Las asambleas ciudadanas sirven para actuar

 El futuro de la acción climática pasa por una democracia realmente participativa

Fernando Prieto, 13/12/2021

En España, con dos años de retraso, empieza una consulta ciudadana que debería fundar la democracia ecológica en nuestro país y que está pasando totalmente inadvertida. La primera reunión para su organización fue virtual y se celebró el pasado 20 de noviembre, y el 11 de diciembre, se lanzó la primera sesión informativa, también virtual, con 100 ciudadanos seleccionados por sorteo para debatir sobre los cambios necesarios para enfrentarse a la crisis climática. Pero ¿quién los va a escuchar?

Sin plan de comunicación eficaz, este proceso se queda a puerta cerrada y no se difunde al resto de la sociedad. Nuestro primer experimento de democracia climática nace por lo tanto sin ni siquiera cumplir con las buenas prácticas mínimas de difusión de cualquier proceso participativo a escala nacional, pero también sin objetivo de descarbonización y sin garantías vinculantes para la aplicación futura de sus resoluciones.

Para colmo, la Asamblea ciudadana por el Clima organizada por Teresa Ribera tampoco cuenta con el pleno apoyo de los principales colectivos verdes españoles, que poco o nada han comunicado al respecto.

Es una asamblea que va a hablar de la crisis climática en “petit comité” y no podrá actuar de manera real. La ciudadanía española, ya altamente concienciada de la crisis climática, no podrá decidir democráticamente qué acciones se han de adoptar, una vez informada por los principales especialistas y por los actores sociales

 Además, se ha convocado después de haberse aprobado la Ley de Cambio Climático, norma donde se deberían haber introducido las aportaciones de esta Asamblea Climática que muy probablemente habría aumentado la escasa ambición de una reducción del 23% de las emisiones aprobada.

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Manifestación el 5 de noviembre en Glasgow convocada or Fridays For FutureChristopher Furlong / Getty

Contra el blablablá climático: participación ciudadana

Es una asamblea que va a hablar de la crisis climática en “petit comité” y no podrá actuar de manera real. La ciudadanía española, ya altamente concienciada de la crisis climática, no podrá decidir democráticamente qué acciones se han de adoptar, una vez informada por los principales especialistas y por los actores sociales. 

Además, se ha convocado después de haberse aprobado la Ley de Cambio Climático, norma donde se deberían haber introducido las aportaciones de esta Asamblea Climática, que muy probablemente habría aumentado la escasa ambición de reducción de emisiones establecida en un recorte del 23%.

Con este tipo de inacción deliberada y de simulacros participativos, estamos perdiendo la guerra del clima. Como dijo Barack Obama en la COP26 en Glasgow: “no estamos ni de cerca de donde deberíamos estar”. Los intereses de las grandes empresas petroleras, de carbón y del gas y, nuevamente las del sector nuclear, han impuesto en Glasgow su agenda sobre los intereses de la humanidad.

Ola de movilizaciones ciudadanas

En este contexto, cansados de perder batalla tras batalla y dispuestos, en todo caso, a que se les escuche, ha surgido a escala planetaria una ola de movilizaciones ciudadanas de la que no existen precedentes.

Entre estos colectivos, destacan Extinction Rebellion, XR, o el movimiento lanzado por Greta Thunberg, Fridays for Future. Una masa de gente joven, con caras nuevas y savia nueva para cambiar de verdad las cosas, y salir de décadas de “blablablá climático”. 

Hasta el propio secretario general de la ONU, consciente del papel que tienen por jugar, se dirige a estos colectivos pidiéndoles que “sigan empujando hacia adelante” con toda la sociedad civil.

Convention Citoyenne, un modelo

En Francia, en 2020, la llamada Convention Citoyenne demostró la eficacia real de la participación ciudadana para la acción climática. Reunió a 150 ciudadanos seleccionados por sorteo representativo y abrió un espacio plenamente democrático para la ciudadanía que hoy es una referencia mundial. 

