El aumento sería gradual y parte de la recaudación se entregaría con cheques a las familias con ingresos más bajos
Manuel Vilaseró, 15/10/2019
El candente debate sobre la fiscalidad ambiental para luchar contra la crisis climática se enriquece con una nueva propuesta. Esta vez procedente la Fundación Alternativas, afín al PSOE y por tanto al actual Gobierno en funciones. Un informe encargado por este laboratorio de ideas y presentado este martes en el Congreso de los Diputados propone una equiparación de los impuestos al diésel con los de la gasolina y una fuerte subida de ambos hasta igualarlos a la media de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. La medida no perjudicaría a los más desfavorecidos, al devolver parte de la recaudación a la capas más pobres a través de un sistema de cheques.
El precio final de la gasolina subiría un 20% y el del diésel un 31%, aumentando la recaudación en 12.600 millones de euros y logrando rebajar en un 6,1% las emisiones de CO2. Es necesario concentrar la nueva fiscalidad ambiental en el automóvil porque este sector produce ya el 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España y va en aumento, según el informe. El año pasado crecieron un 1,7%.
Presión a la baja
Mientras sus efectos negativos crecen , la presión fiscal sobre el automóvil no ha dejado de retroceder. En el informe figura un gráfico enormemente ilustrativo. Allí se comprueba como desde 2006, la recaudación media por vehículo ha caído en torno al 34%. Desde los 493 euros anuales a los 326 del año20 16 (descontada la inflación).
No se trataría de un aumento brusco como el que en Francia causó la revuelta de los chalecos amarillos o la que está en curso en Ecuador. Debería ser progresiva, de modo que se pudiera mantener la recaudación conforme el consumo de las gasolinas va bajando debido al cambio inducido por los propios tributos hacia un parque de vehículos más limpio.
También a diferencia de lo ocurrido en Francia y Ecuador, los autores del estudio, los catedráticos Xavier Labandeira y José Manuel Labeaga, se apuntan a la creciente tendencia de que el impuesto tenga un efecto redistributivo. Y formulan varios modelos para lograrlo. El más destacado establece que todas las familias situadas por debajo del umbral de la pobreza recibirían un cheque con parte de la recaudación y aun quedaría un porcentaje muy importante para las políticas de innovación y mejora del medio ambiente.
Billetes de avión
El estudio propone también «un impuesto a los billetes de avión similar a los que ya tienen otros países europeos» pero cuyo impacto entre los más jóvenes, por ejemplo, se podría compensar con ayudas siempre para un número limitado de vuelos.
También lanza la idea, ya experimentada con efectos muy positivos en el Reino Unido, de fijar un precio mínimo de 30 euros a la tonealda de CO2 en el mercado de europeo de derechos de emisión, una propuesta que considera moderada, dado que el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, apuesta por situarlo en 70.
«España adolece de un fuerte retraso en la implantación de una fiscalidad verde y ya no le quedan excusas si quiere cumplir con los acuerdos de París y el objetivo europeo de descarbonización en el 2050″, ha advertido Labandeira.