Resumen de las conclusiones del informe sobre el presupuesto de Carbono en Catalunya
Autores: Autors: Olga Alcaraz, Manel Balfegó, Clàudia Cruanyes, Bàrbara Sureda i Albert Turon.
Los últimos informes del IPCC afirman de forma muy clara que todavía es posible limitar el calentamiento global a 1.5 ºC si se reducen de forma drástica y urgente las emisiones de GEI. Cataluña, al igual que todos los países de la cuenca Mediterránea, es un territorio altamente sensible a los impactos del cambio climático. Como nación con un alto grado de desarrollo tiene la oportunidad de liderar la necesaria acción climática a emprender para conseguir el objetivo de los 1.5 ºC y también de aumentar la resiliencia de todo el territorio ante muchos de los impactos que ya se están registrante.
En este contexto, es bueno hacer el ejercicio de preguntarse cuál debería ser la contribución que, en el marco de la justicia climática, Cataluña debería llevar a cabo. Más aún cuando el Acuerdo de París establece que debe aplicarse de forma que refleje la equidad y el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades, a la vista de las diferentes circunstancias nacionales. El trabajo presentado en este informe tiene la voluntad de aportar un granito de arena en esa dirección.
El presupuesto global de carbono (PGC) determina el acumulado de emisiones de CO2 que conducen a un determinado aumento de temperatura. Dado que desde el inicio de la revolución industrial la humanidad ya ha emitido y, por tanto, consumido una gran parte de este PGC, una cuestión clave es: ¿qué parte del PGC disponible se asigna a cada territorio? Y yendo uno más allá: ¿qué parte del PGC disponible sería justo que cada territorio emitiera? Esta última pregunta es la que este informe intenta contestar y está directamente relacionada con la justicia distributiva. En este sentido, el IPCC establece que para realizar esta distribución hay que considerar cuatro principios de equidad: igualdad, responsabilidad histórica, capacidad y derecho al desarrollo.
Del análisis de los datos de las emisiones territoriales de Cataluña se extraen estas conclusiones:
Las emisiones per cápita son del mismo orden que la media global. A principios de la década de los noventa estaban por debajo de la media mundial, a partir de 1994 la sobrepasaron llegando a estar un 40% por sobre principios del siglo XXI. Desde 2010, las emisiones per cápita de Cataluña vuelven a estar por debajo de la media mundial. Por esta razón se puede afirmar que Cataluña tiene una responsabilidad histórica relativamente neutra. En relación con la capacidad económica, Cataluña es una nación con un PIB-PPA por cápita que casi triplica la media mundial y cuenta con buenos indicadores de desarrollo que la sitúan en el primer decil del ranking mundial. En base a esta realidad se ha determinado el PCCAT . Según el modelo estático en el que se han utilizado diferentes ponderaciones entre los criterios de equidad el valor del PCCAT obtenido se encuentra en torno a unas 210 MtCO2 con un margen de un 35%.
También se ha analizado el presupuesto de carbono que implican tres objetivos de reducción de emisiones de Cataluña diferentes. Los objetivos analizados son:
● Objetivo 1. Reducción en el año 2030 de al menos el 27% de las emisiones de GEI respecto al nivel de 1990. Esta reducción es la actualmente vigente y queda recogida en el documento Estimación del objetivo mínimo de reducción de las emisiones de GEI en Cataluña para 2030 de acuerdo con la propuesta del paquete legislativo Fit for 55 publicado en noviembre 2021 por la Oficina Catalana de Cambio Climático.
● Objetivo 2. Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030 del 40% respecto al año base (1990), del 65% para 2040 y del 100% para 2050. Reducción contemplada en la Disposición Adicional Primera de la Ley Catalana de Cambio Climático. Disposición no vigente suspendida por Provisión de 28 de noviembre de 2017 del Tribunal Constitucional (Ley16/2017 2017, 2022).
