La Transición del agua

El cambio climático debe realizarse con un amplio espectro de acciones. Uno es la transición energética, el otro la revolución del agua y el tercero la disminución de materiales

Joan Vila

A estas alturas de la sequía creo que todo el mundo tiene claro que estamos ante un problema persistente, que no va  ser para uno o dos años. Lo vemos cuando pasa una Dana, una gota fría sobre el territorio: entonces vuelve a llover como antes. Si no entra frío en altura, la lluvia caerá en dosis pequeñas y esto nos lleva a repensar cómo hacemos frente al problema de falta de agua.

El cambio climático debe realizarse con un amplio espectro de acciones. Uno es la transición energética, el otro la revolución del agua y el tercero la disminución de materiales. Los tres retos están ligados entre sí y tienen algo en común: el ahorro. La nega-energía, concepto que define la energía que no utilizamos, también se puede trasladar a la nega-agua y al nega-material. El ahorro debe ser la primera guía en la transición, pero no es suficiente, hay que ir más allá. En el mundo de la energía también hay que generar con fuentes renovables. En el del agua es necesario generar a partir de agua de mar y regenerar tanto como se sepa. En el de materiales es necesario valorar los residuos.

Existen ejemplos de los que podemos tomar nota. Uno es Israel, con una política contundente sobre el agua. Tiene el menor consumo de agua por habitante, de 138 m3 contra 691 m3 del conjunto de la OCDE (420 m3 en Cataluña). Tiene cinco plantas de ósmosis que producen el 80% del agua de red, el 87% de las cuales se recicla por el riego agrícola, lo que ha ayudado a que la extracción de agua para riego haya bajado del 64% al 35%.

Otro ejemplo más cercano es el de Benidorm. En 1978 entró en una sequía. Aquel año la falta de agua fue de tal magnitud que, en plena temporada turística, tuvo que realizarse una restricción de agua de 7 horas diarias. Hubo que llevar barcos tanques de agua para resolver la situación a partir del 20 de agosto. La situación fue el detonante de un cambio radical. En la comarca de la Marina Baixa las necesidades de agua superan la disponibilidad de agua superficial, teniendo que recurrir al agua subterránea. El problema es que estas aguas tenían una concesión para los regantes del norte de la comarca. Así que el pacto que se hizo fue que Benidorm generaría más agua potable, la depuraría y la enviaría aguas arriba para los regantes. Actualmente el agua reutilizada es de 92 hm3 al año, un 72% del agua depurada, de la que dos tercios van para riego y un tercio se reinyecta en los sistemas fluviales. Este agua tiene una conductividad de 1.300 µS/cm siendo satisfactoria para los regantes. La solución también puede ser buena para la industria, un ejemplo, es la conductividad del agua del Fluvià en Besalú actualmente.

Cataluña en conjunto tiene un consumo de 920 litros persona y día, de los que 430 son en las cuencas internas (92% población) y 490 son en las cuencas del Ebro, en comarcas de Lleida y Tarragona (8% población). El 71,4% del agua sirve para regar. Con esta situación, parece relativamente fácil resolver la gestión de las cuencas internas siguiendo el esquema de Benidorm y de Israel, es decir, desalando de forma importante agua potable y enviándola depurada a los regantes e industrias.

Resolver el caso de las cuencas internas es relativamente fácil si se invierte según lo previsto en el plan estratégico de la ACA, aumentando la desalinización a 140 hm3, disminuyendo el consumo industrial, doméstico y de servicios. Si se reutiliza el 70% de este agua, pueden suministrarse las necesidades que tienen los agricultores de las cuencas internas con unos 470 hm3.

Muy diferente es la situación de las cuencas del Ebro, donde buena parte del riego es por inundación o para producir arroz. Parece una tarea imposible suministrar agua regenerada o desalada para satisfacer a los más de 1.800 hm3 utilizados para riego. Por tanto, esta área podría estudiar adaptar los cultivos a la capacidad de riego en la nueva situación de lluvias. Dejar el riego por inundación con un rendimiento del 45% y pasarlo a gota a gota, con un rendimiento del 75% implica un ahorro de agua de 1.000 hm3. Esto requiere modernizar el riego actual, cambiar los cultivos de hoy, mayoritariamente por forraje, por otros más adaptados al nuevo clima, con poco consumo de agua y buena productividad, como aceite, vino, frutas y verduras.

La transformación es del mismo calado que la de la energía, con inmensas inversiones y costes sociales importantes. Desalar y regenerar por ósmosis tiene un consumo energético de cerca de 3 kWh/m3. Por tanto, desalar 140 hm3 más los 20 hm3 de Salou, tiene una demanda eléctrica suplementaria de 480 GWh. Y regenerar agua reciclada con una mezcla de 2/3 de agua osmotizada, puede tener un consumo de energía de 940 GWh. En total supone un aumento de 1.420 GWh sobre un consumo de energía que prevé el Proencat de 120.000 GWh para 2050, es decir, el 1,2% del consumo eléctrico de Cataluña en el futuro.

La transformación del país es de tal magnitud que no se entiende como todavía no es el objetivo predominante. Invertir en generar más agua desalada y regenerada puede significar una cifra de 1.900 millones que añadir a los 55.000 millones de generación eléctrica.

Si las inversiones son importantes, más aún lo es el cambio de cultura del primer sector, transformando una agricultura pensada para alimentar animales por otra para alimentar humanos directamente. Aquí también la nueva infraestructura de riego puede tener una cifra elevada.

Energía, agua y residuos son los grandes temas que resolver acorto plazo. Cuanto más tardemos en resolverlos, más efectos sufriremos. Es el momento que toda la clase económica y política sea realista, deje de llamarnos catastrofistas a los que planteamos estos problemas y deje de cerrar los ojos ante una revolución que la tenemos ante la puerta. Cuando los efectos de todo esto sean económicos, cuando hayan empezado los recortes en los presupuestos públicos, será mucho más difícil hacer frente a inversiones masivas. Entonces sufriremos y llegaremos tarde. Entre tanto, algunos todavía esperan que llegue la mente brillante con la varita mágica que resuelva el mundo, todo por la pereza de reconocer una situación de cambio disruptivo.

Publicado en: http://www.jvila.cat/ca/?p=2453

Traducción: Teresa Abril

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