Una alternativa al enfoque de neutralidad de mercado del BCE
Dirk Schoenmaker ,21/02/2019
El enfoque de la política monetaria del BCE, neutral con respecto al mercado, socava el objetivo general de la UE de lograr una economía con bajas emisiones de carbono. Un enfoque alternativo no neutral fomentaría una producción baja en carbono, acelerando la transición de la UE hacia una economía baja en carbono, y podría aplicarse sin interferencias excesivas con el objetivo principal de la estabilidad de precios.
Resumen
Las empresas intensivas en capital son más intensivas en carbono. La política monetaria refuerza este efecto, ya que el BCE opera de forma “neutral con respecto al mercado” comprando una parte de la cartera de bonos corporativos disponibles en el mercado. Proponemos un enfoque no neutral para orientar la asignación de los activos y garantías (collaterals) del Eurosistema hacia los sectores con bajas emisiones de carbono, lo que reduciría el coste de capital de estos sectores en relación con los sectores con altas emisiones de carbono.
Una modesta inclinación a favor de estos sectores, podría reducir en un 44% las emisiones de carbono en su cartera y reducir el costo de capital de las empresas con bajas emisiones de carbono en cuatro puntos básicos. Tal asignación destinada a bajos niveles de carbono puede hacerse sin interferencias excesivas con el mecanismo de transmisión de la política monetaria. La estabilidad de precios, que es el objetivo primordial, debe seguir siendo la prioridad del Eurosistema.
Activos intensivos en carbono
Las empresas intensivas en carbono, como las empresas de combustibles fósiles, sector servicios, los fabricantes de automóviles y las compañías aéreas, suelen ser intensivas en capital. Por lo tanto, los índices de mercado de acciones y bonos corporativos están sobrecargados de activos con alto contenido de carbono. La figura 1 resume la intensidad media de carbono – definida como las emisiones de carbono divididas por las ventas – de varios sectores industriales en Europa.
Como era de esperar, el sector del petróleo, el gas y el carbón tiene la mayor intensidad de carbono, seguido por el sector de los materiales (productores de metales y construcción), los servicios, los productos químicos, el transporte (líneas aéreas) y la automoción (fabricantes de automóviles). La distribución desproporcionada de la intensidad de carbono muestra que unos pocos sectores son responsables de la mayoría de las emisiones de carbono.
Figura1: El gráfico muestra la intensidad de carbono promedio de los sectores, medida como el promedio de emisiones en toneladas métricas de CO2 dividido por las ventas en millones de euros. Fuente: Schoenmaker (2019)
En su política monetaria, el BCE, al igual que cualquier otro banco central, sigue un enfoque neutro con el fin de evitar distorsiones del mercado. Esto significa que compra una parte de los bonos corporativos disponibles en el mercado. Por lo tanto, un enfoque neutral con respecto al mercado hace que la base de activos y garantías del Eurosistema sea relativamente intensiva en carbono (Matikainen et al, 2017). La inversión en empresas con altas emisiones de carbono refuerza el bloqueo a largo plazo del carbono en los procesos de producción y en la infraestructura. El enfoque de neutralidad de mercado del BCE socava la política general de la Unión Europea de lograr una economía con bajas emisiones de carbono.
En el marco de su mandato de estabilidad financiera, los bancos centrales han comenzado a examinar el impacto de los riesgos relacionados con el clima en la estabilidad del sistema financiero (Carney, 2015). ¿Por qué no abordar también la intensidad de carbono de los activos y garantías en las operaciones de política monetaria de los bancos centrales?
Mandato legal
¿Permite el mandato legal de los bancos centrales la “ecologización” de la política monetaria? La responsabilidad principal de los bancos centrales es mantener la estabilidad de precios, con la responsabilidad secundaria de apoyar el crecimiento económico. Curiosamente, la Unión Europea aplica una definición amplia de crecimiento económico. El apartado 3 del artículo 3 del Tratado de la Unión Europea dice que “La Unión establecerá un mercado interior. Trabajará en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado y en la estabilidad de los precios… y en un alto nivel de protección y mejora de la calidad del medio ambiente”. Esta amplia definición de crecimiento económico sostenible podría proporcionar una base jurídica para una política monetaria más ecológica.
