Responsables de la Generalitat reconocen que no se cumplirán los objetivos europeos, ni siquiera los planes del gobierno
Formado por las principales organizaciones que trabajan en el ámbito de las energías renovables, el Observatorio de las Energías Renovables de Cataluña (OBERCat) acaba de presentar un informe demoledor sobre el progreso de la implantación de estas energías. Mientras el mundo pulsa el acelerador en el impulso de las renovables, Cataluña durante el 2022 tuvo, en términos absolutos, la producción más baja de estos últimos trece años, y tan sólo cubrieron el 14% de la demanda eléctrica. La diferencia con España, donde las renovables generan más del 50% de la electricidad, va creciendo.
Precisamente estos días el gobierno español ha presentado un borrador de su plan para aumentar los objetivos de energías limpias, con la voluntad de alcanzar un 81% de electricidad renovable a finales de esta década. Esta cifra contrasta con la reciente aprobación, el 13 de junio, de la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 (PROENCAT 2050), donde la Generalitat sitúa el objetivo en un 50%. Responsables del gobierno han admitido públicamente que no se alcanzarán los objetivos europeos para 2030 ni tampoco los catalanes.
Cataluña sigue confiando en la energía nuclear y el gas fósil
El OBERCat está formado por organizaciones de prestigio del país, como el Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña, el Colegio de Caminos, Canales y Puertos, la CECOT, la Pimec, el Instituto de Investigación de Energía de Cataluña y la Federación de Gremios de Instaladores de Cataluña, entre más organismos . Desde el año 2018 realizan un seguimiento de la implantación de las renovables en Cataluña. En el informe correspondiente al año 2022, pese a detectar algunos datos positivos, el OBERCAT muestra que la parálisis de las renovables en el país continúa. Catalunya todavía confía en la nuclear para generar electricidad, que el pasado año cubrió el 53% de la demanda. La organización advierte que las centrales nucleares se cerrarán en los próximos años, producción que debería ser cubierta con energías limpias.
Cataluña actualmente no puede conseguirlo, dado que la producción hidráulica fue 9 veces inferior a nuclear (solo cubrió un 6% de la demanda), la eólica casi 10 veces menos (cerca del 6%) y la solar fotovoltaica 57 veces menos (un 1%, sin contar la autoproducción). Si Cataluña no implanta rápidamente energía solar y eólica, deberá importarla del estado español. Por ahora, la dependencia del exterior para generación eléctrica, con importación de combustibles fósiles y nucleares de países terceros, se sitúa en el 86%, con un aumento del 2% respecto al 2021. Si continúa esta tendencia, con la transición energética Catalunya sustituirá a la dependencia exterior de varios países por una dependencia equivalente de la producción renovable de un solo proveedor, el estado español.
El segundo gran generador de electricidad en Cataluña durante 2022 ha sido el gas fósil, con un 26%, sea con centrales de gas de ciclo combinado (18%), sea con centrales de cogeneración (8%). Le siguen las renovables, con un 14%, mientras que el resto se ha importado (8%). Entre las anomalías en Cataluña que destaca el OBERCAT, como la inmadurez de la implantación renovable en comparación con otros países, también está el hecho de que la producción eólica todavía no supera a la generación hidráulica.
El sector renovable destaca unas pocas buenas señales. Por un lado, que hayan entrado en servicio 97 MW eólicos, y hayan puesto fin a un paro de ocho años. Sin embargo, está lejos del ritmo requerido por la propia Generalitat de 440 MW anuales. De solar fotovoltaica, han entrado en funcionamiento 13 MW (sin autoproducción), frente a los 760 MW anuales necesarios, incluyendo la autoproducción. De hecho, esta última es la única gran noticia, con 294 MW nuevos. Sin embargo, el OBERCAT destaca que esto es mérito de la ciudadanía y las empresas, no de la administración , que han puesto más megavatios solares en funcionamiento en los tejados en un solo año (2022), que el gobierno en parques solares estos últimos veinte años.
