«En un planeta 4C más caliente, todo lo que podemos preparar es la extinción» – Oliver Tickell(667)
Ferran P. Vilar ,20/02/2020
También James Hansen – como tantos otros – se ha unido a quienes aventuran la superación de los 1,5 ºC en la década de los 2030s como muy tarde(668), en coherencia con su anuncio reciente de una aceleración en curso del aumento de la temperatura(669) que otros avalan.
Por otra parte, que la superación de los +2 ºC es “virtualmente cierta” lo sabemos ya desde hace por lo menos una década(670). ‘It’s over’(671) (se acabó), decían, incluso cuando se creía todavía que 2 ºC eran soportables(672). El prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) apuntaba en 2015 que, si la sensibilidad climática estuviera en la zona superior del margen 2-4,5 ºC, los +2 ºC se alcanzarían en 2030-2035, y que si fuera menor se superarían en todo caso poco después de mitad de siglo(673). El Global Energy Tracker elaborado por las universidades australianas de Queensland y Griffith apunta también a la década de 2030(674). Manola Brunet, presidenta de la Comisión de Climatología de la Organización Meteorológica Mundial, afirmaba hace pocos meses que los +2 ºC pueden tranquilamente alcanzarse en 2035-2040(675).
A la misma conclusión llegaba implícitamente un informe de la consultora Price Waterhouse Cooper en 2012, al concluir que eran necesarias mejoras en la “intensidad de carbono” del PIB superiores al 5% anual durante 40 años a partir de 2013(676), contando naturalmente con que el crecimiento económico en términos de PIB debía proseguir. Y de hecho llega a la misma conclusión todo informe que exija acciones termodinámicamente imposibles de este cariz mágico – como a menudo ocurre en los del propio IPCC – por mucho que las vistan de retórica posibilista tipo challenging, unprecedented, etc.
Poner premisas o condiciones imposibles para ofrecer resultados digestibles a la clientela es una forma de moderación inmoderada, pero siempre que los autores sean bien explícitos en cuanto a la inverosimilitud de los escenarios que se plantean, lo que rara vez es el caso.
¿Qué ocurre a partir de entonces?
En 2009 la comunidad científica del clima se planteaba ya la posibilidad de que se alcanzaran los +4 ºC, pero no se habían situado nunca en los impactos de ese escenario. Para remediarlo y para estudiar esta situación organizó un concurrido simposio en la Universidad de Oxford bajo el título de Four Degrees and Beyond[1], que tuvo una segunda versión en Melbourne en 2011 y cuya recopilación de las presentaciones fue publicada en la académica Philosophical Transactions of the Royal Society. Durante tres días los mejores climatólogos debatieron bajo el subtítulo de Implications of a Global Climate Change of 4+ Degrees for People, Ecosystems and the Earth-System[2]. Un aperitivo interesante de este encuentro tuvo lugar cuando un conferenciante preguntó si alguien en la sala creía que situarse esas condiciones podía considerarse alarmista, un mero ejercicio académico fuera de la realidad previsible: nadie levantó la mano(677).
No podían hacerlo. Como nos evidenció Stephen Schneider, sabemos desde el AR4 2007 que, aún contando con la moderación del IPCC que ya vamos conociendo, en la peor trayectoria – no muy lejano de la actual – la probabilidad de que la temperatura en 2100 sea superior a 6,4 ºC se sitúa entre el 5 y el 17%(5), de modo que instalarse en un mundo a +4ºC dentro de este siglo de la mano del IPCC no puede ser considerado como rareza o alarmismo infundado alguno(678). Con más motivo por cuanto 23 de las 34 simulaciones llevadas a cabo con los modelos de la época apuntaban ya a este resultado dentro de este siglo(679), incluso en escenarios donde los esfuerzos para reducir las emisiones hubieran sido sustanciales. Chris West, en su cargo de director del Programa de Impactos Climáticos de la Universidad de Oxford (UKCIP), había afirmado ya en 2009:
“Los +2 ºC han desaparecido [científicamente] como objetivo … +4 ºC son definitivamente posibles’.”(680)
En 2010, un modelo elaborado por el MIT concluía que una temperatura de +7 ºC en 2100 no era imposible, según se puede observar en la figura superior en la que se muestran las probabilidades de superar determinados valores de calentamiento(681). Los modelos del IPCC que todavía señalaban sensibilidades climáticas alrededor de +3 ºC, que ya vamos sospechando moderadas, incluían hasta 7,8 ºC en 2100(682). Otros estudios basados en esos mismos modelos apuntan a que, si pudieran quemarse todas las reservas actuales de combustibles fósiles[3], esto supondría incrementos entre 6,6 y 9,5 ºC en 2100(683).
