Debemos preparar el ferrocarril de Cataluña para poder absorber las enormes y crecientes demandas que tendrá en los próximos años a consecuencia de la necesidad de descarbonizar la movilidad, los incrementos de precios de los combustibles fósiles y de población. El objetivo es que todos los problemas actuales desaparezcan cuando en dos años la mayoría de obras estén concluidas.