14.11.2019

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La toma de control del turismo en Barcelona por las finanzas

La liberalización del negocio turístico ha permitido la transmisión de la propiedad de activos de inversión que antes estaban principalmente en las manos de la burguesía local hacia los grandes fondos que operan desde Wall Street y otros lugares similares

JUAN MANUEL VIVER. Noviembre 7, 2019

Las finanzas internacionales se han vuelto extraordinariamente poderosas y se han consolidado como un factor determinante sobre las vidas cotidianas y las decisiones políticas que tienen lugar en Barcelona. Desde el Observatorio de la Deuda en la Globalización, con motivo de la publicación del informe «(No) Todo es mercantilizable – El entramado financiero al sector del turismo«, apuntamos como se ha llegado a este punto y cuáles son los principales actores detrás de este fenómeno


Manifestación contra el turismo masivo en Barcelona en el Día internacional del turismo / Víctor Serra

Estos últimos años estamos siendo testigos de cómo los mercados de capitales -cada vez más liberalizados a escala internacional-, junto con las políticas monetarias ultra-laxas de los bancos centrales, han generado un verdadero tsunami financiero voraz de activos de inversión ligados a las actividades turísticas, que con los tipos de interés por tierra, ofrecen una mina de oro en rentabilidades. En 2018 fue un año récord en compraventa de este tipo de activos, con inversiones en nuevos hoteles y hoteles reconvertidos por valor de 4.810 millones de euros, un 23,1% más que el año precedente. En 2017, invertir en vivienda para alquiler en la costa daba una rentabilidad de un 8,8% anual -excluyendo datos de rendimientos de las viviendas de uso turístico (HUT) -, una rentabilidad mucho más alta que la que ofrece casi cualquier otro tipo de activo de inversión financiero. Así pues, con el turismo, las finanzas internacionales han encontrado su nuevo El Dorado.

Y son precisamente los actores financieros más corto-terministas, con expectativas de ganancia más elevadas, los principales protagonistas de esta tendencia. El todo-poderoso Blackstone es su principal exponente y el máximo representante de la estrategia buy it, fix it and sell it (comprar, arreglar y vender). Este «modelo de negocio» lo encontramos a menudo en Barcelona con las estrategias de compra de edificios enteros, desahucio de personas arrendatarias que viven, y transformación en vivienda de lujo, en hoteles o viviendas de uso turístico (HUT) destinados a su alquiler (turístico) y / o en la reventa.

En el caso de Blackstone, que ya cuenta con siete SOCIMI (Euripo, Törbel, Albirana, Testa, Corona, FIDE y Hispania, esta última hasta 2019), además prevé integrar progresivamente la gestión de su cartera hotelera a su plataforma hotel Investment Partners (HI Partners), con sede en Barcelona. Actualmente es el tercer propietario hotelero más importante por número de habitaciones en la UE, con voluntad y capacidad de adquirir nuevos activos y controlar el mercado hotelero del sur de Europa.

La introducción de la figura de las SOCIMI en 2009 de la mano del PSOE y su reforma en 2012 por el PP, respondió precisamente a las necesidades de este tipo de capitales que Blackstone representa. Les ha permitido elevar los rendimientos obtenidos, gracias principalmente a la infraimposición o tratamiento fiscal favorable de esta figura empresarial (las SOCIMI no pagan impuesto de sociedades). El tipo de capital financiero internacional que principalmente ha invertido en turismo en Barcelona no lo habría hecho con rendimientos financieros más bajos, lo que no se produjo hasta la mencionada reforma.

La liberalización del negocio turístico ha permitido la transmisión de la propiedad de activos de inversión que antes estaban principalmente en las manos de la burguesía local hacia los grandes fondos que operan desde Wall Street y otros lugares similares. El informe » «(No) Todo es mercantilizable – El entramado financiero al sector del turismo» del Observatorio de la Deuda de la Globalización (ODG) hace un análisis crítico y extenso de la entrada del gran capital internacional en la industria turística de Barcelona, ​​y propone algunas recomendaciones para revertir los efectos negativos de la misma.

El informe destaca momentos y hechos claves que han alimentado todo este proceso, como la desregulación del sector turístico (y del sector terciario en su totalidad) promovida por la Directiva Europea Bolkestein en 2006, que está detrás de la aparición de los HUT ; la generalización del modelo asset-light de alquiler y no propiedad de los hoteles por parte de las cadenas hoteleras, que les ha permitido liberar capital para expandir el negocio; o la irrupción de la economía de plataforma, de la mano de actores como Airbnb, y el rápido crecimiento de su peso dentro de la industria turística, con la colonización del modelo hacia otras actividades como los servicios de guía turístico o las «experiences«.

Además, también recoge la importancia de la desregulación del trabajo turístico (y del mercado laboral en general) que conllevó la Reforma Laboral de 2012 y expone como el empeoramiento sistemático de las condiciones laborales de las personas trabajadoras turísticas está relacionado con el peso creciente que las finanzas internacionales tienen en la industria turística barcelonesa (y al mundo), tal como las propias trabajadoras han denunciado y recogen diferentes estudios.

Situar la vida en vez de los intereses de las finanzas internacionales como eje vertebrador de la ciudad es algo urgente. Movimientos sociales y la ciudadanía organizada hace tiempo que plantean la (in) compatibilidad entre la explotación turística del modelo actual y sus propias vidas en nuestra ciudad.

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