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¿Pueden ser sostenibles unos Juegos Olímpicos de invierno en el Pirineo?

La respuesta es no: "Hacer de los Juegos Olímpicos un ejemplo de neutralidad climática es una fantasía perversa y un claro ejemplo de greenwashing que permite perpetuar un modelo ecológicamente depredador", denuncian varios especialistas

La respuesta es no: «Hacer de los Juegos Olímpicos un ejemplo de neutralidad climática es una fantasía perversa y un claro ejemplo de greenwashing que permite perpetuar un modelo ecológicamente depredador», denuncian varios especialistas

MARC CERDÀ, ANNA PÉREZ CATALÀ Y OLGA MARGALEF

“Los Juegos Olímpicos de invierno 2030 tienen que ser sostenibles” sentenció el presidente Pere Aragonès en la rueda de prensa de presentación de la candidatura olímpica. Claro y conciso. Y a pesar de que para defender el proyecto las administraciones públicas y los empresarios favorables a los juegos pirenaicos también utilizan esta palabra, sostenibilidad, hay una pregunta que todavía nadie ha aclarado: realmente, ¿pueden ser sostenibles estos Juegos Olímpicos de invierno? A continuación, trataremos de dar respuesta a esta cuestión. 

¿Son compatibles los Juegos Olímpicos con los objetivos de sostenibilidad?

Es importante recordar que los Juegos Olímpicos, de verano o de invierno, son uno de los eventos económicamente más costosos y con mayor huella ecológica del planeta. Por este motivo, el Comité Olímpico Internacional en el año 2016 se vio obligado a incluir la sostenibilidad ambiental, social y económica como uno de sus principales objetivos. La sostenibilidad, sin embargo, es un concepto abstracto y sujeto a interpretaciones, y esto hace que su evaluación sea una tarea muy problemática.

Con todo, un reciente artículo publicado en la revista científica Nature ha arrojado un poco de luz a esta cuestión evaluando la sostenibilidad de los Juegos Olímpicos a lo largo de las últimas tres décadas. Para hacerlo, los investigadores definieron el concepto “Juegos Olímpicos sostenibles” como aquellos que tienen una huella ecológica y material limitada, que potencian la justicia social y demuestran eficiencia económica.

Mediante esta definición, los investigadores han demostrado que, al contrario de lo que se podía pensar, desde el año 1992 la sostenibilidad de las olimpiadas en su dimensión económica, ecológica y social ha ido reduciéndose. Es decir, los Juegos Olímpicos son más insostenibles ahora que a finales del siglo XX.

Este comportamiento se explica, en primer lugar, porque la dimensión de unos Juegos, tanto de verano como de invierno, es cada vez más grande y consumen más energía y recursos. En segundo lugar, porque la viabilidad económica a medio plazo de las infraestructuras es muy baja, como hemos visto con el estado de abandono de las infraestructuras deportivas en algunas sedes olímpicas. Y, en tercer lugar, porque el impacto social de estos eventos sobre la población local es muy severa a raíz de los procesos de gentrificación y de masificación turística. Unos impactos ambientales y sociales negativos a los que tendríamos que añadir la dimensión climática, es decir, la contribución de las olimpiadas al cambio climático

¿Cuáles son las emisiones de  COde los Juegos Olímpicos?

Aunque todavía no disponemos de estudios detallados, el Comité Olímpico Internacional informó de que las emisiones asociadas a los Juegos Olímpicos de verano de Tokio 2020 (celebrados en 2021) fueron de unos 2,3 millones de toneladas de CO2. Una cifra nada despreciable que, para hacernos una idea, sería el equivalente a las emisiones anuales de quinientos mil coches. En el caso de los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín que se celebran durante febrero, las emisiones cuantificadas por las autoridades es inferior, aproximadamente de unos 1,3 millones de toneladas de CO2.

La elevada huella de carbono de estos eventos ha situado la reducción de las emisiones como uno de los aspectos más relevantes de las políticas de sostenibilidad de los Juegos Olímpicos. Por este motivo, el gobierno chino se comprometió a que estas olimpiadas fueran neutras en carbono. Es decir, que las emisiones de COasociadas al evento sean reducidas y compensadas.

Para conseguir esta neutralidad climática, las autoridades chinas han apostado por el uso de energías renovables, la limitación del número de espectadores o la plantación de sesenta millones de árboles para compensar, aproximadamente, 1,1 millones de toneladas de CO2. ¿Es esto suficiente? Desgraciadamente, no, ya que estas medidas son vistosas, pero no aseguran la neutralidad climática.

Esto se explica porque, por un lado, muchas emisiones procedentes de la construcción de infraestructuras o del transporte aéreo no se contabilizan y, por otro lado, porque plantar árboles no garantiza el almacenaje del carbono a largo plazo, dado que estas plantaciones se pueden quemar o ser taladas en cualquier momento.

Es evidente que, en una economía fuertemente dependiente de los combustibles fósiles, querer hacer de los Juegos Olímpicos un ejemplo de neutralidad climática es una fantasía perversa y un claro ejemplo de greenwashing que permite perpetuar un modelo ecológicamente depredador. En ese sentido, no es extraño pensar que la sostenibilidad será la gran damnificada en las próximas citas olímpicas. Y, entre ellas, podría estar la candidatura de Pirineos-Barcelona 2030.

