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La evaluación económica de proyectos y el coste social de las emisiones de CO2
Mario Aymerich y Juan Ramón Domínguez, Ingenieros de Caminos
Preámbulo
La estrategia actual de la Unión Europea (según Resolución del Parlamento Europeo del 14 de febrero de 2007) es reducir globalmente en un 30 % las emisiones de todos los países industrializados para el año 2020 respecto a los niveles del año 1990, con el objetivo de conseguir una reducción de entre el 60 % y el 80 % para el 2050. Con ello se pretende lograr que el calentamiento medio mundial quede limitado a 2 ºC respecto a las temperaturas previas a la industrialización. Los esfuerzos para luchar contra estos efectos no se tomaron muy en serio durante mucho tiempo y, por lo tanto, los resultados no fueron por desgracia muy prometedores hasta que se logró firmar el Acuerdo de París (Naciones Unidas, 2015).
Según un reciente informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, como consecuencia del cambio climático “Europa es actualmente el continente que se calienta más rápidamente, y se espera que el número de fenómenos meteorológicos extremos aumente a medida que aumenten las temperaturas mundiales”. Recientemente, el Banco Europeo de Inversiones ha hecho público el resultado de una encuesta en los 27 Estados miembros de la UE que indica que a medida que los desastres naturales aumentan en frecuencia y gravedad, los costes del cambio climático son cada vez más evidentes. Todo lo cual supone una amenaza significativa para las infraestructuras y la estabilidad de los suministros de agua y alimentos, que pone de relieve la urgente necesidad de estrategias integrales de adaptación al cambio climático.
En este contexto, la denominada Taxonomía Europea es una herramienta metodológica para ayudar a los inversores, emisores y promotores de proyectos a moverse hacia una economía baja en carbono, resiliente y eficiente en recursos. Su intención es ayudar a las empresas, los promotores de proyectos y los emisores a acceder a una financiación ecológica para mejorar su rendimiento medioambiental, así como a identificar qué actividades ya son respetuosas con el medio ambiente. Al hacerlo, ayudará a promocionar sectores con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, a descarbonizar los sectores con alto índice de carbono.
Así las cosas, los procedimientos que se deben seguir en cualquier proyecto de infraestructuras para evaluar su posible impacto ambiental, están muy bien regulados y especificados en la UE a través de distintas directivas, desde el nivel de proyectos individuales hasta el de planes y programas. Sin embargo, los procedimientos relacionados con la evaluación de los impactos sociales (que están orientados a promover resultados positivos en beneficio del bienestar individual y colectivo, la inclusión social de los grupos de población vulnerables o en peligro de marginación y el afianzamiento de la sostenibilidad de toda la comunidad) solamente se rigen por convenciones internacionalmente acordadas.
Evaluación económica de los proyectos
Todos los proyectos, sobre todo los de infraestructuras, necesitan inversión. Y, puesto que las inversiones asociadas requieren en general de unos recursos monetarios relevantes, es precisa la intervención de entidades financieras que evalúen con detalle los costes y los beneficios que tales inversiones vayan a producir (es decir, asegurar su sostenibilidad en sus tres dimensiones: económica, medioambiental y social). Por ello, con respecto a los efectos del cambio climático y a la lucha para minimizar sus efectos, las grandes entidades financieras deben estar alineadas con los objetivos y principios del Acuerdo de París y, por lo tanto, calcular la huella de carbono de los proyectos que se vayan a financiar.
Uno de los aspectos más importantes de cualquier proyecto, en especial si se financia con fondos públicos, es su justificación desde el punto de vista económico. Es decir, es necesario evaluar si los beneficios que recibirá la sociedad, gracias a la implementación del proyecto, son suficientes como para que merezca la pena realizar la inversión que requiere. Dichos beneficios pueden ser tanto tangibles como intangibles, pero, en todo caso, deben ser claramente identificables y, a ser posible, cuantificables.
En este contexto no hay que confundir la viabilidad económica del proyecto (el aspecto que se discute en este apartado) con su posible viabilidad financiera. Esta última se refiere a evaluar hasta qué punto el proyecto es capaz de generar suficientes ingresos monetarios (tangibles) como para recuperar la inversión y garantizar los costes de operación y mantenimiento a lo largo de su vida útil, e incluso proporcionar ganancias para los inversores.
