27.02.2023

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La contradicción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: crecimiento versus ecología en un planeta finito

Los ODS asumen que las mejoras en la eficiencia serán suficientes para reconciliar la tensión entre el crecimiento y la sostenibilidad ecológica

Los ODS asumen que las mejoras en la eficiencia serán suficientes para reconciliar la tensión entre el crecimiento y la sostenibilidad ecológica

Jason Hickel*

Resumen del documento de investigación La contradicción de los objetivos de desarrollo sostenible: crecimiento versus ecología en un planeta Finito

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tienen dos caras, que parecen estar en riesgo de contradicción. Uno llama a la humanidad a lograr la armonía con la naturaleza y proteger el planeta de la degradación, con metas específicas establecidas en los Objetivos 6, 12, 13, 14 y 15. El otro llama a un crecimiento económico global continuo equivalente al 3% por año, como se describe en el Objetivo 8, como un método para lograr objetivos de desarrollo humano. Los ODS asumen que las mejoras en la eficiencia serán suficientes para reconciliar la tensión entre el crecimiento y la sostenibilidad ecológica.

Los ODS representan un cambio claro en la teoría del desarrollo de ver la pobreza y el subdesarrollo como algo separado de las preocupaciones ambientales, al reconocer que los dos están íntimamente ligados: que el florecimiento humano no puede lograrse ni sostenerse en un planeta en crisis ecológica. Pero a pesar de estos avances, quedan dudas sobre si los ODS podrán lograr una coherencia interna.

Los resultados del estudio muestran que el crecimiento global del 3% anual hace que sea empíricamente inviable lograr: (a) cualquier reducción en el uso global de recursos y (b) reducciones en las emisiones de CO2 lo suficientemente rápido como para mantenerse dentro del presupuesto de carbono para no alcanzar los 2°C. En otras palabras, el Objetivo 8 viola los objetivos de sostenibilidad de los ODS.

El documento propone cambios específicos a las metas de los ODS para resolver este problema, como eliminar el requisito de crecimiento global e introduciendo objetivos cuantificados para el uso de recursos per cápita con reducciones sustanciales en altos ingresos. Reducir el uso de recursos también es la forma más factible de lograr el objetivo climático, ya que reduce la demanda de energía.

El documento se centra en dos indicadores ecológicos clave: el uso de recursos y las emisiones de gases de efecto invernadero. Con respecto al uso de los recursos, los ODS suponen que podemos desvincular el PIB del uso de los recursos de modo que la economía global pueda seguir creciendo mientras el impacto ambiental se reduce a niveles sostenibles. Con respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero, los ODS suponen que la economía global puede continuar creciendo mientras las emisiones disminuyen lo suficientemente rápido como para mantenerse dentro del presupuesto de carbono para un calentamiento de 2°C respecto al período anterior a niveles industriales, según el Acuerdo de París. Los resultados indican que el objetivo de crecimiento, tal como está formulado actualmente, no es compatible con los objetivos de sostenibilidad de los ODS, dados los datos existentes y los modelos empíricos. El documento concluye proponiendo cambios específicos a los ODS para resolver esta contradicción al tiempo que presenta caminos alternativos para alcanzar los objetivos de desarrollo humano que se basan en la equidad, tanto dentro de las naciones como entre elles en lugar del crecimiento agregado.

En otras palabras, aunque puede ser factible que las naciones ricas logren un desacoplamiento absoluto dentro del período de los ODS, la evidencia empírica existente sugiere que no es factible mantener esta trayectoria a largo plazo (es decir, hasta 2050). A escala global, la evidencia indica que el desacoplamiento absoluto no es factible en ningún marco de tiempo.

CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN

Los ODS no ofrecen una justificación clara para la demanda global del crecimiento del PIB en el Objetivo 8. La suposición parece ser que el crecimiento es esencial para lograr los objetivos de desarrollo humano sobre pobreza, hambre, salud, etc. Pero esto sólo es justificable en el caso de países con pocos ingresos. Pasado cierto umbral, el PIB adicional ya no es necesario para lograr estos objetivos. Costa Rica, por ejemplo, ha terminado con la pobreza extrema y presenta altos niveles de nutrición, esperanza de vida, educación, saneamiento y acceso a la energía (superando los umbrales de los ODS) con un PIB per cápita de solo $11,000, menos de una quinta parte del de Estados Unidos. Tiene poco sentido pedir crecimiento en naciones donde el PIB ya está significativamente por encima de este nivel. En tales casos, los objetivos de desarrollo humano pueden lograrse distribuyendo el PIB existente de manera más justa e invirtiendo en servicios sociales (salud, educación, etc.). La relación entre el crecimiento del PIB y el desarrollo humano no siempre es sólida, incluso en países bajos y medianos.

Esto se aplica a una serie de objetivos clave de los ODS:

El objetivo 1 establece el fin de la pobreza extrema. La noción de que el crecimiento contribuye a la reducción de la pobreza se basa en gran medida en el supuesto de que el crecimiento generará empleo remunerado para los pobres. Esta justificación es cada vez más débil, dada la automatización y la amenaza del desempleo tecnológico. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo predice que hasta dos tercios de los puestos de trabajo en los países en desarrollo podrían perderse debido a la automatización, ya que el aumento del uso de robots en los países desarrollados corre el riesgo de erosionar el trabajo tradicional.

