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El 27-S, huelga mundial por el clima.

La huelga mundial por el clima pretende llamar la atención a las Instituciones de la necesidad de respuestas a la altura del momento de emergencia climática que vivimos.

Pau Noy Serrano – 15/09/2019

El próximo viernes 27 de septiembre se ha convocado una huelga mundial en defensa del clima. Son miles los grupos que en todo el rincón del planeta se han adherido a esta convocatoria. En España unos 300 la  han firmado

Los motivos de esta movilización mundial son claros. Los informes científicos del IPCC alertan que vamos directos a un calentamiento global de 1,5 ºC y que esto supondrá un grave deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como la extinción de un millón de especies, hoy gravemente amenazadas por la actividad humana. Alcanzar este incremento termométrico también supondrá un punto de no retorno frente al cambio climático y además existe una gran probabilidad que, superados estos +1,5ºC, se desaten fenómenos no lineales que hagan crecer de forma exponencial la temperatura, lo cual llevaría indefectiblemente a que nuestro país se convirtiese en un desierto, no sólo el nuestro, sino todo el Mediterráneo. Entonces no quedaría más remedio que emigrar hacia el norte.

La contundencia de los datos que ofrece la ciencia justifica la gran preocupación de nuestros ciudadanos por el auge de fenómenos climáticos extremos  cada vez más frecuentes y cada vez más dañinos. Por eso es un imperativo ético y político conseguir limitar el aumento de la temperatura global a ese valor de +1,5 ºC . La huelga mundial por el clima pretende llamar la atención de instituciones internacionales, gobiernos nacionales, locales y territoriales, para conseguir una respuesta desde la acción pública que esté a la altura de las circunstancias que el crítico momento actual exige.

Necesitamos cambios y compromisos

En primer lugar necesitamos que se diga la verdad, sin esconder la cabeza bajo el ala, asumiendo la urgencia de la situación y admitiendo el diagnóstico que nos llega desde la ciencia. Pero también necesitamos compromisos, tanto en las políticas públicas que deben aplicarse para frenar la crisis climática como a nivel personal, porque es una prioridad reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero para no sobrepasar el fatídico límite de + 1,5ºC. Pero la temperatura no se estabilizará hasta que seamos neutrales en carbono, se dice que hacia en 2050 –el objetivo de los acuerdos de París– pero muchos científicos dicen que hay que lograrlo 10 años antes, en 2040. Aunque, debido al largo tiempo de permanencia del dióxido de carbono en la atmósfera, deberemos esperar décadas para recuperar los niveles “normales” de concentración. Pero hay una cosa que debe quedar clara: La única forma de ser neutrales en carbono es disponer de una economía basada exclusivamente en energías 100% renovables.

Hay que señalar que en el campo doméstico y del transporte público los ciudadanos pueden disfrutar ya de un sistema 100% sostenible en muchas partes de España. Aprovechando que en nuestro país el 40% de la energía eléctrica producida es de origen renovable hay compañías, por ejemplo Som Energia, que ofrecen a sus clientes electricidad procedente exclusivamente de fuentes renovables. Por su parte, el transporte público, tanto TMB, como Renfe y FGC, compra la electricidad 100% renovable por lo que cada persona que use el transporte público ferroviario tiene una contribución cero al cambio climático. Los que tomen un autobús, al menos los de TMB, también serán usuarios de un transporte de bajas emisiones climáticas -aunque no nulas como en el caso del ferrocarril- debido a la presencia de autobuses eléctricos e híbridos, con emisiones unitarias entre 3 y 10 veces menores que las de un coche. Y cuando empezamos a usar los vehículos de car-sharing  nuestras emisiones unitarias son también bastante menores que las de las personas que normalmente se desplazan en coche, debido al cambio operado en las pautas de movilidad.

Si además nuestra cesta de la compra no contiene productos cárnicos y los productos son de proximidad, los conocidos como de km cero, también reducimos las emisiones en nuestra alimentación. Los sectores doméstico, transporte y alimentario constituyen tres ámbitos en los que por nuestra decisión personal podemos hace caer drásticamente las emisiones climáticas.

Estoy seguro que la huelga mundial del viernes 27 de septiembre va a llamar la atención de la opinión pública mundial sobre estas cuestiones.

¿Cómo participar en esta convocatoria?

No se trata de no ir a trabajar, porque la huelga es por el clima, por lo que lo que el objetivo de la convocatoria debe ser no producir dióxido de carbono en ese día. 

Mi recomendación, a los que se quieran sumar en esta huelga, es que hagan lo que voy a hacer yo: además de participar en las manifestaciones, no usar el coche, moverse en transporte público –cuando sea posible en ferrocarril, a pie y en bicicleta, no comer carne ni tomar un avión. Son recetas muy efectivas para seguir esta huelga porque no vamos a producir CO2. Y además, incorporar estas prácticas en nuestro día a día.

Saludos cordiales

http://blogs.lavanguardia.com/cambiar-para-seguir-viviendo/2019/09/15/el-27-s-huelga-mundial-por-el-clima-45985/

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