Cambio climático, cambio político o recesión
JORDI ORTEGA, Septiembre 21
Antes del inicio de la cumbre del clima de Naciones Unidas Unidas y de la huelga mundial por el clima, liderado por jóvenes y mujeres, en Alemania el gobierno de Gran Coalición, entre CDU y SPD, han acordado 70 medidas para luchar contra el cambio climático. También en una señal ante el colapso de los antiguos dos partidos mayoritarios en las elecciones regionales en que Los Verdes triplican votos con un discurso desacomplejado a favor del clima.
Merkel no pierde el sueño por incluir en estos gobiernos regionales a Los Verdes. Se formara la coalición kenia con amplio respaldo parlamentario, no esa absurda repetición electoral que nosotros tendremos en noviembre. En la manifestaciones se reclama el regreso de esa “canciller climática” que hace una década asumió Merkel. En la propia presentación de las medidas Angela Merkel reconocía que Alemania ni logrará los objetivos en energías renovables, ni el climático para 2020.
A favor de una Klimakanzlerin.
A partir de 2013 se puso el freno. Desde entonces se han sucedido escándalos, como que Bayer perdía más dinero que lo que le costo Monsanto (con su escándalo); Volkswagen perdía el prestigio de un siglo y otro 40.000 millones. Mientras, las empresas fotovoltaicas cierran. 17 nuevos aerogeneradores en un año: ridículo. La ley para ayudar a instalar fotovoltaica en tejados contaba con un fondo del que no se ha gastado ni el 1%. Alemania, cuando lideraba la transición climática y energética, lograba ser el campeón de las exportaciones. Incluso de forma excesiva: generaba déficit en la periferia de Europa. Se culpa a Angela Merkel, a sus miedos y sus frenos, de la recesión de no dar señales a la gran industria atrincherada en modo suicida.
El plan climático tiene un presupuesto de 50.000 millones para 2023, 22 páginas y 70 proyectos que a su vez suponen incentivar la economía.
Plan: Eckpunkte für das Klimaschutzprogramm 2030.
“Nuestro trabajo: dejar un planeta que valga la pena para las próximas generaciones. El Gabinete Climático del Gobierno Federal ha lanzado el paquete de protección climática más completo hasta la fecha que haya existido en Alemania. Por primera vez, las decisiones prevén objetivos climáticos jurídicamente vinculantes para los sectores del transporte, energía, industria, edificios, agricultura y gestión de residuos”, señala el ministerio de Medio ambiente, en manos del SPD. Ofrece un completo cuestionario a las principales preguntas sobre el plan.
¿Cómo quiere el gobierno alemán dar un precio al CO2? Algunos sectores ya están pagando por sus emisiones de gases de efecto invernadero: las compañías energéticas y las industrias intensivas en energía, así como la aviación intraeuropea, todos están participando en el comercio europeo de emisiones. Por cada tonelada de emisiones de CO2 se debe adquirir, pagando, un certificado. En otras áreas, como el transporte y los edificios, las personas no pagan por producir gases de efecto invernadero. Sin embargo, el precio del CO2 se considera la forma más rentable de ahorrar en emisiones. Es por eso que el Gabinete Climático ha decidido introducir un sistema de fijación de precios de CO2 para el transporte y los edificios…. Estamos comprometidos con la compra de certificados con las empresas que venden combustible. El precio fijo comienza en diez euros por tonelada en 2021 y se elevará a un precio fijo de 35 euros por tonelada de CO2 para 2025. Después de eso el precio básicamente lo fijará el mercado.
Incluye una ley de protección climática con presupuestos de gases de efecto invernadero que disminuyan anualmente. Esto supone una novedad. Catalunya tiene su ley climática desde 2017; pero aun no la tiene en marcha. El gobierno de España atrasó la ley de clima y transición energética eliminado una presupuesto de carbono vinculante cada año. Esta ley permite al Gabinete Climático del gobierno, acordar numerosas medidas nuevas: especificaciones, incentivos, programas de apoyo e inversión. Cada ministerio responsable en cada área, debe presentar inmediatamente medidas. Una primera consecuencia,inmediata, es que la gasolina y el diésel deberían ser más caros. El precio de transporte dirá la verdad ecológica. Las externalidades negativas se transfieren a externalidades positivas, esto es, de diésel y la gasolina al coche eléctrico. Lograr una red pública de 1 millón de cargas de coches eléctrico (implicando a otros agentes) en 2030.
