Y vuelta la burra al trigo…
Los datos económicos de los últimos años no avalan que las razones de la crisis que se inició en 2008 estén superadas, más bien lo contrario. Altos beneficios, bajos salarios, deuda privada como motor del consumo interno y oídos sordos a múltiples informes sobre el riesgo de todo ello parecen garantizar una nueva época convulsa, con negativas implicaciones sociales (mayor desigualdad y pobreza), económicas (proteccionismo en alza) y políticas (incremento de populismos xenófobos).