El foco debe de ser ahora el corto plazo, con medidas inmediatas destinadas a paliar esta situación de ‘impasse’ entre un régimen contaminante que está llegando a su fin y uno renovable que empieza a aparecer
Por Daniel Pérez y Joan Herrera
Los precios eléctricos vuelven a ocupar los titulares de prensa. Esta vez la causa no es una borrasca extraordinaria como Filomena, sino un contexto de alta demanda de gas en Asia, unos precios de los derechos de CO2 disparados y, como siempre, las olas de calor de cada verano. A su vez, esta situación contrasta con una curva extremadamente decreciente de precios en el mercado de futuros. En este artículo analizamos algunas claves que explican esta situación y proponemos medidas para paliarla.
La situación actual
La factura eléctrica tiene tres componentes principales: precio de mercado, costes regulados e impuestos. Analicemos pues cada uno de ellos.
Los precios de la electricidad están disparados. Y esta vez, a diferencia de ocasiones anteriores en que España era la anomalía de precios altos, estamos ante unos precios altos en toda Europa. Ello se explicaría por los altos precios del gas y del CO2, y por el hecho de que, por el funcionamiento del mercado marginalista, sea muchas veces el gas la tecnología que fija precio, y que además, al emitir CO2, tenga que internalizar en su oferta el coste del CO2. Pongamos números: el gas (tomando como referencia el índice TTF para el invierno), ha pasado de precios de en torno a 15 eur/MWh en 2020 a 35 eur/MWh en 2021. Por su parte, el CO2 ha pasado de 25 eur/tn a más de 50 eur/tn en menos de un año. Esto hace que el precio de la electricidad en España para el último trimestre de este año se sitúe actualmente cerca de los 100 eur/MWh, cuando ahora, hace un año, estaba en 47 eur/MWh.
Además, los costes regulados de la factura, por diferentes herencias del pasado, son todavía muy elevados, representando en torno al 50% del coste total. Si los analizamos, de los 17.000 MM euros que abonamos en costes regulados, en torno a 3.000 MM euros son déficit de tarifa de años anteriores, a lo que habría que sumar otros 7.000 MM euros de retribución a las renovables, residuos y cogeneración de las instalaciones de primera generación, aquellas que necesitaban ayuda económica para poder funcionar. Asimismo, también se arrastra el sobrecoste de generar en las islas, con un mix de generación anticuado y extremadamente caro.
Por lo que a impuestos se refiere, en el cuarto trimestre de este año, a la electricidad le serán aplicables, salvo cambio normativo, cuatro tributos: el impuesto del 7% a la generación eléctrica, la tasa municipal del 1,5%, el impuesto especial de la electricidad del 5,11% y el IVA, que para clientes domésticos será del 10% durante todo lo que queda de año, salvo que los mercados eléctricos bajen a menos de la mitad.
Lo que está por venir
En los próximos años España va a ser un paraíso de atracción de inversiones empresariales gracias a disfrutar de precios eléctricos durante el día más baratos que en ningún otro país de nuestro entorno. Esto será gracias a disponer de energía solar barata, lo que deprimirá los precios diurnos y permitirá a las empresas reducir sus costes, proceso que se acelerará con las subastas de energías renovables La última, que representa el equivalente a un 3% aproximadamente de la demanda anual. Cuando toda la potencia esté en funcionamiento, la media proyectada de precio está en 24,47 €/MWh para la fotovoltaica y 25,3 €/MWh para la eólica. Esto resulta beneficioso para proyectos de hidrógeno, pero también para otras industrias para las que la electricidad represente un coste muy relevante. Así lo destacaba recientemente un informe de la consultora LevenTen, que señalaba a España como el país con energía solar más barata de Europa. Y vemos una manifestación concreta de ello en la nueva fábrica de diamantes de Diamond Foundry, generando 400 puestos de trabajo, que ha elegido situarse en Extremadura, principalmente por el acceso barato a la energía solar. Esta visión queda corroborada con el precio del mercado de futuros, que para 2022 es de 72 eur/MWh, para 2025 de 41 eur/MWh y para 2030 de 30 eur/MWh.
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En lo que a costes regulados se refiere, España experimentará en los próximos años un importante descenso de los mismos, ya sea por inercia o por cambios regulatorios. Por inercia, porque el déficit de tarifa, que supone actualmente un 20% de los costes regulados, está desapareciendo (en los últimos años ha pasado de 34.000 MM euros a 14.000 MM euros y estará prácticamente pagado en 2028). Asimismo, el coste de las primas a las renovables irá bajando a medida que las instalaciones vayan llegando al final de su vida útil regulatoria, y los sobrecostes extra peninsulares irán bajando a medida que avance la penetración de las renovables en las islas.
En cuanto a impuestos, el Gobierno ya redujo recientemente el IVA del 21 al 10% para consumidores domésticos hasta final de año, y cabe esperar que termine suspendiendo el impuesto a la generación del 7% durante los próximos trimestres a la vista de los precios tan altos que marcan los mercados.