Para hacer frente a la crisis energética, más ferrocarril

El tren es el principal instrumento para combatir la penuria energética y reducir las emisiones de carbono en el transporte, porque se trata de un transporte de emisiones cero

Pau Noy Serrano

España afronta la llegada del invierno en una grave situación energética debido a nuestra proverbial dependencia del petróleo. Cierto es que casi la mitad de la mitad de la producción eléctrica es renovable, gracias a que cambió el gobierno y dejó de haber el fatídico impuesto al sol que buscaba proteger los intereses de las grandes eléctricas.

Y cierto es también que en 2023 lograremos que la mitad de la producción eléctrica sea a partir de fuentes renovables. Pero es igualmente cierto que la electricidad no representa ni el 25% de la energía bruta que consumimos y que el 75% restante es básicamente petróleo y gas, con algo, poco, de biomasa.

La agresión rusa a Ucrania –erróneamente llamada guerra de Ucrania– no ha hecho sino acrecentar las tendencias de fondo que se manifestaban en una constante subida en los precios del petróleo y del gas, que no sólo suben a causa del nuevo escenario de penuria ocasionado por la agresión rusa, porque el trasfondo es que cada vez queda menos combustible fósil de fácil extracción.

Ya casi hemos sacado a la superficie la mayor parte de petróleo y gas que era de relativamente fácil extracción, pero ahora nos queda por sacar el que está más profundo, en el mar y en los lugares más fríos y de más difícil acceso. Y como esa extracción supone una inversión con gran riesgo ante la incertidumbre de precios, pocos se atreven a llevarla cabo.

Debido a ello, la Agencia Internacional de Energía ha anunciado que, caso de que no haya nuevas inversiones en extracción de petróleo, en el año 2025, es decir, pasado mañana, la oferta petrolera caerá a la mitad. (figura 7.3) El panorama más que oscuro, es tenebroso.

El invierno de 2023

Se sabe que el transporte es el sector económico más intensivo en consumo de energía y que depende del petróleo casi al 100%. Este invierno probablemente llegarán los primeros signos de racionamiento del diésel, porque de cualquier petróleo se puede extraer gasolina, pero no diésel. Por doquier nos llegan señales de ello desde otros países. Por eso es ahora más caro. Cuando ésto ocurra va a tener un gran impacto emocional en un país en el que la mayor parte de personas han nacido después de 1973, cuando el petróleo triplicó en un sólo día su precio, de 3 a 9 dólares el barril, un aumento que hoy parece de risa.

Encaramos, por tanto, un muy momento complicado y, así como los primeros ministros de Francia, el Reino Unido y Alemania han alertado a la población para que se prepare, no hemos escuchado una sola frase de advertencia de nuestras autoridades. La endiablada agenda política española, con el demencial acoso permanente al gobierno por parte de la oposición, tampoco ayuda a pensar en el mañana.

Y es en estos momentos cuando es importante recordar que por desgracia España no tiene política de transporte más allá de un catálogo infinito de proyectos infraestructurales. Por eso estamos mareando a las personas con los descuentos de Renfe, con los ahora anunciado para las línea de bus de largo recorrido, que se entremezclan de forma incomprensible con los descuentos del transporte urbano, y de otros descuentos que rondan por ahí.

En lugar de girar la proa hacia el modelo alemán, el que verdaderamente funciona, el abono regional de transporte (por cierto, una copia del suizo), porque proporciona ayuda a los que verdaderamente la necesitan y es claro en sus normas de uso, aquí seguimos dando bandazos.

En España no faltan vías, faltan trenes 

Es en ese contexto cuando contemplamos que Renfe no tiene por desgracia capacidad para incrementar su oferta de trenes. La flota de material está muy ajustada y aunque Talgo acabe entregando sus 40 trenes Avril, que llegan con un retraso excepcional, mayor aún con los que Renfe nos obsequiaba en mi adolescencia, no vamos a poder atender la demanda en larga distancia que, literalmente, va a explotar de aquí a 2025, por la subida del precio de los combustibles, por las dificultades de llenar el depósito de gasóleo en carretera y por circunstancia similares en el sector aéreo.

En cercanías y regionales Renfe ha comprado una cifra importe de trenes, más de 200, pero la mayoría de ellos son para substituir el viejo material de 40 años. No hay capacidad de respuesta ante la emergencia energética y climática debido a que “no hay política de transporte de nuestro país”. Vivimos el día a día, lo que lleva a una cicatera planificación de servicio.

Para hacer frente al tsunami que se nos viene encima, Renfe deberá aumentar rápidamente su parque de trenes en los próximos 5 años, un período de tiempo suficiente, por fases, como para acometer con garantías este reto.

Además de 15 nuevos trenes nocturnos para cubrir los huecos detectados y para contribuir desde la península a la construcción de la red internacional de trenes nocturnos, Renfe deberá incorporar 85 nuevos trenes de largo recorrido–que no hace falta que sean de súper-alta velocidad, sino que corran lo suficiente– y 200 trenes nuevos de refuerzo para cercanías y regionales.

En total, 300 trenes nuevos que podrían costar unos 5.000 millones de EUR y que deberían ser financiados como aportación de capital del gobierno español a Renfe en cinco años, a razón de 1.000 millones de euros anuales, definiendo así una verdadera y eficaz política pública de resiliencia ante la crisis.

El tren es el principal instrumento para combatir la penuria energética y reducir las emisiones de carbono en el transporte, porque se trata de un transporte de emisiones cero, de muy bajo consumo energético por viajero, es independiente del petróleo y del gas, y a la vez es el que asegura la mayor inclusión social y con prácticamente cero accidentes.

Esto es justo lo que ahora necesitamos en España. Por eso, hay que poner muchos, muchísimos más trenes, y hay que dotar de más recursos humanos a Renfe y ADIF, porque como dice el manifiesto fundacional de la Alianza Ibérica por el Ferrocarril, “en España no faltan vías, faltan trenes”.

Saludos cordiales,

https://blogs.lavanguardia.com/cambiar-para-seguir-viviendo/2022/11/23/para-hacer-frente-a-la-crisis-energetica-mas-ferrocarril-86738/

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