La producción de textiles y productos electrónicos pequeños (que representa un empleo significativo en el Sur global) es particularmente fácil de automatizar. A la luz de esto, no podemos asumir que el crecimiento reducirá automáticamente la pobreza. Tendría más sentido centrarse en este objetivo directamente, con instrumentos de política como transferencias de efectivo, ingresos básicos, garantías laborales, leyes de salario mínimo, etc.

El Objetivo 2 se propone acabar con el hambre. Sin embargo, la Organización para la Agricultura y la Alimentación afirma que el vínculo entre el crecimiento económico y la nutrición ha sido débil. Hay otros factores que están más estrechamente relacionados con la seguridad alimentaria, como garantizar que los pequeños agricultores tengan acceso seguro a la tierra. El relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación argumenta que la seguridad alimentaria requiere proteger a los pequeños agricultores del acaparamiento de tierras y el desplazamiento; asegurando que tienen derechos para usar, guardar, acceder al cambio de semillas; regular la especulación financiera sobre productos alimenticios para evitar picos de precios; y la reducción del control empresarial sobre los sistemas alimentarios. Desafortunadamente, ninguna de estas medidas, son promovidas por los ODS. Es más, vale la pena señalar que muchas de estas medidas son consideradas por los políticos como barreras al crecimiento del PIB, lo que ilustra que lo que es bueno para los pobres no siempre es bueno para el crecimiento, y viceversa, una realidad que el Objetivo 8 no tiene en cuenta.

El Objetivo 3, sobre salud, apunta a reducir una serie de indicadores de mortalidad. Aunque existe una correlación general entre el PIB y la longevidad (los países con mayor PIB generalmente tienen una mejor esperanza de vida), la relación no es fiable; más bien, sigue una curva de saturación con rendimientos fuertemente decrecientes. Cuando se trata de la longevidad, hay otras variables importantes en juego además del PIB, como la inversión en atención médica universal. El sistema de salud de Costa Rica le permite al país igualar la esperanza de vida de los EE. UU. con solo una quinta parte del PIB per cápita de los EE. UU. El objetivo 3 también cubre la salud “mental y del bienestar”.

No es sólo que el PIB no está fuertemente correlacionado con el desarrollo humano, sino que el crecimiento del PIB, más allá de cierto umbral, a menudo tiene un impacto negativo. El índice del Progreso Genuino (IPG) recoge los mismos datos de consumo personal que hace el PIB en valor monetario, pero además ajusta algunos factores (como la distribución de la renta), añade otros (como el valor de la actividad doméstica y de voluntariado) y elimina otros (como los costes de los delitos y de la contaminación). En la mayoría de los países, el IPG crece junto con el PIB hasta un umbral particular, después del cual el PIB continúa creciendo, mientras que el IPG se aplana y, en algunos casos, disminuye (ver siguiente gráfico).

A la luz de lo anterior, propongo los siguientes cambios específicos a los ODS:

1. Sobre el crecimiento del PIB: (a) exigir un crecimiento del PIB específicamente en países de bajos ingresos en lugar de crecimiento en todas las naciones; (b) especificar que este crecimiento debe ser pro pobres y dirigidos a resultados claros de desarrollo humano (reducción de la pobreza, salud, educación, empleo, etc.), más allá de los cuales es innecesario un mayor crecimiento; y (c) aclarar que no hay necesidad de un crecimiento continuo al alza de los ingresos nacionales.

2. Sobre consumo y producción sostenibles, dar objetivos cuantificados específicos para la huella material global (idealmente, una reducción a 50 mil millones de toneladas por año) y la huella material per cápita.

3. Sobre la eficiencia de los recursos, dar metas cuantificadas específicas para reducir la huella material por PIB, diferenciadas por grupo de ingreso de cada país, con objetivos para el desacoplamiento relativo en las naciones más pobres.

Se pueden lograr reducciones significativas en la desigualdad global cambiando las reglas de la economía mundial para que sea más justa para los países en desarrollo, por ejemplo:

1. Implementar un sistema global de salarios mínimos, por ejemplo, fijado en el 50 % del ingreso medio de cada nación, lo que permite que las naciones pobres mantengan su ventaja comparativa en salarios y, al mismo tiempo, obtengan un precio más justo por la mano de obra que contribuyen al comercio internacional.

2. Hacer que el comercio internacional sea más justo mediante la rectificación de los desequilibrios en el poder de negociación en la Organización Mundial del Comercio, la eliminación gradual del régimen de subsidios agrícolas en los EE. UU. y la UE, la reducción de las tarifas de licencias de patentes y permitir que las naciones pobres utilicen aranceles para proteger las industrias nacientes.

3. Cancelar la deuda externa odiosa o impagable de las naciones del Sur global para permitirles retener una mayor proporción de su PIB anual y cambiar sus presupuestos del pago de intereses sobre préstamos antiguos al gasto social y la reducción de la pobreza.

4. Cerrar paraísos fiscales y jurisdicciones secretas para acabar con los flujos financieros injustos de las naciones del Sur global.

5. Democratizar las instituciones clave de la gobernanza económica global, como el Banco Mundial y el FMI, para que los países del Sur global tengan una voz más justa en las decisiones de política macroeconómica que los afectan.

Si queremos encontrar caminos reales hacia la sostenibilidad ecológica, las Naciones Unidas necesitarán revisar esta cuestión con urgencia.

* Departamento de Antropología, Goldsmiths, Universidad de Londres, Londres. UK. 26 febrero 2019. DOI: 10.1002/sd.1947

Para ver todo el trabajo: https://www.academia.edu/38812723/The_contradiction_of_the_sustainable_development_goals_Growth_versus_ecology_on_a_finite_planet?email_work_card=view-paper

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