Las medidas necesarias para desbloquear la situación
El sector renovable catalán responsabiliza a la Generalitat de Catalunya de la situación actual de retraso en la implantación de las renovables. En primer lugar, pide que deje de tener una actitud fiscalizadora y de desconfianza, que ha causado el colapso actual en la tramitación administrativa de permisos, y que muestra a la Generalitat como una administración poco eficiente y poco resolutiva. Por eso reclama urgentemente que, por un lado, la administración contrate más personal para resolver los expedientes en tramitación y que ponga fin al colapso que ha originado. Sin embargo, la solución definitiva, según el OBERCAT, exige simplificar los procedimientos administrativos y, sobre todo, que la actitud sea de cooperación con el sector, implantar mecanismos de apoyo y colaboración público-privados, permitir que los colegios profesionales participen en la tramitación de los proyectos y potenciar las declaraciones autoresponsables, que no requieren una aprobación explícita de la administración.
Además, la organización acusa a la Generalitat de infringir la normativa europea en casos concretos como la geotermia, una renovable que apenas se ha desplegado en Cataluña dados los procesos administrativos que se prolongan un año, cuando la Comisión Europea impone que no se retrasen más de tres meses. Igualmente, pide que se acelere urgentemente la aprobación de los 500 MW renovables que están en tramitación y recuperar el interés por los casi 1.000 MW que han pedido las autorizaciones previas y que están en peligro de abandonarse. El Observatorio ve con preocupación que Cataluña ha dejado de ser una zona atractiva para la inversión en renovables, ahora que los países de nuestro entorno se esfuerzan por acelerar su despliegue atrayendo una inversión privada que se va de nuestro país.
El OBERCAT también reclama que la Generalitat se esfuerce por averiguar y resolver cuáles son los elementos principales que retrasan la tramitación de los proyectos renovables a fin de encontrar soluciones. Si se trata de documentación insuficiente por falta de instrucciones técnicas claras, si existe una incapacidad de gestión o cualquier otro motivo. Sin embargo, no todo es responsabilidad directa de la Generalitat. La organización acusa a Endesa (que controla el 98% de la red de distribución eléctrica en Catalunya) de bloquear y retrasar el despliegue de las comunidades energéticas de autoproducción , ya sea en edificios de viviendas o en polígonos industriales. OBERCat reclama a la Generalitat un marco regulador específico y facilitador, con la creación de figuras como la del gestor de autoconsumo colectivo.
Mientras, la ambición española y la europea crecen
La situación es aún más preocupante ahora que tanto la Unión Europea como el estado español han revisado al alza los planes de despliegue de renovables hasta 2030, incentivados por la crisis energética, las tensiones geopolíticas por la guerra de Ucrania y la oportunidad económica que representan las renovables. De esta forma también se avanza en la línea de las reclamaciones científicas para luchar contra el cambio climático, que piden que para detener una subida de temperaturas de 2 °C los esfuerzos principales deben realizarse durante esta década y no más tarde, cuando sea demasiado tarde.
Así, la UE ha llegado a un primer acuerdo sobre la nueva Directiva de Energía Renovable (RED III), que aumenta los objetivos renovables para el conjunto del consumo energético (y no sólo de electricidad, de la que hemos hablado hasta ahora) del 32,5% al 45%. Esto implica, en la generación de electricidad (por ahora alrededor de un 25% del total del consumo energético), que en la UE se tengan que instalar cada año 100 GW de capacidad solar y eólica. España, por su parte, acaba de presentar un borrador del Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el que da un gran salto en los objetivos de generación renovable: tiene la voluntad de alcanzar un 81% de electricidad verde en 2030, con unas inversiones previstas de 300.000 millones de euros.
El gobierno español propone aumentar de un 23% la potencia eólica instalada en 2030 y llegar a 62 GW (de los cuales, 3 GW de eólica marina), frente a los 50 GW del plan anterior. Respecto a la solar fotovoltaica, el planteamiento es casi doblar su despliegue y pasar a 76 GW (con 19 GW de autoproducción) en contraposición de los 39 GW anteriores. Actualmente, en España ya hay desplegados unos 20 GW de capacidad fotovoltaica, lo que implicará instalar 56 GW adicionales, a un ritmo de unos 8 GW anuales. Otra de las grandes opciones españolas son las centrales de biogás, que pasan de 241 GW a 440 GW, y la producción de hidrógeno verde, que pasa de 4 GW en electrolizadores a 11 GW. También destacan los 22 GW de almacenamiento, claves para aprovechar los excedentes renovables que en estos momentos ya se pierden.
