En los modelos de crecimiento neoliberal, las sociedades pueden mostrarse benevolentes para invertir en sus conciudadanos y en la naturaleza de la que dependen, solo bajo la condición de que sobre dinero para ello
Nicky Pouw*
En los debates sobre políticas mundiales y en la investigación sobre el crecimiento y el desarrollo inclusivos se pone cada vez más énfasis en la necesidad de repensar la economía. La fecha de caducidad del modelo de crecimiento neoliberal parece que está cerca. Las premisas falsas han llevado a prescripciones políticas falsas, con impactos perjudiciales para la sociedad y la naturaleza. En lugar de un mayor bienestar humano para todos, han aumentado la desigualdad, los riesgos socioeconómicos, políticos y climáticos. Otra gran preocupación es que los más pobres de los pobres quedan excluidos del crecimiento neoliberal o, en el mejor de los casos, se incorporan de forma adversa. Ni siquiera les alcanzan las intervenciones para el desarrollo de manera efectiva.
Tanto desde dentro de la disciplina económica como desde fuera, se están planteando nuevas propuestas para repensar la economía. Estas incluyen la forma de medir el progreso social, la reorientación de la economía hacia el bienestar humano, dar valor a la naturaleza y establecer marcos alternativos de la economía. Desde una perspectiva del desarrollo inclusivo, las inversiones en 1. voz y empoderamiento, 2. sostenibilidad social y ambiental y 3. bienestar humano, son primordiales.
La economía nunca es neutral
Sin embargo, estas propuestas suelen yuxtaponerse en los modelos de crecimiento neoliberal cómo costosas reflexiones. Solo bajo la condición de que sobre dinero, las sociedades pueden mostrarse lo suficientemente benevolentes como para invertir en sus conciudadanos y en la naturaleza de la que dependen. Por lo tanto, abogo por repensar la economía desde cero, comenzando por reformar sus premisas básicas. Para empezar, defino la economía como un proceso instituido social y políticamente de asignación de recursos, desde y hacia los agentes económicos. Este no es ni mucho menos un proceso neutral. Las desigualdades de poder tuercen y transforman los procesos y resultados económicos en beneficio de los ricos y acomodados. La definición anterior de economía da pie al análisis del poder integrado incorporado en ella . La economía tampoco es un sistema fisiológico cerrado ni controlable. Por el contrario, la economía está arraigada en la naturaleza y es un proceso instituido social y políticamente y, como tal, está abierta a influencias externas. La “economía” está interconectada a través de subsistemas de relaciones internas y mecanismos de asignación, por ejemplo, en forma de mecanismos de mercado, reciprocidad y redistribución. Consiste en estructuras y capas, pero estas son temporales y específicas del contexto. Los valores culturales, las prioridades pasadas y futuras, juegan un papel en la toma de decisiones económicas en el presente. Los agentes económicos se involucran en un comportamiento (más o menos) intencionado (no “racional”) para tomar decisiones económicas. Como tal, el cambio económico no es una serie de eventos idiosincrásicos estables, sino que está sujeto a cambios emergentes, perturbaciones y eventos inesperados.
Diez razones por las que la economía debería cambiar
Siguiendo las premisas epistemológicas anteriores, propongo una lista de 10 razones por las que la economía debería cambiar:
- La economía ha perdido contacto con las realidades cotidianas de la gente sobre el terreno;
- La economía se basa en una visión equivocada del ser humano. Los supuestos subyacentes no son representativos del ser humano como ser humano social;
- La economía debería tener más que ver con el bienestar humano y menos con el dinero;
- La economía está incrustada en una constelación de instituciones sociales y políticas. Su influencia en los procesos y resultados económicos es endógena;
- La economía se modela como si fuera un sistema cerrado y controlable, pero, en realidad, es un proceso abierto con características emergentes y en evolución;
- La economía se define a sí misma como separada de la naturaleza. Sin embargo, en realidad existen interdependencias mutuas entre la economía y la naturaleza;
- El actual modelo de crecimiento económico es miope. Pasa por alto la importancia a largo plazo de la cohesión social y de la economía inclusiva;
- El modelo de crecimiento económico actual prefiere el crecimiento a la estabilidad y pasa por alto el valor añadido de la sostenibilidad;
- El poder es un factor subestimado en economía. El análisis económico de la distribución debería poner en cuestión las relaciones de poder;
- La economía necesita nuevos indicadores de desempeño. El desempeño económico debe medirse en más términos que únicamente en el crecimiento económico .
Una vez que vemos la economía como incrustada en la sociedad, la política y la naturaleza, podemos comprender las complejas interacciones entre, por ejemplo, el uso de recursos, la naturaleza y la economía, o entre el empoderamiento, la cohesión social y la economía. Que las economías se embarquen en una vía de desarrollo degenerativa, ambientalmente insostenible y excluyente o bien en una regenerativa, sostenible e inclusiva, sigue siendo, en última instancia, una cuestión de elección política.
* Nicky Pouw es profesora asociada en el programa de gobernanza y desarrollo inclusivo de la Universidad de Amsterdam, Países Bajos. Es una economista del desarrollo con 25 años de experiencia en investigación sobre pobreza, desigualdad, género, desarrollo inclusivo y economía del bienestar, especialmente en las economías africanas. Es presidenta de The Broker y autora de varios libros y artículos revisados por pares internacionales.
Traducción Neus Casajuana