COMENTARIO SOBRE EL LIBRO DE ANN PETTIFOR “LA PRODUCCIÓN DEL DINERO: COMO ACABAR CON EL PODER DE LOS BANCOS”
Ann Pettifor nos brinda en su libro a activistas (feministas y ecologistas) unas cuantas lecciones sobre cómo funciona el sistema monetario y nos ofrece argumentos para oponernos con mayor efectividad a las políticas que se aplican en todos los países, que nos han llevado a una economía superfinanciarizada que beneficia a una minoría que controla a gobernantes e instituciones y que ha provocado terribles desigualdades e injusticias sociales y que está poniendo en peligro a la humanidad entera debido a la explotación y a la degradación planetaria y al cambio climático.
Ann Pettifor se sitúa en contra de las políticas neoliberales que han defendido la austeridad como solución a la crisis del 2008 y que todos ya conocemos que resultados nefastos ha tenido en las sociedades del sur de Europa.
La propuesta de Ann Pettifor de relocalizar el capital financiero global a través de una tasa ( Tasa Tobin) nos ayuda a reformular la globalización tal como lo conocemos y que a los ecologistas , a los defensores de la justicia social y a tantos otros activistas nos parece tan injusta socialmente y tan perjudicial para el planeta. Creo no equivocarme si digo que estos colectivos que están en contra de cómo funciona este sistema económico globalizado no están defendiendo la reconstrucción de barreras entre naciones: las propuestas de Trump nos provocan alergia. Estos colectivos estamos a favor de la diversidad, del enriquecimiento cultural de la mezcla y no estamos en contra de los intercambios económicos siempre que estos no sean perjudiciales para el medio ambiente (dumping ambiental) o perjudiciales para las clases sociales que viven de su trabajo y que actualmente se encuentran obligados a competir con los trabajadores de otros países con menos derechos laborales y sociales (dumping social).
La propuesta de tasa Tobin juntamente con la propuesta de poner un precio, una tasa, al carbono en todas las etapas de la producción y en el transporte de los productos que llegan a nuestros mercados desde los lugares más remotos, reconducirán la globalización Todo ello sin tener que construir barreras físicas entre países.
La tasa Tobin orienta hacia relocalización de capitales para que contribuya a la mejora de los propios países y desaliente el movimiento especulativo de capitales y, por tanto, reduciendo la actividad de los paraísos fiscales. Si además de la tasa al movimiento de capitales se regulan las tasas de interés de los créditos concedidos en función del objetivo de esos créditos (para producción o para especulación), tal como propone Ann, se lograría una economía menos financiarizada, más dirigida a la economía real y más útil para sociedad.
Pettifor nos ayuda a entender que el dinero no es un recurso escaso, lo que sí es escaso son otras cosas; el trabajo, los recursos agotables, los servicios que nos garantizan el bienestar. El dinero es solo un convenio entre ciudadanos y gobiernos, un ahora recurso mal empleado que beneficia sobre todo a unos pocos en detrimento del bien público. Este mal uso se puede reconducir cambiando las reglas de juego. Ann propone un “Green new deal” keynesiano, para que los países puedan invertir masivamente en energías renovables, eficiencia y en servicios destinados al bienestar social (trabajos de cuidados, culturales, etc.). Los ecologistas estamos de acuerdo en que estas inversiones son del todo necesarias pero no van a ser suficientes para conseguir un mundo sostenible: el cambio climático quizá se pueda frenar (si no nos demoramos en la transición energética) pero este no es nuestro único problema medioambiental. Además de la degradación ambiental ( los coches eléctricos van a crear congestión y degradación de espacios naturales igualmente i necesitan de recursos físicos que se agotan) . No podemos decir que como la energía del sol es inagotable, también lo son las energías renovables. Tendremos un problema de limitación de recursos materiales. Las energías renovables se basan en material físico, en recursos (hablemos solo del cobre por poner un ejemplo real), que a medida que se agotan requieren de más recursos energéticos para continuar la extracción cada vez más difícil y este es un proceso sin fin. El crecimiento tal como lo entendemos en las sociedades occidentales nos lleva invariablemente a un aumento infinito de recursos y a una degradación de los hábitats que producen extinciones masivas de especies, además de problemas se supervivencia de las poblaciones que viven y dependen de ellos.
Podemos imaginarnos un crecimiento distinto, que repercuta lo menos posible en la extracción de recursos limitados y en la degradación de los ecosistemas pero ello conllevaría muchos otros cambios en la organización, en dinámica y en los valores sociales que van más allá de un cambio en el sistema monetario.
Por otro lado, no olvidamos un argumento que nos parece de peso: el crédito con intereses obliga a crecer indefinidamente ya que al devolver el crédito tenemos que añadir al principal la cuantía del interés.
Neus Casajuana