Economista, que ha ejercido el cargo secretario de Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat es un gran experto y firme defensor de instaurar una renta básica universal
Dani Sorolla
¿Es factible implementar una renta básica universal (RBU) en Cataluña? ¿Y a escala mundial? ¿Cómo debería financiarse? ¿Qué efectos tendría en relación a los salarios? ¿Generaría un efecto llamada? A todas estas preguntas tiene respuesta Lluís Torrens , economista, actual secretario de Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat y uno de los grandes expertos en la cuestión de cómo financiar una RBU.
Hablamos con él, quien también es miembro de la asociación Revo Prosperitat Sostenible y de la Red Renta Básica , entre otros, y defiende que establecer esta asignación universal tendría efectos muy positivos.
¿Estamos en condiciones de implantar una renta básica universal (RBU) de forma inmediata?
Con algunos compañeros hemos escrito libros al respecto y consideramos que con voluntad política y una reforma fiscal es posible instaurar una RBU. Básicamente, esta reforma debería tocar el impuesto de la renta, poner un impuesto de patrimonio como es debido y, seguramente, algún otro impuesto de tipo ambiental. Con una combinación de estos impuestos podría financiarse perfectamente la RBU.
¿Cuál sería el coste de esa RBU?
Si hablamos del coste neto, los cálculos que hemos realizado apuntan a que supondría entre tres y cuatro puntos del producto interior bruto (PIB). Un dinero que, como digo, podría obtenerse de una combinación de varios impuestos.
¿Qué otras medidas deberían complementar la puesta en marcha de la renta básica?
La más importante sería pasar a un modelo en el que todo el mundo hiciera la declaración de la renta. Actualmente, por ejemplo, a las personas que perciben el ingreso mínimo vital (IMV) ya se les obliga a realizarla. Sería necesario que esto se generalizara a toda la población.
¿Sería muy difícil llevarlo a cabo?
No estamos hablando de un imposible, dado que la mayoría de las declaraciones de la renta ya pueden hacerse con el borrador que pasa la Agencia Tributaria. Hoy, hay unos 10 millones de personas que están exentas de hacer la declaración por su bajo nivel de ingresos, por tanto, se trataría de reunir esta información, de la que ya dispone Hacienda, y trasladarla a la declaración de la renta.
Una de las críticas a la RBU es que provocaría un efecto llamada.
Esto podría evitarse con una segunda medida importante: decidir una moratoria que establezca cuántos años es necesario haber vivido o ser residente en el país para tener derecho a la renta básica. La idea sería poner un límite mínimo, por ejemplo de tres años, para poder acceder a la asignación y empezar a cobrarla.
¿Qué otras medidas podrían aplicarse para ayudar a instaurar la RBU?
Una podría ser la que ya se aplica en Estados Unidos, donde para mantener su residencia o incluso la nacionalidad estadounidense se obliga a pagar impuestos aunque la persona se haya ido a vivir fuera del país. De esta forma, se evita el escape fiscal.
La clave de todo son los impuestos.
Lo importante es diseñar muy bien un impuesto a la riqueza que capture realmente la riqueza de la gente. Si no se hace así, siempre aparecerán las quejas que dicen que sólo acaban pagando las clases medias y los ricos se libran. Hay que diseñar modelos para que esto no ocurra. De hecho, se ha escrito mucho al respecto por parte de economistas muy importantes como Thomas Piketty, Gabriel Zucman o Emmanuel Saez, quienes han propuesto soluciones para evitar estas fugas impositivas o elusiones fiscales.
¿Por qué la RBU sería más efectiva para acabar con la pobreza que otras medidas como el IMV?
Básicamente, porque es universal. El IMV, como la mayoría de rentas condicionadas, está diseñado para evitar los falsos positivos, es decir, personas que acceden a la asignación sin tener derecho a cobrarla. Para evitarlo, se realizan unos sistemas de control tan potentes que acaban generando cientos de miles de falsos positivos, o sea, gente que tiene derecho a cobrar el IMV, pero no lo hace por varias razones.
¿Es un problema de diseño de la asignación?
Para evitar falsos positivos, se hacen unos sistemas muy complicados y difíciles de entender, o la gente no la pide por miedo a que luego les reclamen los ingresos indebidos. Ahora, por ejemplo, ha salido un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que revela que se reclama que se devuelva dinero a un 25% de las personas, aproximadamente, que han cobrado el IMV. Esto hace que la gente se asuste mucho y ha generado un gran problema.
Aparte de que no es fácil de tramitar.
