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Neus Casajuana: «Los grandes cambios sólo se pueden hacer si tienes la sociedad a tu lado»

Si no cambiamos la forma de gobernarnos, aquí no va a cambiar nada. La idea es mirar a largo plazo, y esto siempre es difícil y comporta aplicar políticas distintas a las que tenemos actualmente.

Dani Sorolla

Hablamos con la presidenta de la Asociación Revo Prosperitat Sostenible, que quiere contribuir a caminar hacia un modelo socioeconómico que haga compatible el bienestar de la población con la sostenibilidad ecológica.

Revo significa “sueño” en Esperanto. Si lo situamos en el imaginario de la asociación Revo Prosperitat Sostenible, creada en 2016 por activistas de diversos ámbitos. Este sueño es alcanzar un modelo económico, social y ecológico alternativo al actual que se enfoque en el bienestar humano y que plantee soluciones para poner fin a la desigualdad social, garantizando la preservación del planeta.

Para transitar este camino, la entidad ha construido un espacio de reflexión, propuesta y acción que tiene vocación de influir en la sociedad y en la política, que se mueve entre la calle y la academia. Hablamos extensamente de ello con su presidenta, Neus Casajuana, quien repasa la trayectoria de la asociación y pone el foco en ideas, como la economía del bienestar, que hagan posible un cambio basado en el bienestar y la sostenibilidad.

¿Qué motivó la creación de la Asociación Revo Prosperitat Sostenible?

Nosotros nacimos en el 2016 porque pensábamos que, más allá del trabajo que se hace desde los partidos políticos, era necesaria una tarea a nivel de sociedad civil. En aquel momento, no encontrábamos una asociación que hiciera propuestas serias para contribuir al cambio de modelo que creemos que es necesario abordar con urgencia. Tenemos claro que es necesario caminar hacia un modelo que permita que el bienestar de las personas y de la sociedad esté cubierto, y que proporcione ese bienestar dentro de los requerimientos del medio ambiente y los límites planetarios.

¿Desde qué mirada plantea este cambio?

Nosotros vemos que había asociaciones que se dedicaban más a cuestiones sociales y otras que se enfocaban a aspectos ambientales y energéticos, pero la combinación de las dos en aquel momento no existía. Ahora sí que encontramos, pero en aquel momento no. Y nuestra intención siempre ha sido movernos entre la sociedad en general, es decir, cualquier persona de a pie, y la academia. Por tanto, intentamos que los documentos y todo lo que difundimos tenga un nivel mínimo de calidad y se base en la ciencia, no tanto en la opinión, que tenga una base científica.

¿En qué momento estamos actualmente? ¿Cuál es el nivel de urgencia respecto a este cambio?

La urgencia es mucha. Por ejemplo, si hablamos de transición energética o de los problemas ambientales del planeta. Ahora bien, un factor a tener muy en cuenta es que a la gente, de entrada, no le gustan los cambios. Y no hablo sólo de los políticos, que ya sabemos que trabajan para el corto plazo y tienen muchas presiones. Quiero decir que a la gente no le gustan los cambios si no entiende muy bien por qué se realizan.

Explicar y dar a entender estos cambios es el gran reto.

Sí, y por eso creemos que es necesario trabajar en diferentes ámbitos. Uno de los importantes, en los que estamos puestos de lleno desde hace años es lo que en Europa se llama wellbeing economy, es decir, la economía del bienestar. Y el cambio de gobernanza que esto implica. Si no cambiamos la forma de gobernarnos, aquí no va a cambiar nada. La idea es mirar a largo plazo, y esto siempre es difícil y comporta aplicar políticas distintas a las que tenemos actualmente.

Profundicemos en esta idea de la economía del bienestar.

Llevamos trabajando esta idea desde hace unos años con el movimiento post-growth, que habla de una economía del bienestar que mira más allá del crecimiento y más allá del PIB. Es un concepto que aquí todavía no ha llegado mucho y que estamos introduciendo. A nivel europeo, por ejemplo, estamos impulsando el hub en España y Portugal de la asociación Wellbeing Economy Alliance. Y colaboramos con ellos a nivel internacional. También formamos parte de la Coalición de la Economía del Bienestar de la Unión Europea, que quiere impulsar el cambio de gobernanza que necesitamos a nivel europeo.

Se trata de tejer alianzas para avanzar.

Nosotros intentamos hacerlo con asociaciones de todo tipo para impulsar cambios y hacer hincapié en temas determinados. Uno de los que estamos trabajando es conseguir implantar a nivel español y también catalán una ley del bienestar de las generaciones futuras. De la mano de otras asociaciones, como Greenpeace y Political Watch, estamos haciendo incidencia para sacar adelante este tema y ya tenemos un borrador de texto.