Son numerosos los conceptos económicos, financieros y contables que es necesario considerar cuando se desarrolla un proceso de este tipo, así como distintos elementos cuya cuantificación es relevante o específica para cada sector. La herramienta de preferencia es el análisis coste/beneficio pero, dado que en ciertos casos esta herramienta no puede aplicarse, debido fundamentalmente a la dificultad de monetizar los parámetros principales que definen el proyecto, se suelen usar otros modelos, como son el análisis multicriterio o el análisis de coste/eficiencia.
Un análisis coste-beneficio para una infraestructura es una herramienta fundamental para evaluar la viabilidad y rentabilidad de un proyecto que permite comparar los costes asociados a la construcción y explotación de la infraestructura a lo largo de su vida útil con los beneficios que generará a largo plazo. Entre los principales costes de se pueden identificar: costes de construcción; costes de mantenimiento, tanto preventivo como correctivo y reposiciones; costes de operación asociados al funcionamiento de la infraestructura; elementos indirectos, tangibles o intangibles no directamente asociados a la construcción y la explotación, pero que pueden generar costes, pero también beneficios adicionales; y efectos externos como son los impactos ambientales, sociales y económicos. Así pues, entre los efectos externos hay que evaluar y monetizar los costes relativos a las consecuencias que el proyecto puede generar con respecto a las emisiones de CO2, con el fin de minimizar las consecuencias del cambio climático.
A. Cálculo del valor de las emisiones de CO2
El paso previo para conocer el coste de las emisiones de CO2 consiste en calcular la cantidad de gases emitidos. La mayoría de los proyectos emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera, ya sea directa o indirectamente, de modo que muchos proyectos dan lugar a reducciones o aumentos de emisiones en comparación con lo que habría ocurrido en ausencia del proyecto, lo que se conoce como emisiones de referencia. Distintas metodologías aceptadas internacionalmente permiten estimar estas dos cantidades: (i) las emisiones absolutas y; (ii) las emisiones relativas, que pueden resultar ser positivas o negativas. Ambos valores son importantes a la hora de tomar decisiones.
A la luz del Acuerdo de París, el precio del carbono se asimila al coste del carbono necesario para impulsar la economía a cumplir el objetivo de temperatura global de 1,5 °C, lo que se conoce como el coste sombra del carbono. El cual, en principio, difiere de otros conceptos de costes comunes, como es la estimación del daño asociado con la emisión de una tonelada de carbono, que a menudo es denominado coste social del carbono. Si bien existe la tendencia de equiparar en la práctica ambos valores, a los efectos del análisis de coste-beneficio, se considera que el coste sombra del carbono proporciona la base conceptual correcta para medir los cambios en las emisiones resultantes del proyecto
El coste sombra del CO2 es un tema complejo que depende de una variedad de factores interconectados, ya que incentiva a las empresas a reducir sus emisiones y a invertir en tecnologías más limpias. Los principales factores que influyen en el coste del CO2 son:
Oferta y demanda de permisos de emisión: al igual que cualquier otro mercado, la oferta y demanda de permisos de emisión de CO2 tienen un impacto directo en su precio. Si la demanda aumenta (por ejemplo, debido a un mayor crecimiento económico o a políticas más restrictivas), el precio tiende a subir.
Política climática: las regulaciones gubernamentales y las políticas climáticas son un factor clave. Un sistema de comercio de emisiones más estricto, con límites de emisión más bajos o un aumento en la velocidad de reducción de las emisiones, suele conducir a precios más altos del carbono.
Precio de las energías alternativas: a medida que el coste de las energías renovables (como la solar y la eólica) disminuye, se vuelve más atractivo para las empresas cambiar a estas fuentes de energía más limpias, lo que puede reducir la demanda de permisos de emisión y, en consecuencia, su precio.
Precio de los combustibles fósiles: los precios de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) también influyen en el precio del carbono. Si los combustibles fósiles se vuelven más caros, las empresas pueden verse incentivadas a reducir sus emisiones para ahorrar costes.
Incertidumbre económica: los eventos económicos globales, como crisis financieras o recesiones, pueden generar incertidumbre en los mercados de carbono y afectar los precios de los permisos de emisión.
