia de nuevos segmentos de trabajadores no incluidos en el pacto social del estado del bienestar (inmigrantes, mujeres, jóvenes) o las relaciones laborales industriales (nuevos contratos informales y precarios) provocaron conflictos, no sólo verticales, sino también horizontales que se manifestaron de forma diversa.
- https://basicincome.org/bien/pdf/munich2012/andersson.pdf; Conservation basic income: A non-market mechanism to support convivial conservation – https://doi.org/10.1016/j.biocon.2020.108520
- https://www.heraldo.es/noticias/aragon/2017/11/18/la-dga-probara-si-una-renta-basica-ayuda-fijar-poblacion-medio-rural-1208591-300.html
- https://www.elperiodico.com/es/opinion/20160615/una-renta-basica-agraria-5207342
- https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/pedrafita-do-cebreiro/2019/04/19/psoe-propone-renta-basica-viven-zonas-rurales-cuidan/00031555692964266745540.htm
- https://elpais.com/economia/2019/11/23/actualidad/1574533506_194791.html
- https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2020-03-04/renta-basica-social-alaska-finlandia-ingresos_2479827/
- https://www.rentabasica.net/Vivir%20donde%20quieras%20Extremadura.PDF
- https://www.senado.gov.co/index.php/prensa/lista-de-noticias/13-senadores/1549-renta-basica-rural-acceso-a-creditos-y-mercados-campesinos-l-a-propuesta-de-la-oposicion-para-enfrentar-la-crisis-en-el-sector-rural-en-medio-de-la-pandemia
- Ver los artículos publicados en la revista El Salto: https://www.elsaltodiario.com/agroecologia/una-revolucion-rural y https://www.elsaltodiario.com/soberania-alimentaria/renta-basica-medio-rural-soberania-alimentaria-
- https://www.elsaltodiario.com/soberania-alimentaria/renta-basica-medio-rural-soberania-alimentaria-, Victor M. TOLEDO i Narciso BARRERA-BASSÓS La memòria biocultural. La importància ecològica de las sabidurías tradicionales, Barcelona, Icaria, 2008
- Haroon AKRAM-LODHI, and Cristóbal KAY «Surveying the agrarian question (part 1): unearthing foundations, exploring diversity», Journal of Peasant Studies, 37: 1 (2010), pàg. 177 — 202;
- Edelman, Marc, and Saturnino M. Borras Jr. «Movimientos agrarios transnacionales.» Historia, organisazión y políticas de lucha. Barcelona: Icaria (2018).
- Niek Koning, The failure of agrarian capitalism: agrarian politics in the UK, Germany, the Netherlands and the USA, 1846-1919. Routledge, 2002.
- Moragues-Faus, A. Distributive food systems to build just and liveable futures. Agric Hum Values 37, 583–584 (2020). https://doi.org/10.1007/s10460-020-10087-9
- Kropotkin, Piotr Alekseevich; Campos, fábricas y talleres, Editorial Zero, 1972.
- https://www.eldiario.es/ultima-llamada/aprovechamos-discutir-renta-basica-agraria_132_6021695.html
- MacNeill, Timothy, and Amber Vibert. «Universal Basic Income and the Natural Environment: Theory and Policy.» Basic Income Studies 14.1 (2019).
- Gilbert, R., Murphy, N. A., Stepka, A., Barrett, M., & Worku, D. (2018). Would a basic income guarantee reduce the motivation to work? An analysis of labor responses in 16 trial programs. Basic Income Studies, 13(2).
- Berman, M. (2018). Resource rents, universal basic income, and poverty among Alaska’s Indigenous peoples. World
- OXFAM
- O’donoghue, C., & Howley, P. (2012). The Single Farm Payment: a basic income for farmers?. Basic Income Studies, 7(1). Guy Standing: Why Basic Income’s Emancipatory Value Exceeds Its Monetary Value: https://doi.org/10.1515/bis-2015-0021
- Por ejemplo el lema de las iniciativas de RBUr “Vivir donde quieras La Renta Básica para el medio rural de Andalucía y Extremadura”
- Con unas pautas culturales de consumo y necesidades atravesadas por la desconexión respecto del mundo rural.
- Mulvale, J. P. (2019). Social-Ecological Transformation and the Necessity of Universal Basic Income. Social Alternatives, 38(2); Malmaeus, M., Alfredsson, E., & Birnbaum, S. (2020). Basic Income and Social Sustainability in Post-Growth Economies. Basic Income Studies, 1(ahead-of-print). PINTO, Jorge “Environmentalism, Ecologism, and Basic Income” Basic Income Studies, 2020, 1.ahead-of-print.
- Literatura al respecto, fiscalidad, bonos, pagos en moneda local para adquirir productos locales/ecológicos–> BCN
- Moragues‐Faus, A. (2020). Towards a critical governance framework: Unveiling the political and justice dimensions of urban food partnerships. The Geographical Journal, 186(1), 73-86.
- Arc2020 Heinrich Böll Stiftung, Brussels https://www.arc2020.eu/will-the-cap-post-2020-be-fairer/
- Una primera estimación del coste de una RBU rural para la UE se encuentra en Jens-Eberhard Jahn “A Basic Income for Rural Areas? A proposal for a strategic realignment of agricultural, social and structure policy within the EU» : https://basicincome.org/bien/pdf/munich2012/Jahn.pdf
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Vídeo de la intervención en la III Jornada Revo: https://www.revoprosper.org/2020/10/11/video-presentaciones-jornada-revo-2020-renta-basica/
Traducción: Teresa Abril
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