En 2017, Adrian E. Raftery del departamento de estadística de la Universidad de Washington aseguraba, junto a otros cuatro autores, que incluso en el caso de haber implementado políticas de mitigación, se supone que significativas, la temperatura habrá aumentado entre 2.0 y 4.9 °C, destacando por cierto que el crecimiento de la población no supone factor decisivo alguno(684).
Y en 2018, en el marco del Proyecto Medeas, el departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid – centrado en la economía ecológica – de la mano de Óscar Carpintero en el Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la misma Universidad analizaron los acuerdos de París incorporando las políticas de deslocalización previsibles, cosa que no se había considerado con anterioridad (!). Encontraron que, en el mejor de los casos, las emisiones habrán crecido alrededor del 20% en 2030 (lo que de hecho supone la adopción de notables medidas de mitigación o de reducción de la disponibilidad de combustibles fósiles). Si esas emisiones se mantuvieran constantes entre 2030 y 2050 la temperatura aumentaría +3ºC, y si siguieran aumentando al mismo ritmo anterior, ya tendríamos los +4 ºC(685).
Entretanto en PNAS, una de las tres revistas científicas de mayor prestigio e impacto, se ha propuesto una nueva caracterización del peligro climático en función de la temperatura media de la Tierra: calificaba +1,5 ºC como peligroso, +3 ºC como catastrófico, y >+5ºC como más allá de lo catastrófico, incluyendo aquí la amenaza existencial(686). ¡Amenaza existencial!(687) Invoquemos una vez más lo de la moderación científica, pues aunque parezca increíble muchos sitúan la amenaza existencial incluso antes.
Bienvenido a un mundo 4 ºC más caliente
¿Cómo sería un mundo a +4 ºC? Es la trayectoria que llevamos, y además a una velocidad sin parangón posible con episodio alguno en toda la historia geológica de la Tierra(688). Después veremos si queda mucho para ello.
Recuerde que estamos hablando de promedios. La tierra se calienta más que los océanos, con lo que el incremento medio de la temperatura en las zonas habitables sería en promedio superior a +5,5 ºC con +10ºC en algunas zonas. Las olas de calor serían terroríficas. El Ártico se calentaría +12-15 ºC o incluso más(689), y el nivel del mar iría aumentando aceleradamente hacia los ~75 metros – un planeta sin hielo, como así ocurrió en la extinción masiva de hace unos 66 millones de años(690) – aunque eso pueda tardar siglos o algún milenio en alcanzarse definitivamente. A medio plazo podemos creernos unos 2 a 5 m más de nivel del mar todavía en 2100, salvo sorpresas.
En 2009, distintas organizaciones de prestigio como el MetOffice Hadley Centre y el Tyndall Centre for Climate Change Research, entre otras, elaboraron un gráfico, asumido incluso por el gobierno británico, notablemente (probablemente demasiado) detallado de cómo podría ser un mundo a +4 ºC sin acciones radicales de adaptación adoptadas con anterioridad(691). Las selvas han desaparecido, los monzones también(692). Los arrecifes de coral, base de gran parte de la vida marina, ya no existirán desde mucho tiempo antes, y los océanos habrán proseguido la acidificación y la hipoxia en curso comprometiendo seriamente la viabilidad del resto(693). La agricultura producirá mucho menos alimento habiendo desaparecido los días aptos para el crecimiento de las cosechas en gran parte del mundo – desde luego en África(694) donde de hecho ya ha comenzado de forma más visible(695) – y solo algunas zonas de Rusia, China y Canadá podrían ver mejorada esta condición en el improbable caso de que hubiera una cierta estabilidad climática que lo permitiera. La disponibilidad de agua habrá disminuido seriamente en latitudes bajas (trópicos y subtrópicos, donde se encuentra, por ejemplo, España), y afectará a unos dos mil millones de personas… ¿Vale la pena continuar?
