Un estudio publicado en ‘Science’ considera que más del 50% de la reforestación debería concentrarse en Rusia, EEUU, Canadá, Australia, Brasil y China
«No se trata de plantar solo los árboles que puedan ser más eficientes, sino de proteger también los animales y plantas locales», incide el investigador Jean-François Bastin
Laura Rodríguez04/07/2019
En un mundo tecnificado, las soluciones más sencillas parecen a veces complicadas. Una nueva investigación que contabiliza por primera vez el número de árboles que se podrían plantar en nuestro planeta, muestra que una reforestación global, en la que no se alteraran los suelos agrícolas o urbanos, podría absorber hasta un 25% de nuestros niveles actuales de CO2.
«Al empezar el estudio no estábamos seguros si la recuperación de los ecosistemas era realmente una solución significativa», nos comenta Jean-François Bastin desde Zúrich, «pero nos hemos dado cuenta de que la magnitud de sus beneficios supera con creces nuestras expectativas. Por supuesto, no puede ser la única medida pero en este momento se trata de la mejor arma de que disponemos para luchar contra el cambio climático».
Durante su vida, los árboles almacenan grandes cantidades de carbono en sus troncos y, por lo tanto, reducen en la atmósfera los niveles de CO2 . Sin embargo, hasta ahora, no se sabía si nuestro planeta tendría la capacidad y el terreno disponible para aumentar sus bosques de manera que pudiera capturar un nivel importante de este gas.
Los nuevos mapas elaborados a partir de las observaciones de más de 80.000 bosques y la tecnología de Google Earth Engine demuestran que no solo esto es factible sino que además podemos crear casi 1.000 millones de hectáreas (es decir, una superficie similar al área de Estados Unidos) de nuevos bosques con nuestro clima actual. Tal y como recomienda el último informe especial del IPCC para evitar un calentamiento superior a 1,5 °C ya en el año 2050.
Ahora bien, deberíamos empezar lo antes posible. Para que los bosques alcancen su potencial máximo necesitan haber madurado por lo que Bastin estima que llevará unos 60 años para que puedan reducir un 25% del CO2. «Sin embargo, como la acumulación de carbono es mucho más rápida durante sus primeros años de crecimiento», explica, «es probable que en unos 30 años ya puedan capturar un 70-80% de su capacidad total».
En realidad, los autores insisten en que no se trata solo de incrementar los bosques sino de recuperar los ecosistemas naturales de cada región. «No se trata de plantar solo los árboles que consideremos que puedan ser más eficientes», aclara preocupado, «sino de proteger también los animales y plantas locales. Por un lado, porque no hay mucha diferencia en la cantidad de gas que se captura y por otro porque podríamos crear nuevos problemas».
Por eso, en su estudio destacan las zonas más propicias y llegan a la conclusión de que más del 50% de la reforestación debería concentrarse en seis países: Rusia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil y China, lo que subraya la importancia de las acciones de algunos lugares poco comprometidos de momento en frenar el cambio climático. De hecho, según los autores, de los 48 países comprometidos en el Desafío de Bonn, un tratado creado en 2011 para restaurar los bosques degradados, solo el 10% excede el área recomendada para tal fin mientras que el 43% apenas llega a la mitad.
La idea de recuperar los ecosistemas para mitigar los efectos del cambio climático la defienden numerosas organizaciones, y activistas como George Monbiot la han convertido en su reivindicación principal –en su página Natural Climate Solutions detalla cómo en la Naturaleza todos los elementos están relacionados–. Este nuevo estudio corrobora que respetar este equilibrio, y recuperar nuestros bosques y campos no solo parece una de las mejores opciones que tenemos para frenar el calentamiento del planeta sino que además es posible sin grandes inversiones ni una tecnología especial.