El sistema de transporte público se financiará masivamente. El gobierno federal también está invirtiendo en la red ferroviaria. Los viajes en tren serán más baratos en el futuro al reducir el IVA, los vuelos serán más caros al aumentar el impuesto de aviación. “El precio del CO2 no es una panacea dijo la ministra Svenja Schulze, “pero es una señal importante, porque la protección climática está involucrada en una suma de muchas decisiones de compra individuales”.
Reacciones.
No es el momento, ni hay espacio para exponer las 70 medidas.
Die Gruenen (Los Verdes), por medio de Mathias Wagner, Presidente del Grupo Parlamentario, considera que “el paquete climático del Gobierno Federal es un pequeño paso para la gran coalición. Y un paso aún más pequeño para la humanidad”. Lamenta que Alemania con dichas propuestas no podrá alcanzar, probablemente, sus objetivos de protección climática.
En el caso del precio del CO2 el gobierno ha decidido la mayor ineficiencia posible en los próximos 6 años. Comenta Stefan Rahmstorf, del instituto del clima de Postdam ¿O alguien cree que un aumento inicial de 3 centavos
por litro de gasolina y 9 centavos al final , conducen a grandes ahorros? la mayoría de los alemanes entiende que la protección del clima es una oportunidad para el desarrollo de la economía. Todos, excepto AfD. En Alemania la CDU excluye todo pacto con AfD; antes que repetir elecciones gobernaría con Die Linken. No perdería en sueño.
AfD y Liberales están excluidos de geometría para formar gobierno. “CDU y SPD tiene un concepto del clima inútil, señala Stafan Rahmstorf. Habla más de su desconfianza con las próximas elecciones que con el clima. Existen contradicciones como señala Claudia Kempfert: se incrementan las primas (que no subvenciones) al coche eléctrico, pero no se deja de subvencionar el diésel y de ofrecer privilegios a la industria diésel. Lo vimos el año pasado tras el récord de venta de coches diésel, el cambio de normas, al final, no se produjo, manteniendo privilegios.
El camino equivocado.
Lo que se puede llamar “República del diésel” (como lo califica Harald Welzer) explica que Alemania, desde 2013, haya dejado de liderar el cambio climático y las energías renovables. El precio del CO2, para Fabio Longo, tan sólo nos trae un monstruo terrible de burocracia sin ningún efecto climático. Lo vemos en la gestión del comercio de emisiones. Supondrá un incremento de costes. Lo que impulsó las energías renovables fue organizar un eficiente mercado basado en una señal de retribuciones a largo plazo; no hacer prohibitivo el carbón con impuestos. En el caso del vehiculo eléctrico, ni veria mejorar la prima que ahora recibe. Ni entra en la consideración de dicho plan.
Nina Scheer, candidata con Karl Lauterbach a presidir el SPD, considera que el comercio ineficaz de CO2 supuso un bloqueo para la expansión de las energías renovables. Sabe qué política impulsó las energías renovables, que fueron derogadas en 2013 y completamente suprimidas en 2017. Se dijo que un comercio de emisiones, un impuesto, cuyo objetivo es descarbonizar, sería más eficaz que un mercado que atentaba contra la neutralidad tecnológica, suponía subsidios, etc. Nos ofrece seguir por el camino del error.
Karla Lauterbach dice que “el paquete de protección climática de GroKo podría ser demasiado decepcionante para la credibilidad a largo plazo del SPD entre los jóvenes”. Y añade en twitter: “se alejan cada vez más de nosotros. Definitivamente no vale la pena quedarse en GroKo”; propone en caso de lograr erigir el SPD una salida del gobierno paralizante.