En realidad, el mundo será tan distinto e inhóspito que imaginarlo, incluso a grandes rasgos, podría ser un ejercicio fútil y sólo posible, en el mejor de los casos, a base de emplear una brocha bastante gorda. Pero prosigamos a pesar de todo.
A la vista de esa tendencia recurrente de siempre a peor en lo académico, tal vez la imagen que fue publicada en New Scientist en 2009, que sí tenía en cuenta lo que el IPCC había ignorado, sea la que mejor refleje la severidad de los impactos del cambio climático aunque en algún detalle comprobemos, examinada con los ojos de hoy, algunas imprecisiones por exceso de detalle.
En un número dedicado al cambio climático y bajo el titular ‘How to survive the coming century’[4], la divulgadora científica Gaia Vince partió de ese gráfico y acabó ideando una forma de meter a 9.000 millones de personas en pisos de 40 m2 en el Ártico (y parte de la península Antártica) en un mundo a +4 ºC. Se trataba de analizar cómo podría ser la Tierra en función de su habitabilidad para los humanos en esas condiciones. He publicado esta imagen alguna vez, y la repito ahora con la advertencia de que fue en su día retirada de la web de New Scientist (aunque puede rescatarse aquí en pdf), tal vez porque se prestaba a confusión sin una explicación muy precisa. Pero que yo recuerde esa imagen no sufrió críticas explícitas por parte de la comunidad científica.
Su vigencia se mantiene. La misma periodista, 10 años después, ha publicado una imagen más simplificada, menos comprometida y probablemente más realista, ahora en The Guardian, suponiendo también las mismas condiciones de temperatura. A grandes rasgos es la misma que en 2009.
Eso significaría que alrededor del 70% de la población residiría en zonas cuyo estrés térmico resultaría ser letal(696) lo que obligaría, a quienes pudieran, a migrar hacia los polos, a lo que habría que añadir las migraciones provocadas por las inundaciones de las zonas costeras. En relación solamente al impacto costero se ha estimado en unos 200 millones el número de personas afectadas a lo largo del siglo XXI(697). Todo ello suponiendo que estén realmente en condiciones de poder migrar e intentar evitar una muerte segura, lo que comprenderá usted que está lejos de ser evidente(698).
Por entonces, las consecuencias de la reducción en curso de energía neta sobre la capacidad de acción humana, de adaptación por ejemplo, todavía no eran consideradas – y hoy en día lo son solo ocasionalmente y de forma todavía tímida.
Por favor, examine atentamente estos gráficos y saque sus propias conclusiones.
Beyond adaptation
De proseguir la aceleración térmica en curso las consecuencias podrían ser muy cercanas al extremo que yo le ruego que usted imagine.Esto que está usted ahora esbozando mentalmente no es descartable. Por el contrario, es un escenario probable, desde luego al ritmo de emisiones actual. Habríamos entrado en lo que se ha venido en llamar beyond adaptation. Más allá de la adaptación… ¿se da usted cuenta de lo que esto significa?
Pues significa lo siguiente. Hay un cierto acuerdo en que ese escenario es “incompatible con cualquier caracterización razonable de una comunidad global organizada, equitativa y civilizada”, en palabras de Kevin Anderson(699), del instituto británico Tyndall Centre for Climate Change y asesor del gobierno de ese país(700). El Banco Mundial asumía que +4 ºC, que situaba en 2060 como plausible, constituirían un paso intermedio hacia un mundo +6 ºC o mayor. Turn Down the Heat![5], clamaba esta responsable institución(701).