PROENCAT, un plan que se ha hecho pequeño antes de aplicarse
En medio de todas estas novedades, el gobierno catalán aprobó , finalmente, la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 (PROENCAT 2050) el 13 de junio. Establece el marco general energético del país hasta 2050, a partir del cual deben elaborarse planes sectoriales, aún pendientes de realizar. Se empezó a tramitar en 2013, y el borrador definitivo fue presentado por el gobierno a principios del pasado año. Del PROENCAT 2050 se obtienen varios aspectos. De entrada, el gobierno pone en duda que sea posible un sistema energético renovable del todo en Cataluña, con afirmaciones como: “Alcanzar un modelo energético basado al 100% en […] renovables […] en el año 2050, si es posible técnicamente, medioambientalmente y económicamente.”
Otro aspecto que preocupa es la poca ambición para 2030, que deja el esfuerzo principal de la transición energética catalana para más allá. El PROENCAT tiene como objetivo producir un 50% de la electricidad con fuentes renovables a finales de esta década, cifra que contrasta con los planes españoles y otros países. Ciertamente, Cataluña está condicionada por el cierre de su parque nuclear; Ascó I operará hasta el 2029 y Vandellòs II hasta el 2034. Sin embargo, si no se instala suficiente capacidad renovable antes de estas fechas, una vez se haya cerrado el 53% de la producción eléctrica actual, Cataluña se puede encontrar con tener que importar buena parte de la electricidad del estado español.
La Generalitat admite que no se alcanzarán los objetivos
En ese ambiente, las declaraciones de responsables de la Generalitat han empeorado la situación. El 15 de junio el sector eólico catalán organizó la Fiesta del Viento, un evento anual que reúne a profesionales del sector y en el que fue invitada la directora general de Energía de la Generalidad de Cataluña, Assumpta Farran. En el acto admitió, sin tapujos, que Cataluña no cumpliría los objetivos renovables europeos de 2030. Hay que decir que el gobierno no tiene ninguna obligación legal de alcanzarlos, dado que deben cumplirse a escala de cada estado miembro. Pero esto implica que la parte de trabajo que no hace Catalunya tendrán que asumirla otros territorios. Lo que causó rumores entre los asistentes fueron los objetivos «realistas» a proponerse, según la responsable de Energía. Con unos 1,5 GW renovables ya instalados, la directora dijo que se debía aspirar a instalar 3 GW adicionales de cara al 2030. El inconveniente, y ahí está el problema, es que los objetivos de la PROENCAT son instalar 12 GW adicionales (unos 4 GW de los cuales, eólicos) en aquella fecha, objetivo que los profesionales presentes le reclamaron que cumpliera.
Otro aspecto preocupante resaltado por Assumpta Farran fue el hecho de que la demanda eléctrica en Cataluña baje y no suba, como sería de esperar con el avance de la transición energética, a consecuencia de pasar de vehículos de combustión a eléctricos, cambiar las calderas de gas a bombas de calor; o electrificar la producción de calor industrial y dejar el gas, entre más cuestiones. Que no crezca el consumo de electricidad significa que tampoco se hacen los deberes en otros frentes. Con la aprobación definitiva de la RED III europea, los objetivos renovables en transporte aumentarán al 29% (del 14% del plan anterior), el 49% en la calefacción de edificios y el 42% del hidrógeno consumido por la industria .
Por todo ello nos encontramos con una PROENCAT que ha sido superada por la evolución de los acontecimientos en la UE y el estado español. Un plan que incluso llega a cuestionar que sea posible un futuro del país renovable por completo, y con responsables gubernamentales admitiendo que sus objetivos modestos ni siquiera se alcanzarán. Catalunya sigue sin avanzar en la transición energética, cuando los países de su alrededor pulsan su acelerador. El sector renovable aún no tira la toalla, pero cada vez más avanza la constatación de que Catalunya se va quedando fuera de una revolución que marcará el futuro del país en las próximas décadas y que la encadenará energéticamente en España.
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Traducción: Teresa Abril