21.04.2024

Compartir en

Temas relacionados

< Volver

La práctica democratica en las decisiones colectivas admite un buen margen de mejora

La concreción del modelo económico y territorial es tan importante, que no la podemos dejar de ninguna manera sólo en manos de los partidos

Neus Casajuana

Se acercan elecciones. Ya han arrancado las entrevistas, tertulias y debates para conocer los posicionamientos de candidatos y partidos delante de los temas más relevantes y averiguar las medidas concretas que piensan llevar adelante en caso de ganar las elecciones.

A muchos nos va a interesar oír los planes de los distintos partidos para hacer frente a los problemas más candentes: la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad o la desigualdad. ¿Qué cambios en el modelo de movilidad impulsarán para descarbonizar este sector?, ¿qué medidas concretas van a tomar para conseguir una mayor implantación de las energías renovables en Cataluña que va muy rezagada en esta cuestión?, ¿qué modelos de desarrollo territorial están proponiendo. Qué sectores económicos se van a impulsar?.

Creo no equivocarme al decir que somo muchos los que estamos esperando oír las propuestas para el desarrollo territorial del sector Vilaseca-Salou, y las alternativas al proyecto Hard Rock cuyas diferencias entre partidos fue el detonante de la caída del gobierno catalán. Nos gustará oír con qué argumentos va a defender PSC la necesidad de construir el casino más grande de Europa cuando la mitad de los catalanes se han posicionado en contra de este proyecto y cuando solo un 20% de los votantes del mismo partido están a favor de la propuesta. ¿Qué intereses puede haber detrás de esta defensa férrea de un modelo de desarrollo basado en el juego y en más turismo que no gusta a casi nadie. ¿Con qué argumentos se defiende que el desarrollo urbanístico y las expectativas laborales del Hard Rock van a ser tan positivos para la región que el proyecto bien se merece una exención fiscal a los futuros beneficios derivados del juego?

El debate sobre el modelo de desarrollo que más nos conviene a Cataluña aviva la aparición de posiciones tan enfrentadas como las que hemos ido observando en las diversas iniciativas que afectaban a distintas zonas del territorio: los planes urbanísticos relacionados con la Fórmula 1, los juegos olímpicos de invierno, la ampliación de muelles para cruceros en BCN, la ampliación del aeropuerto del Prat, los proyectos de renovables, ahora el Hard Rock, etc. La concreción del modelo económico y territorial es tan importante, que no podemos dejarla de ninguna forma solo en manos de los partidos, porqué con ella estamos definiendo y determinando el modelo de futuro de nuestra sociedad y en esta cuestión todos deberíamos tener voz. Y aquí surge otra pregunta, ¿cuál es la mejor forma de expresar nuestra opinión, nuestra voz? El referéndum pueden ser una buena herramienta para la toma de decisiones binarias sencillas: SI o NO, pero no es tan idóneo para la toma de decisiones complejas donde existen múltiples factores a valorar. La información de calidad y el conocimiento de la complejidad son claves para garantizar una buena decisión y precisamente esta complejidad es una limitación a la participación masiva de la sociedad. Pero este limitación no legitima de ninguna forma que las decisiones sobre las cuestiones importantes se tomen dentro de los partidos o entre los círculos de expertos que, por muy expertos que sean, no representan a la sociedad. Las buenas intenciones mostradas por algún candidato señalando que la solución se encuentra en la formación de grandes consensos pecan de ingenuas, sobretodo, cuando existen poderosos intereses económicos que van a intentar interferir por todos los medios en las opiniones de los ciudadanos y en los posicionamientos de los partidos. Lamentablemente, los medios de comunicación demasiadas veces, en vez de ser los transmisores de información objetiva y de calidad se convierten en cadenas de amplificación de la voz de su amo. Tampoco hace falta a estas alturas, hablar de la manipulación de la información a través de las redes.

Organizar procesos de participación ciudadana superando los obstáculos mencionados y conseguir a la vez la legitimidad social de los resultados obtenidos a través de ellos requiere el cumplimiento de, al menos, tres condiciones: 1º la representatividad social de los participantes, 2º el contexto necesario para garantizar un debate informado, de calidad y no polarizado, y 3º el conocimiento y reconocimiento del proceso participativo y de sus resultados por parte de toda la ciudadania. Y aún añadiríamos una 4º condición fundamental para que estos procesos participativos no acaben en la papelera del desengaño colectivo: los gobiernos, aunque no hay leyes que los obliguen, deben comprometerse a dar cumplimiento a las recomendaciones y propuestas formuladas por los participantes . Sino, ¿para qué sirven?.

Felizmente, podemos decir que existen ya métodos probados y multitud de experiencias que dan fe de que estos procesos de participación ciudadana deliberativa dan buenos resultados. No solo eso, sino que estos métodos son cada vez más reclamados por la propia sociedad que ve con preocupación como va aumentando la desconfianza y el alejamiento entre ciudadanos y gobiernos, propiciada en parte por los métodos tradicionales del voto delegado a los partidos en la toma de decisiones social y mediambientalmente relevantes.

Asambleas, ciudadanas, paneles, jurados, grupos focales, cocreación colectiva… son algunas de las herramientas que se pueden aplicar para distintas finalidades y a diferentes escalas. Tenemos ejemplos muy cercanos: en BCN la asamblea ciudadana por el clima celebrada en 2023, entregó 34 propuestas al Ayuntamiento. En Cataluña también se ha celebrado la asamblea ciudadana por el clima en 2024 y acaba de entregar sus 45 propuestas al gobierno. Todos deberíamos estar muy interesados en conocerlas y en hacer el seguimiento de su implantación. Este es un proceso del que todos, gobiernos y sociedad, tenemos que aprender.

El ejercicio de la democracia participativa tiene que convertirse en algo ordinario, de acceso y utilización en todos los niveles administrativos, desde los locales a los más generales. Solo de esa forma podremos superar estos enfrentamientos y polarizaciones que nos bloquean y que impiden cualquier avance en la toma de las decisiones colectivas importantes.

Más información

Citizen engagement in evidence-informed policy-making

Implementing citizen engagement within evidence-informed policy-making An overview of purpose and methods

Innovative Citizen Participation and New Democratic Institutions. Catching the Deliberative Wave

Administración abierta (3/3): participación ciudadana para la co-creación normativa

< Volver

Deja una
respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestro newsletter