Por otra parte, también queremos impulsar cambios en los sistemas financieros y monetarios y estamos enfocados a conseguir que el gobernador del Banco de España tenga sensibilidad y criterio en cuestiones que requieran cambios como el tema ambiental o el energético. La idea es ayudar y facilitar que hacer estos cambios sea más factible, por ejemplo, haciendo que los bancos den líneas de crédito a menor interés para cuestiones necesarias como la rehabilitación energética de los edificios.

¿Cómo llegar a esta economía del bienestar?

Un pilar básico es tener claro que cualquier cambio importante no se puede realizar si no tienes la sociedad a tu lado. Esto implica poner la participación ciudadana a un nivel mucho más elevado que el actual. Es un cambio absolutamente fundamental. Las personas harán las cosas cuando las entiendan, no cuando se les impongan desde arriba. Por eso es necesario cambiar la forma de participar y la forma de gobernar, y aquí entrarían herramientas como las asambleas ciudadanas y otros mecanismos de participación directa.

«Si no cambiamos la forma de gobernarnos, aquí no va a cambiar nada».

También háblanos de la necesidad de tener visión de futuro.

Debemos poder plantearnos hacia dónde queremos ir como sociedad. Esta visión de futuro es imprescindible para empezar a hablar de estrategias, y siempre haciendo muy partícipe a la gente y a la sociedad. Hay países que ya lo están haciendo, pero aquí todavía no tenemos mucha práctica. Si conseguimos tener claras las estrategias de futuro, se convertirán en planes y terminarán en políticas concretas.

¿Tienen nuestros gobiernos esta visión de futuro?

Es evidente que la política vive mucho del corto plazo. Nosotros pensamos que cuando un gobierno diseña un programa debe plantearse cómo las políticas públicas que decide, impactarán en el bienestar de las personas, de las generaciones futuras y en el bienestar en otros lugares. Por tanto, hay que dejar atrás la visión cortoplacista y mirar el futuro.

¿Cómo hacer cuando el presente lo marca todo?

Puede realizarse, por ejemplo, utilizando mecanismos como evaluaciones de impacto que tengan en cuenta esta visión de futuro. Es necesario empezar a aplicar evaluaciones de impacto de las políticas con mirada larga. Nosotros creemos que la evaluación es clave para las políticas presentes y futuras. Y estas evaluaciones sean transparentes y accesibles para todos. Si, por ejemplo, estamos hablando de ampliar el aeropuerto, ¿qué factores debemos tener en cuenta para tomar la decisión?

Hoy, el componente económico sigue teniendo mucho peso.

Crear puestos de trabajo y generar economía es un factor importante, pero existen otros, como las emisiones de carbono que pueden comportar y que en un futuro también pueden traducirse en un perjuicio para nuestros hijos y nietos. O el modelo turístico que estamos fomentando. Existen muchas variables. Ahora bien, lo que sí es necesario hacer siempre es plantear las alternativas.

No queréis quedaros en la protesta.

Esto lo tenemos muy claro. No somos una asociación de protesta, sino de propuesta. Nuestra idea es proponer alternativas que sean posibles, porque sólo con la protesta no llegaremos a ninguna parte.

¿Qué piensa del tecnooptimismo, que pregona que la tecnología nos salvará de todo?

Evidentemente, no estamos en contra de la innovación ni la tecnología. Por el contrario, pensamos que puede ser muy útil para mejorar la tan necesaria eficiencia. Ahora bien, la eficiencia por sí sola no es suficiente para ser sostenibles. Hay lo que se conoce como el efecto Jevons o el efecto rebote, que demuestra que cuando aumentas la eficiencia, acabas gastando más porque tienes más recursos disponibles y al final los acabas utilizando. Aparte de que existen tecnologías como el secuestro de carbono que, hasta el momento, son sólo un wishful thinking.

¿El decrecimiento puede ser un camino a transitar?

Nos parece una buena idea, pero siempre teniendo en cuenta que hablamos de los países ricos. El Sur Global es otra realidad muy distinta. El problema del decrecimiento es que ahora es sólo una idea. Y las ideas deben convertirse en políticas públicas concretas. Nosotros fuimos de los primeros en hablar de decrecimiento cuando sólo se hacía desde la academia. Sin embargo, la palabra por sí sola no es suficiente; es necesario concretarla en políticas públicas.

https://xarxanet.org/internacional/noticies/neus-casajuana-els-grans-canvis-nomes-es-poden-fer-si-tens-la-societat-al-teu

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