Con un objetivo preciso previamente definido (aunque insuficiente según las recomendaciones del IPCC), como fue la reducción de un 40% de las emisiones de carbono para 2030, la “Convention Citoyenne” aprobó 146 medidas de transformación profunda de la sociedad, aplaudidas y plenamente apoyadas por el conjunto de los militantes ambientales galos. 

Pese a sus límites efectivos, demostró que el futuro de la acción climática pasa por la co-gobernanza ciudadana y que la gran revolución democrática futura es la de una democracia ecológica y participativa.

La urgencia es real

Pero la urgencia es real. En el informe de IPCC que se presentará en febrero de 2022 y filtrado por Scientist Rebelion el pasado mes de agosto se observa cómo un retraso en la aplicación inmediata en la toma de decisiones va a determinar que aumenten los riesgos climáticos y realmente sea mucho más costosas en todos los sentidos la toma de decisiones.

Ya sabemos que son importantes las pequeñas decisiones personales, pero son mucho más determinantes los grandes cambios de políticas asumidos por todos

Y no se trata solo de cambios individuales en nuestras pautas de consumo sino de cambios en políticas estructurales que solo pueden ser determinantes si son apoyadas por el conjunto de la sociedad. Ya sabemos que son importantes las pequeñas decisiones personales, pero son mucho más determinantes los grandes cambios de políticas asumidos por todos.

¿Y en España?

Una clara mayoría de españoles está a favor de la participación ciudadana en materia climática y un 81%, está dispuesto a apoyar cambios drásticos que el sistema político representativo actual no se atreve a emprender. Por eso, necesitamos lo que Georges Monbiot llamó hace poco a una revolución democrática para el clima: “La democracia participativa a gran escala lo cambiaría todo. Tiene el mismo potencial revolucionario que el sufragio universal y el sufragio femenino”.

La democracia climática tiene muchos posibles “out of the box”, es decir innovaciones fuera de los trillados caminos de la inacción política, del secuestro de la acción pública por los lobbies y de narrativa de las pequeñas acciones individuales. Ésta es la principal conclusión del Grupo de Trabajo 3 del IPCC, en su último informe borrador, filtrado el pasado mes de agosto de 2021 por el colectivo Scientists Rebellion y Extinction Rebellion España.

“La interacción entre poder, política y economía es central”, dicen los científicos del IPCC, para explicar por qué los objetivos de descarbonización no se cumplen. Son necesarias, concluyen, “nuevas instituciones y nuevas leyes” para una “profunda democratización de la acción climática”. Y afirman que la participación de los ciudadanos en la toma de decisión pública es un factor clave de transformación rápida.

La actual Asamblea Ciudadana por el Clima, diseñada por el Ministerio para la Transición Ecológica, totalmente virtual, sin impacto mediático y sin objetivos concretos de descarbonización y de transformación sistémica, no está a la altura de los experimentos de participación ciudadana que se realizaron en 2020 en Francia y Reino Unido.

Hagamos real en España como en el resto de Europa una revolución participativa y ecológica de la democracia en todos los niveles de nuestras instituciones. Fabriquemos out of the box fuerza política legítima y efectiva para toda la ciudadanía y para la defensa de la vida de las generaciones futuras.

Es evidente que estamos perdiendo la guerra del clima: hagamos algo diferente para ganarla. Una democracia representativa capaz de gobernar integrando asambleas climáticas reales y vinculantes para transformar en profundidad nuestra sociedad. Las asambleas no son para hablar, son para actuar. Ahora o nunca.

Este artículo lleva la firma conjunta de

Alejandro Sacristán, miembro del Comité directivo del Club Nuevo Mundo

Pepe Campana, miembro de Extinction Rebellion Europa

Agnès Delage, miembro de Extinction Rebellion Europa

Fernando Prieto, miembro del Observatorio de la SostenibilidadLee también


La Vanguardia
https://www.lavanguardia.com/natural/20211213/7924425/asambleas-ciudadanas-sirven-actuar.html

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