Hans Joachim Schellnhuber, como sabemos una de las mayores eminencias europeas, clamaba en 2015:
“La diferencia entre +2 ºC y +4 ºC es la civilización humana.”(667)
Erraríamos si consideráramos que la adaptación a +4 ºC es una simple extrapolación de lo que habría que hacer para adaptarnos a unos difíciles +2 ºC, que ya comienza a resultar arduo de imaginar. Desde mucho tiempo antes los sistemas sociales, en estado de shock, habrían resultado incapaces de responder a la demanda masiva de atención. Las naciones irían colapsando sucesivamente. Pero también erraríamos si creyéramos que ya no hay nada que hacer, o nada que intentar(667).
Acompañaban al texto citado de Gaia Vince de 2019 unas declaraciones del sueco Johan Rockström, quien fuera el autor principal de un famoso paper sobre los límites planetarios(667) y otra de las eminencias sénior de las que han dejado por fin de morderse la lengua. Así, desde su actual posición de director del prestigioso instituto alemán Potsdam Institute for Climate Impact Research – uno de los líderes europeos – Rockström declaró que, en un entorno climático de +4 ºC:
“Es difícil ver cómo sería posible acomodar mil millones de personas o incluso la mitad … Una rica minoría podría sobrevivir con estilos de vida razonables, sin duda, pero será un mundo turbulento y plagado de conflictos.”(667)
Kevin Anderson asegura: “En un planeta a 4 ºC sólo sobreviviría alrededor del 10% de la población actual”(667).
En otras palabras: la crisis climática se llevaría por delante miles de millones de seres humanos(667). Estamos en mundo donde 7.000.000.000 personas estarían expuestas a estrés térmico insuperable y 2.000 millones a la invasión de plagas tipo dengue, Chikengunya y Zika(667). Un mundo donde morirían, en promedio, un millón de personas cada semana durante casi un siglo(667), con períodos desiguales. El Almirante Chris Barrie, quien fuera el jefe de las fuerzas armadas australianas, asegura en un importante informe417 que la civilización podría estar transitando ya sus últimas décadas(667). Y atención porque, aunque parezca inaudito, hay científicos que consideran que Anderson es demasiado optimista(667).
¿Cuán verosímil es que estos +4 ºC ocurran muy temprano?
Así pues, que +4 ºC son perfectamente verosímiles, y que esta ocurrencia es, desde luego, más probable y más temprana de lo esperado, lo dicen los científicos en público todavía en voz baja(667), pero en privado llevan tiempo afirmándolo a gritos. La cuestión ahora es cuán temprano puede esto llegar a ocurrir, con el fin de examinar nuestras posibilidades de adaptación, si quedaran algunas.
¿Cuándo se iniciaría el proceso? Es difícil responder a esta pregunta, entre otras cosas porque a juicio de algunos es bien posible que ya se haya iniciado y resulte imparable. Entonces ¿cuándo se alcanzarán esos +4ºC de forma irreversible? El artículo de Gaia Vince de 2009 situaba esta ocurrencia en 2060 lo que, como hemos visto, fue asumido por el Banco Mundial unos años más tarde. Encontramos el fundamento del momento en el que se alcanzan los +4ºC en un trabajo académico de Richard Betts, del Met Office Hadley Centre, que así lo sostenía. Betts se basó en los modelos empleados por el IPCC ¡y encontró que este resultado era consistente con ellos!(667)
Desde luego se situaba en el caso peor. Pero caso peor era aquél en que la realimentación del ciclo del carbono fuera elevada (hoy sabemos(714) que lo es(667)) y en el escenario de emisiones más intenso, denominado por entonces A1FI (FI: fossil intensive). Este escenario es difícil de imaginar en términos de cantidad suficiente de combustibles fósiles económicamente recuperables, pero no tanto contando con las emisiones de la propia Tierra estimulada por el calentamiento progresivo. Es decir, precisamente la realimentación del ciclo del carbono. A tener también en cuenta nuestra propia realimentación, pues podríamos dedicarnos a quemar irresponsablemente toda la leña del mundo cuando ya no queden combustibles fósiles económicamente viables.