Es así, se obliga a hacerlo todo mediante trámites telemáticos muy complejos que no facilitan las cosas. El resultado es que sólo 350.000 familias perciben su asignación, cuando el objetivo fijado hace cuatro años estaba en 850.000. Y esa cifra es sólo la cuarta parte de las familias pobres del país. Por tanto, estamos hablando de unos niveles de cobertura muy bajos. Esto sólo tiene solución con un sistema universal. De hecho, por lo general, todas las ayudas que no son universales acaban teniendo estos problemas.
Otro debate en torno a la RBU tiene que ver con la cuestión de por qué deben percibirlo las personas ricas.
En ese caso, la respuesta es fácil. Las personas ricas acaban pagando más porque la financiación de la ayuda se realiza a través de los impuestos. Es como la sanidad o la educación pública, es decir, por qué una persona rica puede ir al hospital público y que le atiendan gratuitamente; o ¿por qué puede llevar a sus hijos a una escuela pública? Pues porque ya ha pagado sus impuestos por poder hacerlo. Al final, se trata de separar bien la fuente de financiación y que éste sea justo. En pocas palabras: que quien más tiene, más pague.
Algunas voces también apuntan a que afectaría en negativo a los salarios.
Ésta es una discusión antigua. En Italia, por ejemplo, había sindicatos en contra de fijar un salario mínimo porque aseguraban que todas las empresas se limitarían a pagar el salario mínimo. Se ha demostrado que esto no es así. Por el contrario, lo que hace es subir el resto de salarios.
¿Pasaría lo mismo con la RBU?
La RBU aumentaría el salario de reserva de los trabajadores, que ya no estarán dispuestos a trabajar por cualquier sueldo gracias a los ingresos complementarios de la renta básica. Otro punto positivo de la RBU, a diferencia de las rentas condicionadas, es que permite compatibilizarla con el trabajo. Por tanto, elimina la trampa de la pobreza. Esto es, que a la gente no le compense trabajar porque pierde la asignación.
“No hay ninguna evidencia científica de que una renta básica haya hecho bajar los salarios, sino todo lo contrario”.
Así, es todo lo contrario de lo que argumentan sus detractores.
Efectivamente, en una situación de renta básica los salarios subirían. Aparte, no hay ninguna evidencia científica de que una renta básica haya hecho bajar los salarios. Por el contrario, es un incentivo muy poderoso, y una herramienta más para los sindicatos, para mejorar las condiciones salariales. Algo que, por cierto, nos cuesta mucho explicar y hacer entender a los sindicatos.
Si ampliamos el foco, ¿es factible implementar una RBU a escala mundial?
El tema central es quien transfiere el dinero para financiar esta RBU. A nivel de Cataluña o España es la población más rica quien transferiría ese dinero para financiar la renta básica. A nivel mundial, básicamente, sería lo mismo, es decir, los países ricos deberían financiar la renta básica de los países pobres. Yo mismo hice unos números a partir de unos datos de Naciones Unidas y concluí que con una transferencia del 3% del PIB de los países ricos a los pobres sería posible financiar una RBU.
¿Y en lo que se refiere a Europa?
Precisamente, con Jordi Arcarons y Daniel Raventós hicimos un informe para la Fundación Irla y la Coppieters Foundation sobre cómo financiar una renta básica en Europa. Pero quiero fijarme en la relación Europa-África, que es donde ahora tenemos grandes discusiones sobre temas como la inmigración. Los números dicen que con una transferencia del 1% del PIB de Europa hacia África podría financiarse una RBU para la población africana.
Los beneficios serían extraordinarios.
No hay más que tener en cuenta que el primer problema de África es que su crecimiento demográfico está por encima del crecimiento de su PIB. Esto hace que, a nivel de renta per cápita, se esté empobreciendo. Con una RBU se podría bajar la natalidad y hacerla converger con los valores europeos y de los países más avanzados.
Es una cifra similar al famoso 0,7%.
Exacto, lo que ocurre es que no se está pagando en forma de renta básica, sino a través de programas de ayuda que pueden ser para cualquier cosa, incluso para comprar armas. Si hiciéramos un replanteamiento de cómo se pagan estos fondos, o también las remesas de inmigrantes, alcanzaríamos ya ese 1% y podríamos financiar una RBU con un coste ínfimo. Pienso que sería muy positivo y ayudaría a evitar problemas que tenemos ahora, como la cuestión de las personas refugiadas o la inmigración descontrolada en el sentido de que no somos capaces de hacer políticas de acogida como es debido.
https://xarxanet.org/internacional/noticies/lluis-torrens-amb-voluntat-politica-i-una-reforma-fiscal-es-possible
Traducción: Teresa Abril