Tecnología: el desarrollo de nuevas tecnologías para capturar y almacenar carbono puede influir en el precio del carbono, ya que ofrece una forma de reducir las emisiones sin tener que comprar permisos.
En vista de tal complejidad, en 2019 el gobierno francés encargó una revisión de la tarificación del carbono para ayudar a impulsar las decisiones de inversión de manera sencilla. En definitiva, se recomienda un coste sombra de 250 euros en 2030 creciendo hasta los 775 euros en 2050; valores que están mayoritariamente aceptados en el resto de estados de la UE. La tabla siguiente contiene los costes sombra que estima el Banco Europeo de Inversiones para los próximos años en euros.
Año | 2025 | 2030 | 2040 | 2045 | 2050 |
Coste | 165 | 250 | 390 | 660 | 800 |
En resumen, el cálculo de las emisiones de CO2 y su valoración es un proceso fundamental para la gestión ambiental y la lucha contra el cambio climático. Al comprender la huella de carbono de cada proyecto (absoluta y/o relativa), se pueden tomar decisiones más informadas y contribuir a un futuro más sostenible, al mismo tiempo que se cumple con las exigencias de la Unión Europea en materia de preservación de la calidad ambiental de nuestro entorno.
B. El coste social de las emisiones de CO2
Los costes externos de las emisiones de dióxido de carbono se resumen en el coste social del carbono (SCC) que mide el valor actual en términos monetarios de todos los impactos futuros de una tonelada métrica adicional liberada a la atmósfera de emisiones de CO2. El SCC puede añadirse como una partida de costes para los proyectos que inducen emisiones de carbono, y como una partida de beneficios para los proyectos que suponen una reducción neta de las emisiones de carbono. La mayoría de los proyectos públicos tienen un impacto en las emisiones de carbono, pero la energía, el transporte y la agricultura son áreas clave de preocupación en las que será importante que se tenga en cuenta este coste. Su importancia tiene que ver con:
Toma de decisiones: ayuda a gobiernos y empresas a evaluar los costes y beneficios de diferentes políticas y proyectos.
Internalización de externalidades: permite que los emisores asuman los costes sociales de sus actividades.
Justificación de políticas climáticas: proporciona una base sólida para implementar medidas de mitigación del cambio climático.
Aunque los conceptos de coste sombra y coste social del carbono están estrechamente relacionados, y a menudo se utilizan de manera intercambiable, existen algunas diferencias importantes entre ellos, reflejadas en la tabla siguiente.
Característica | Coste Sombra del Carbono | Coste Social del Carbono |
Enfoque | Específico, a nivel de proyecto o empresa | Amplio, a nivel social |
Flexibilidad | Alto, adaptable a diferentes contextos | Bajo, basado en modelos científicos |
Uso | Toma de decisiones internas, evaluación de proyectos | Política climática, fijación de precios del carbono |
Base científica | Puede ser menos detallada | Basada en modelos climáticos y económicos complejos |
Dado que las emisiones de carbono tienen impactos globales, que varían a lo largo del tiempo y el espacio, y en muchos sectores diferentes, el cálculo del coste social del carbono es complejo y requiere aportes de muchas disciplinas diferentes, desde la ciencia del clima hasta la agronomía y las ciencias sociales, incluida la economía. Por lo tanto, el cálculo del valor social del CO2 involucra varios pasos y consideraciones.
Los denominados modelos de evaluación integrada (IAM) de clima y economía utilizados normalmente para estimar el coste social del carbono, han demostrado ser sensibles a las hipótesis relativas a la variabilidad y los consecuentes daños climáticos, así como a la valoración del bienestar social. Estos modelos integran conocimientos de diversas disciplinas y permiten simular escenarios futuros, ya que ofrecen una visión holística y cuantitativa de sistemas complejos, lo que los convierte en una herramienta muy potente para la toma de decisiones. En particular, la forma en que se tratan los riesgos catastróficos por tales modelos, tanto en el lado de los daños como en el lado de la medición del bienestar, es un fuerte determinante para determinar el nivel de agresividad con que se diseñan las respuestas políticas al cambio climático.