Pero poco después Daniel J. Rowlands y colegas, del departamento de física planetaria de la Universidad de Oxford, señalaban ya que los ~+4 ºC podrían surgir tan pronto como en 2050 incluso bajo un escenario de forzamiento mediano: no el que ahora se está siguiendo sino el que podríamos tener por entonces en el caso de haberse implementado algunas medidas de mitigación(667), por ejemplo las establecidas en los compromisos adquiridos en el marco de los Acuerdos de París (!).
¿Cuándo terminaría el proceso? Nótese que nada indica que +4ºC vaya a ser una temperatura que permita estabilizar el sistema climático o sus ecosistemas. Todo apunta a que la temperatura seguiría aumentando537, y algunos ya se sitúan en un escenario de 5-6 ºC para 2100(667). La extrema velocidad de aumento de la concentración atmosférica de CO2 impide una corrección natural suficiente por carbonatación (el carbono se convierte en piedra, proceso que requiere centenares de miles de años) como ha ocurrido en otros momentos de la historia geológica de la Tierra.
Y mientras tanto… ya llevamos +1,2 °C, +1,5 °C en tierra: 2019 fue el año
Mientras tanto los impactos climáticos se aceleran y, aunque no lo parezca, los fenómenos meteorológicos extremos ya están ocurriendo a un ritmo de uno por semana según estadísticas de Naciones Unidas. En términos económicos, los desastres climáticos están costando más de medio billón de dólares al año. A este respecto este organismo recomienda, principalmente a los países más pobres – y por tanto más vulnerables – que se vayan preparando para próximos impactos de gran alcance(667).
Nosotros deberíamos ir haciendo lo mismo. El problema no es a largo plazo, tampoco a medio. Ya está aquí, y empeorando a marchas forzadas. El incremento de temperatura se está acelerando. Sabemos hoy que en 2019 alcanzamos ya los 1,2 ºC por primera vez, siendo ya de 1,5 ºC en tierra firme(667). Los próximos cinco años deberían ser testigos de aumentos de temperatura a una velocidad hasta ahora desconocida, de creer en los análisis y modelos más recientes(667), siempre que el enfriamiento de los dos extremos de la corriente termohalina no provoque una mayor ralentización de la misma y suavice la aceleración. Pero solo sería temporalmente(667).
Así que la elección es dura. Evitar los +2 ºC, en algún momento considerados seguros por la clase política – que no la comunidad científica – es mucho más difícil que lo que se había anticipado. Y adaptarse a +4 ºC podría tranquilamente estar beyond adaptation(667), por mucho que el infausto William Nordhaus vaya afirmando que +4 ºC es la mejor temperatura para el capital… ¡en 2140!(667) Y que Oren Cass, del negacionista Manhattan Institute, publicara en Foreign Affairs, una de las principales publicaciones del deep state estadounidense que bueno, todo esto es importante y trágico, pero para nada intolerable y que desde luego no iba a poner en riesgo el progreso humano(667).
Ante este panorama ¿qué hacemos?: Kevin Anderson sugiere: “Tomar +2 ºC como objetivo, pero planificar para +4 ºC.”(667)
Verdaderamente, todo es mucho peor de lo esperado.
Notas
[1] Cuatro grados y más
[2] El cambio climático de +4 ºC para la gente, los ecosistemas y el Sistema Tierra
[3] Veremos más adelante que esta circunstancia es imposible, aunque no sus consecuencias
[4] Cómo sobrevivir al siglo que viene
[5] ¡Apaguen la calefacción!
https://ustednoselocree.com/2020/02/20/peor-de-lo-esperado-4-oc-en-2060-viaje-a-lo-impensable/