El BCE sólo puede perseguir sus objetivos secundarios, sin perjuicio de su primer objetivo. Nuestro enfoque propuesto de favorecimiento (véase la siguiente sección) no conduce a una interferencia excesiva con la estabilidad de precios. Como todo el mundo es parte interesada en el medio ambiente y el clima (Schoenmaker y Schramade, 2019), el BCE también podría contribuir a la agenda climática, pero sin entrar en debates políticos.
Por lo tanto, se necesita un espacio político para que el BCE evite que los bancos centrales tomen decisiones políticas. Dado que la política climática es una preocupación real y una de las principales prioridades de la política europea con una base consistente, el BCE puede contribuir a este objetivo secundario en su marco de activos y garantías de las operaciones de política monetaria. La Comisión Europea y el Consejo han declarado en repetidas ocasiones su objetivo de combatir el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de carbono. Los miembros del Parlamento Europeo también han preguntado al presidente del BCE sobre la falta de políticas de carbono del BCE (véase, por ejemplo, Draghi, 2018).
Operaciones de política monetaria más ecológicas
En un nuevo documento, proponemos un enfoque de favorecimiento dirigido a los activos y garantías del Eurosistema hacia las empresas con bajas emisiones de carbono (Schoenmaker, 2019). El Eurosistema gestiona unos 2,6 billones de euros de activos como parte de su Programa de Adquisición de Activos, que incluye bonos corporativos y bancarios, además de bonos del Estado. En sus operaciones de política monetaria, el Eurosistema proporciona fondos a los bancos a cambio de garantías, que actualmente ascienden a 1,6 billones de euros. Se aplica un recorte al valor de la garantía, que refleja el riesgo del crédito.
Para evitar perturbaciones en la transmisión de la política monetaria a la economía, el Eurosistema debe mantener su actividad en todo el mercado. La idea básica del favorecimiento es comprar relativamente más activos con bajas emisiones de carbono (por ejemplo, un 50% de sobreasignación) y menos activos con altas emisiones de carbono (por ejemplo, un 50% de subasignación). En consecuencia, el Eurosistema puede aplicar una mayor reducción del valor de las garantías a los activos con alto contenido de carbono. Los cálculos muestran que este enfoque favorecedor podría reducir las emisiones de carbono en la cartera de bonos corporativos y bancarios del Eurosistema en un 44%.
Además, la aplicación de un mayor recorte en la valoración delas garantías a los activos con alto contenido en carbono, los hace menos atractivos, lo que reduce su liquidez. Las primeras estimaciones indican que esta mayor reducción del valor, podría dar lugar a un mayor coste de capital para las empresas con altas emisiones de carbono en comparación con las empresas con bajas emisiones de carbono de cuatro puntos básicos.
Reflexiones finales
Una política de asignación de bajas emisiones de carbono reduciría el coste de financiación de las empresas con bajas emisiones de carbono, fomentando la producción de bajas emisiones de carbono. El coste más elevado de capital podría inducir a las empresas con altas emisiones de carbono a reformar su proceso de producción utilizando tecnologías con bajas emisiones de carbono para ahorrar en costes de financiación.
Por lo tanto, una política de asignación de activos y garantías con bajas emisiones de carbono en el marco del Eurosistema contribuiría a la política general de la UE de acelerar la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. Para evitar interferencias políticas, es importante que el Eurosistema siga siendo plenamente independiente en la elección y el diseño de sus políticas de asignación.
Además, esta política de asignación debe diseñarse de forma que no afecte a la aplicación efectiva de la política monetaria. La estabilidad de precios es, y debe seguir siendo, la máxima prioridad del Eurosistema.
Referencias:
Carney, M. (2015), ‘Breaking the tragedy of the horizon: climate change and financial stability’, Speech at Lloyd’s of London, 29 September.
Draghi, M. (2018), ‘Letter to the European Parliament’, L/MD/18/207, Frankfurt, 12 June.
Matikainen, S., E. Campiglio and D. Zenghelis (2017), ‘The climate impact of quantitative easing’, Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment, Policy Paper.
Schoenmaker, D. (2019), ‘Greening Monetary Policy’, Working Paper Issue 02, Bruegel.
Schoenmaker, D. and W. Schramade (2019), Principles of Sustainable Finance, Oxford University Press, Oxford
Traducción: Teresa Abril