A modo de ejemplo, dada la complejidad de los modelos IAM, se mencionan de forma reducida los cuatro pasos esenciales para calcular el SCC:
Emisiones: se proyecta la trayectoria futura de la producción y las emisiones de CO2.
Impacto climático: se proyecta el impacto de las emisiones en el mundo físico; incluyendo cambios de temperatura atmosférica y oceánica, cambios en los ecosistemas y la biomasa, y su productividad.
Daños: se trata de la evaluación de los daños económicos asociados a la trayectoria futura de las emisiones, y los cambios en el mundo físico que se prevé ocurrirán.
Descuento: se trata de evaluar con una tasa de descuento anual los daños económicos para obtener un valor presente y actual.
Así las cosas, la elección de los parámetros a utilizar en los modelos puede influir significativamente en los resultados; los modelos pueden tener dificultades para representar eventos extremos, como olas de calor intensas o huracanes, que pueden tener impactos significativos pero difíciles de predecir con precisión; así como los puntos de inflexión en el sistema climático o las interacciones complejas entre el clima y la sociedad. También, los impactos del cambio climático varían considerablemente a nivel regional y local, por lo que los modelos pueden tener dificultades para capturar esta heterogeneidad.
La mejor representación del sistema terrestre en su dinámica y en los más recientes daños económicos causados por el cambio climático, y una inclusión más completa de las incertidumbres paramétricas de los modelos económicos, permite ilustrar cómo esos valores han ido creciendo desde principios del siglo XXI, y van aproximando las distintas evaluaciones del coste social de las emisiones de CO2.
Combinando 1823 estimaciones procedentes de 147 estudios, con una encuesta a los autores de dichos estudios (todos ellos entidades gubernamentales y universidades de Europa y EEUU) se obtiene una distribución sintética que tiene como media 283 dólares, un valor mediano de 185 dólares, y un rango inter-cuantil (5%-95%) de 97 a 369 dólares de la tonelada de CO2 para el año base 2020. Estos resultados son más altos en general que la mayoría de las cifras utilizadas oficialmente por los gobiernos, incluida la actualización a 2023 de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) de EEUU, que daba un valor medio de 157 dólares (recuérdese que el valor del coste sombra solo se prevé que alcance el valor de 250 euros solo en 2030); así pues, se puede decir lo siguiente:
En base a los resultados obtenidos con modelos IAM, se desprende que el coste social del carbono es significativamente mayor que el coste sombra, normalmente utilizado por las distintas administraciones para la justificación económica de los proyectos mediante el análisis coste/beneficio.
Elementos para una discusión
“Como los peligros que representa el calentamiento global no son tangibles, inmediatos ni visibles en el curso de la vida cotidiana, por muy formidables que puedan parecer, muchos se cruzarán de brazos y no harán nada concreto al respecto. A pesar de ello, si esperamos hasta que se hagan visibles y se agudicen antes de pasar a la acción, será demasiado tarde”. (A. Giddens).
“La protección del cambio climático no puede limitarse a aquellos espacios antrópicos singularmente amenazados, ello impide la protección de la mayor parte de la biodiversidad de nuestro planeta. De ahí la necesidad de planificar el desarrollo económico de las actividades humanas aunándolo con la preservación del clima mediante el límite al aumento de la temperatura”. (J. Vozmediano).
“La transición ecológica tiene que ser lo más rápida posible, y lo más sostenible y asequible a nivel social. Esto nos ahorrará mucho dinero, porque lo caro que es la transición se tiene que comparar con lo caro que es no hacerla. Son ejemplos recientes: la DANA en Valencia, las inundaciones de Porto Alegre (Brasil) y Pakistán, los incendios de Chile y Los Ángeles, etc.”. (S. Martín Belmonte).
Referencias bibliográficas
EIB Project Carbon Footprint Methodologies. Methodologies for the assessment of project greenhouse gas emissions and emission variations. Version 11.3, January 2023.
Evaluación técnica para la financiación de proyectos. Aymerich, M. Editorial Paraninfo, 2022.
La política del cambio climático. Giddens A., Alianza Editorial, 2009.
Synthesis of evidence yields high social cost of carbon due to structural model variation and uncertainties. Economic sustainability science. Research article, November 2024.
The social cost of carbon. Cost-Benefit Analysis and the Environment. Further Developments and Policy Use. OECD, 2018.