La importancia del aislamiento térmico

La casa pasiva no necesita energía calorífica ni frío proveniente del exterior porque su aislamiento es tan elevado que sólo la pérdida de rendimiento de otros aparatos (frigorífico, cocina) es suficiente para mantener una temperatura mínima

 Joan Vila

Cataluña tiene un consumo de energía primaria de 295 TWh, según datos de 2019. De esta energía sólo llega al consumidor 168 TWh. ¿Dónde va toda la energía restante? Se pierde. En primer lugar se encuentran las pérdidas en generación, como la generación eléctrica con carbón o nuclear, con rendimientos del 35%. En segundo lugar, están las pérdidas en movilidad: ya sabemos que un coche de combustión tiene un rendimiento del 25% o menos, frente al rendimiento del 75% del eléctrico. Por último están todas las pérdidas en usos industriales, en servicios o domésticos.

La prospectiva Proencat, realizada por el ICAEN, nos dice que al final de la transición deberemos tener una energía primaria de alrededor de 120 TWh, de la que aproximadamente 100 TWh será en forma eléctrica. ¿Cómo lo haremos para disminuir el 59% del consumo de energía? Aplicando las nuevas tecnologías disruptoras que se están desplegando, como la sustitución de la generación eléctrica fósil por una renovable, el cambio de movilidad con coches fósiles por otros eléctricos, la penetración de la inteligencia artificial, la proteína de fermentación y la vegetal, la adaptación de productos y procesos industriales (menos plástico y que sea recuperable), adaptaciones al consumo doméstico con mejor aislamiento, sustitución de calderas de gasoil y de gas por bombas de calor, y iluminación con LEDS, y, finalmente , un cambio cultural, implicando una adaptación de la cultura del consumo por una frugal.

Hoy quería introducir el valor del aislamiento en todo ese camino. Hemos dicho por activa y por pasiva que la mejor energía es la que no se necesita, la llamamos negaenergía. En las viviendas, hace muchos años, se ha desarrollado un concepto llamado casa pasiva. Ahora se hacen bastantes construcciones así, pero siempre viniendo de personas que deben hacerse una vivienda y son auténticos activistas. La casa pasiva no necesita energía calorífica ni frío proveniente del exterior porque su aislamiento es tan elevado que sólo la pérdida de rendimiento de otros aparatos (frigorífico, cocina) es suficiente para mantener una temperatura mínima. Estas casas están selladas, de forma que es necesario extraer aire del interior para renovarlo con otro exterior, recuperando la energía con un intercambiador. Es muy difícil transformar una casa existente en una casa pasiva, pero se pueden realizar acciones en esta dirección, como mejorar el aislamiento de los tejados y de las fachadas, cambiar ventanas no adecuadas (con cristal doble o triple capa y que cierren bien) y instalar bombas de calor. Primero siempre es necesario reducir para después generar de forma renovable.

He calculado las pérdidas de calor en los tejados y en las fachadas por todas las comarcas de Cataluña y por cada mes del año. A partir de la superficie de los tejados por cada comarca, he supuesto un forjado de 20 cm de hormigón y he hecho dos escenarios, uno en verano, suponiendo una temperatura en el interior de 25ºC (ya sé que se quiere que sea en 27ºC, pero estoy convencido de que el que ha hecho esta norma también tiene el aire acondicionado puesto en una noche de verano) y otro en invierno, con una temperatura de la vivienda a 21ºC (a 19ºC habría que llevar guantes dentro casa y algún lector me dirá que también pasamontañas). Con las temperaturas máximas y mínimas para cada comarca he podido calcular las pérdidas por los tejados y fachadas. Tenía las superficies de los edificios de los cálculos de potencia fotovoltaica en los tejados. Así que, con todo esto y la maravilla de Excel he podido encontrar una cifra que tiene sentido comparándola con otros cálculos realizados por el Observatorio del estado energético de edificios de Cataluña 2020 del ICAEN.

El resultado es que, con las temperaturas que tuvimos en 2022, las pérdidas por los tejados y por las fachadas de Catalunya en verano son de 1,8 TWh, calor que entra en la vivienda y habrá que refrigerar. Las pérdidas en invierno para todas las comarcas por tejados y fachadas son de 5,6 TWh, frío a calentar. En total, tenemos una pérdida por las casas de 7,4 TWh durante todo el año. Pero si el calor del invierno lo generamos con combustibles como el gasoil y el gas natural, en la mayoría de los casos con una eficiencia del 80%, la energía que se necesitará en invierno será de 7 TWh. En verano, la energía para enfriar puede ser de 0,6 TWh.

Por la diversidad del clima existen zonas con más problemas de pérdida de calor. Unas comarcas son tempranas en calor como Segrià, Bages, Garrigues y Urgell, mientras que otras son más tardías, como la de Ribera d’Ebre, donde en octubre aún tienen días de calor. En invierno las cosas son distintas. Las comarcas que necesitan calefacción en septiembre son el Alt Urgell, el Aran, la Cerdanya y el Ripollès. Las mismas comarcas son las últimas en necesitar calefacción en el mes de mayo, pero se añaden Alta Ribagorça, Bages, Osona y Pallars Jussà y Sobirà.

Aislar correctamente todas las viviendas necesarias en Cataluña supone un coste espectacular, superior a los 11.000 millones, lo que, con los precios de la energía de hoy hace que no sea una operación rentable desde el punto de vista financiero. Pero sí lo es en confort. Los particulares que sean capaces de hacer frente a esta mejora, ayudados por la administración, lo harán, pero la gran mayoría de las viviendas quedarán sin hacer. El único camino es el francés, que impone que cualquier vivienda que se construya nueva y las que se alquilen, tengan una etiqueta energética: así obliga al propietario a realizar las reformas pertinentes. Con los años, la etiqueta energética para poder alquilar va siendo más restrictiva con la normativa, subiendo la letra de la eficiencia, donde la A es la mejor y la G la peor. Aquí, con el descalabro tan grande que tenemos con la falta de viviendas, ningún político se atreverá a aplicarlo por miedo a una subida no asumible de los precios del alquiler.

Por eso voy diciendo, a diestro y siniestro, que la verdadera transición energética es la revolución de la vivienda, tanto por el hecho de que es la única solución real para rehabilitarla en serio, como para provocar una competencia suficiente para que los precios bajen hasta niveles soportables por los que deben alquilar o comprar.

El cambio climático obliga a realizar muchos deberes. Unos son la disminución radical de combustibles fósiles, otros son los cambios culturales en el consumo, pero finalmente es necesaria una adaptación a las nuevas temperaturas y hechos meteorológicos extremos. Lo sabemos y debemos trabajar poniéndolo como primer orden de prioridades en los presupuestos públicos y privados. En lugar de hacer esto, nos dedicamos a dilapidar los fondos europeos en pintar fachadas, hacer rotondas, plazas… cuando debería haberse dedicado en su totalidad a la transición energética y digital. Al parecer, los políticos sólo tienen gafas electorales y no saben ir más lejos de las obras públicas clásicas.

http://www.jvila.cat/ca/?p=2573

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