● Objetivo 3. Reducción en el año 2030 de un mínimo del 55% de las emisiones de GEI respecto al nivel
de 1990. Esta reducción es el objetivo conjunto de la UE-27 recogida en la NDC presentada por la UE-27 ante la UNFCCC (European Union and its Member States 2020). Se ha realizado el ejercicio de estudiar las implicaciones de este objetivo para Cataluña, en el caso hipotético de que adquiriera un objetivo igual al del conjunto de la UE-27.
Se ha calculado el presupuesto de carbono que implicaría entre 2022 y 2050 cada uno de los objetivos, en el entendiendo que en 2050 se alcanzará la neutralidad de las emisiones de CO2. También se ha determinado la contribución al aumento de temperatura de cada uno de esos objetivos. Los resultados del análisis se presentan en la siguiente tabla:
Tabla Análisis del presupuesto de carbono que implican los tres objetivos de reducción de emisiones recogidos en el texto. También se presenta la contribución al calentamiento global de cada uno de acuerdo con los dos Modelos de Justicia Climática utilizados en el mismo trabajo.
Teniendo en cuenta los criterios de equidad el presupuesto de carbono de Catalunya obtenido se encuentra en torno a unas 210 MtCO2
Actualmente las emisiones netas de CO2 están en torno a las 30 MtCO2. Ajustarse implica reducir rápidamente las emisiones y alcanzar las emisiones netas cero de CO2 entre los años 2040 y 2045
Teniendo en cuenta que actualmente las emisiones netas de CO2 están en torno a las 30 MtCO2, es evidente que el Presupuesto de Carbono de Catalunya (CCAT) de que se dispone es bastante pequeño. Ajustarse implica reducir rápidamente las emisiones y alcanzar las emisiones netas cero de CO2 entre los años 2040 y 2045. También habrá que valorar estrategias a emprender para minorar un poco los esfuerzos de reducción de emisiones en aquellos sectores en los que es más difícil reducirlas. Estrategias que podrían pasar por una gestión adecuada de los sumideros naturales de carbono para favorecer y aumentar las absorciones de CO2 respecto a los niveles actuales.
Es importante subrayar que si Cataluña logra alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de la UE27 para 2030 y 2050, y lo hace empezando a reducir drásticamente sus emisiones a partir de 2023, el presupuesto de carbono que utilizará contribuirá a un aumento de temperatura (con un 67% de probabilidad) de 1.63 ºC según el modelo estático (pesos iguales de los factores de equidad).
Conseguirlo situaría a Cataluña relativamente cerca del objetivo de los 1.5 ºC, y hacerlo también es un gran reto, el reto de 2030 de reducir en un 55% las emisiones respecto a 1990, o dicho de otra forma, reducirlas un 62% respecto a 2021. Un reto que implica repensar completamente nuestro futuro y que hay que asumir, no sólo para nosotros, sino para el conjunto de toda la humanidad.
Un próximo paso a emprender es repartir el PCCAT entre los diferentes sectores considerando el potencial de reducción de cada uno, y elaborar las consiguientes estrategias de mitigación sectoriales. Por otra parte, cabe recordar que los presupuestos de carbono son una herramienta para gestionar las emisiones de CO2, pero también es necesario abordar reducciones de emisiones en los demás GEI. En cuanto a los gases no-CO2, las curvas de mitigación y estrategias para la reducción de emisiones descritas en el AR6 del IPCC son, sin lugar a dudas, un buen punto de partida.
Conseguirlo estos objetivos de reducción acelerada de los gases de efecto invernadero obliga a realizar cambios estructurales muy importantes en el modelo energético, alimentario, de transporte, de producción y consumo, etc. Cambios que implican repensar completamente el modelo de desarrollo de nuestras sociedades y que deberían ser una oportunidad para dar un salto cualitativo hacia un mundo más justo, menos desigual, donde todas las personas puedan gozar de una vida digna en un entorno de calidad. El conocimiento recogido en los informes del IPCC también deja muy claro que es una falacia pensar que sea cuál sea el incremento de temperatura al que tendemos, podremos adaptarnos a los impactos del cambio climático, ya que los costes para la adaptación y para hacer frente a los daños y pérdidas asociadas a los impactos climáticos aumentarán de forma exponencial según vaya subiendo la temperatura media en la superficie terrestre.