Blanca Gispert
En el barrio de La Verneda, la cooperativa TMDC ha conseguido crear un gran taller industrial abierto y compartido, al que acuden 300 profesionales que buscan hacerse un hueco el mundo de la carpintería, el diseño industrial, la arquitectura, la moda o las artes audiovisuales. La mayoría son autónomos que alquilan el espacio y la maquinaria, ya sea por días, semanas o meses. También acuden alumnos de Elisava y empleados de I+D de empresas como Puig.
El espacio desprende creatividad pero sobretodo actividad productiva. A lo largo de una decena de naves, se suceden salas grandes y pequeñas, llenas de herramientas y maquinaria, objetos extraños, trozos de madera, metal y vidrio, maquetas, pinturas, decorados… Incluso se puede observar un prototipo de vivienda de madera o zapatillas impresas en 3D. Parece que todo está al alcance dentro de estas instalaciones. Son más de 5.000 m2destinados al emprendimiento industrial, un espacio único en Barcelona que en el 2026 está condenado a desaparecer a causa de un cambio de usos del terreno. “Estamos obligados a irnos porque la normativa establece que las naves se deben derribar para construir viviendas, un polideportivo y una estación eléctrica. El barrio vivirá una transformación a raíz de la apertura de la estación de La Sagrera”, lamenta Pedro Pineda, impulsor de TMDC con Diego Calvo, Christine Schorn y Rick Scavetta.
TMDC acoge 300 profesionales, entre autónomos, alumnos de Elisava y profesionales de Puig
De hecho, hace dos semanas, TMDC ya se vio obligada a cerrar cuatro naves de actividad metalúrgica. “Ya sabíamos que este día iba a llegar. En el 2018, firmamos el contrato de alquiler sabiendo que las naves estaban afectadas. El propietario es el hospital Sant Pau, que durante años tuvo aquí su servicio de lavandería”, recuerda el emprendedor canario, que inició el proyecto en el barrio de Gràcia en el 2015, después de formarse en Londres y Berlín.
Pineda ve el traslado como una oportunidad de crecimiento y la constatación del éxito del proyecto. “Años atrás resultaba muy extraña la idea de crear un coworking industrial. Ahora, estamos a tope de capacidad y nos conoce todo el mundo. Estamos valorando mudarnos a Cornellà, el Port Vell o el Poblenou y conseguir un espacio de al menos 7.000 m2”.
Para conseguirlo, la cooperativa necesita fondos. Factura 700.000 euros anuales y el coste del traslado es de unos 3,2 millones, si se tienen en cuenta las reformas, la nueva maquinaria y los primeros meses de alquiler. “Aportaremos una parte de fondos propios pero necesitamos más capital. Tenemos una ayuda de 1,7 millones del Perte de economía social y hemos abierto una campaña de crowdfunding para captar 200.000 euros. Esperamos que salga adelante”, confía Pineda, quien estudia replicar el proyecto en el País Vasco.
Artículo publicado en La Vanguardia https://www.lavanguardia.com/economia/20250127/10321533/tmdc-gran-coworking-industrial-busca-espacio-capital.html