¿Qué clima nos espera el año 2030 en el Pirineo?

La organización de unos Juegos Olímpicos de invierno tiene una característica que no por evidente es menos importante. Son necesarias unas condiciones climáticas mínimas para hacerlos posibles. Hasta ahora sabemos, gracias al último informe del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático, que en los últimos cincuenta años la temperatura en el Pirineo ha aumentado 1,3 ºC y se prevé, según las proyecciones del Servicio Meteorológico de Cataluña, que la temperatura media anual aumente en 2050, independientemente de si conseguimos bajar las emisiones de gases de efecto invernadero o seguimos al ritmo del actual.

En relación a las precipitaciones, las proyecciones regionalizadas apuntan a una reducción generalizada de las precipitaciones anuales en toda Cataluña para el período 2030-2050 de un 6,8% y, en el caso del Pirineo y el Prepirineo, del 5,4% si las emisiones se estabilizan durante las próximas décadas. Al mismo tiempo que se espera un incremento de la duración de los episodios de sequía y de los fenómenos meteorológicos extremos

El aumento de temperatura es el principal responsable del progresivo retroceso de los glaciares del Pirineo. Y algo parecido pasa también con el período de cobertura de nieve. Para hacernos una idea, el aumento de un grado de temperatura equivale aproximadamente a una disminución del 20% del grosor y a veinticinco días menos de duración de la cubierta de nieve en la cota 2100. Con estos datos en la mano, hay quien se preguntará por el futuro de las estaciones de esquí y, desafortunadamente, las noticias no son buenas.

Estudios recientes cuantifican que hoy en día un 30% de las estaciones ya no son viables de forma natural y que requieren de cañones de nieve para su funcionamiento. Si tenemos en cuenta que la cota de nieve subirá a consecuencia del aumento de las temperaturas, se calcula que, entre el año 2030 y 2050aproximadamente el 70% de las estaciones de esquí pirenaicas no serán viables sin generación de nieve artificial en caso que estabilicemos las emisiones, aumentando hasta un 80% el ritmo de emisiones actual.

Entonces, ¿pueden ser sostenibles los Juegos Olímpicos de invierno en el Pirineo?

Teniendo presente estos datos, los deportes de nieve y los Juegos Olímpicos de invierno en el Pirineo tienen colgada encima una espada de Damocles en forma de cambio climático. El aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones ponen en riesgo la organización de estos macroeventos no solo en el Pirineo. De hecho, se calcula que en 2050 muchas ciudades que han sido sedes olímpicas de invierno no dispondrán de las condiciones climáticas adecuadas para los deportes de nieve.

Si sedes olímpicas como Chamonix, en los Alpes, o Pyeongchang, en Corea del Sur, se encontrarán en esta situación, ¿cómo estará el Pirineo para organizar unos Juegos Olímpicos de invierno en 2030? Muy probablemente en una situación parecida a la que se encuentra ahora mismo Pekín, donde la ausencia de nieve ha forzado a la generación artificial del 100% de la nieve. Una situación insólita que se ha resuelto con 300 cañones de nieve, más de 185 millones de litros de agua –aproximadamente, unas 74 piscinas olímpicas– y una inversión de unos 50 millones de euros. Pero también el desplazamiento de centenares de campesinos y sus familias, la desviación de agua de una de las principales fuentes de abastecimiento de Pekín.

La conclusión general es doble. Por un lado, y considerando los impactos ambientales y climáticos, unos hipotéticos Juegos Olímpicos de invierno en el Pirineo en el 2030 no serán, en ningún caso, sostenibles. Incluso si aplicamos, como proponen diferentes especialistas, medidas para reducir la huella ecológica y las emisiones de  CO2. Y, por otro lado, el Pirineo en el año 2030 no dispondrá de las condiciones climáticas necesarias para organizar unas olimpiadas de invierno. Y, por tanto, al realizarse, será con un coste energético y ambiental colosal, como ya estamos viendo en Pekín.

Somos conscientes de que el debate sobre la organización de unos Juegos Olímpicos de invierno en el Pirineo va mucho más allá de la cuestión de la sostenibilidad. Sobre la mesa está el modelo territorial con epicentro en Barcelona y un modelo socioeconómico que tiene hacia el monocultivo turístico y que es responsable del éxodo rural. Y, sin embargo, pensamos que no son debates incompatibles. Al contrario, el gran reto es saber promover nuevos imaginarios, nuevas formas de pensar sobre el Pirineo para hacer de él un territorio más resiliente al cambio climático y más viable para su gente. Y los Juegos Olímpicos de invierno, por mucho que insistan, no entran dentro de esta ecuación.

Marc Cerdà i Domènech. Ambientólogo, doctor en Ciencias del Mar y miembro del Observatorio Crítico del Cambio Climático.

Anna Pérez Català. Ambientóloga y experta en políticas climáticas.

Olga Margalef. Geóloga. Profesora en la Universidad de Barcelona. 

https://www.climatica.lamarea.com/sostenibles-juegos-olimpicos-pirineo/

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