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Cataluña necesita aprobar su presupuesto de carbono a 2050 para hacer frente a la emergencia climática

El Gobierno de Illa no ve factible asumir la recomendación de los expertos de Catalunya para reducir las emisiones en 2030 y, contraviniendo la ley, se lava las manos a la hora de tener una hoja de ruta para los 20 años siguientes. En cambio, aprueba un plan de grandes infraestructuras para 2050 sin valoración ecológica. Necesitamos un cambio de paradigma, y ​​también un pacto de pais

Sendas de reducción de emisiones por sectores, propuesto por el Comité de Expertos sobre el Cambio Climático de Cataluña. Las líneas discontinuas muestran los datos históricos. Las líneas continuas muestran la proyección. Fuente CECC.

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El pasado julio, el Govern de la Generalitat de Catalunya aprobó su propuesta de presupuesto de carbono para el período 2026-2030, según la cual se compromete a reducir las emisiones de Cataluña en un 31% respecto de 1990. Esto significa una reducción anual de algo menos del 5% entre 2026 y 2030 y en términos de presupuesto de carbono, equivale a un total de emisiones previstas para este quinquenio de 161.562 millones de toneladas (MtCO2 eq). El Govern, siguiendo el mandato de la Ley de Cambio Climático catalana, presentará esta propuesta al Parlament de Catalunya para ser aprobada o enmendada por los grupos parlamentarios.

Esta propuesta de presupuesto de carbono es un 21% superior al presupuesto recomendado por el Comité de Expertos sobre el cambio Climático (CECC) en su informe Propuesta de presupuestos de-carbono para Cataluña Periodo 2021-2035 publicado el pasado abril. La razón que el Gobierno da para explicar esta diferencia, es que el objetivo de mitigación que se ha marcado en su legislatura es ya muy alto y complicado de cumplir, y que el esfuerzo de aumentar en un 20% esta reducción está fuera de toda posibilidad real de conseguirlo. Añade, además, que su compromiso está en línea con los objetivos de reducción de emisiones de la UE que, por cierto, no cumplen con el Acuerdo de París, puesto que suponen un aumento de temperatura superior al 1,5º.

Presupuesto de carbono por quinquenios propuesto por el Comité de Expertos sobre el Cambio Climático de Cataluña. Fuente CECC.

Presupuesto de carbono por quinquenios propuesto por el Comité de Expertos sobre el Cambio Climático de Cataluña. Fuente CECC.

Aunque, según la Ley de Cambio Climático, deberían llevarse a aprobación del Parlamento, los presupuestos de los quinquenios 2026-2030 y 2031-2035, el Gobierno sólo llevará a aprobación el correspondiente al primer quinquenio 2026-2030. El argumento que da es que sólo puede responsabilizarse de los compromisos que él toma para su mandato (desarrollados en el PINECCAT30) y que, en consecuencia, no puede ir más allá y firmar compromisos que no serán ya de su responsabilidad. El tema no es menor, ya que, para poder trazar una hoja de ruta de mitigación a medio y largo plazo, es necesario conocer cuál es el objetivo final de reducción de emisiones y en qué fechas se debe cumplir. Esto es precisamente, lo que nos indica el presupuesto de carbono: a partir del trabajo del CECC ya conocemos las metas que debemos cumplir, no sólo para el primer quinquenio 2026-2030, sino para el segundo 2031-2035 y hasta 2050, fecha en la que debemos haber llegado ya a la neutralidad climática. Conociendo estos datos se pueden empezar a perfilar a grandes rasgos las actuaciones que Cataluña necesita emprender para conseguir las reducciones en el tiempo previsto. Ésta no será una hoja de ruta sencilla de implantar. Para no rebasar el 1,5º, en los próximos 10 años las reducciones tendrán que ser del 8% anual, similares a las que se alcanzaron en tiempos de pandemia. Esta comparación nos permite hacernos una idea de la dificultad que significa cumplir los objetivos climáticos, así como de los cambios que deberemos asumir como sociedad. Se requerirán fuertes inversiones, tanto públicas como privadas, se requerirá que la banca deje de financiar a la industria fósil y mejore las condiciones de financiación a la industria verde, se requerirán transformaciones importantes en la movilidad, en las fuentes de energía, por supuesto, en nuestra alimentación, e ir mucho más allá. Estas transformaciones necesitan tiempo para ser debatidas, consesuadas, planificadas y, finalmente, implantadas.

Curiosamente, el propio Gobierno que dice que los objetivos de descarbonización de Cataluña no pueden ir más allá de su mandato porque no se pueden comprometer, ha publicado el proyecto estratégico de inversiones en el territorio Construir la Cataluña de 2050 calificado por él mismo, como el proyecto que contribuirá al «cambio de paradigma». El documento describe las líneas de actuación principales para cumplir la meta en el año 2050. ¿Por qué, si el Gobierno entiende que necesitamos una estrategia a largo plazo para abordar un cambio de paradigma en las infraestructuras, le cuesta entender que necesitamos también una estrategia a largo plazo para abordar el cambio de paradigma que significa hacer frente a la crisis climática?

El proyecto estratégico de inversiones desgrana todas las actuaciones territoriales en tema de infraestructuras, entre ellas, las de movilidad o las de renovables. Para todas ellas, se ha estimado un presupuesto económico, pero ninguna tiene vinculado un cálculo de las emisiones generadas o ahorradas. El Gobierno debe entender que actualmente, nuestro principal paradigma es conseguir la estabilización del clima y que, para tener un proyecto estratégico para el clima 2050, primero tenemos que tener aprobados los presupuestos de carbono 2050. Cada inversión en infraestructuras prevista para las próximas décadas debe tener vinculado su presupuesto económico, pero también su presupuesto de carbono. El Gobierno debe entender que cualquier inversión o decisión que tenga un impacto en el clima, sea positivo o negativo, debe tener contabilizadas sus emisiones generadas o ahorradas, y todas estas emisiones previstas deben quedar integradas en el presupuesto de carbono del año correspondiente, al igual que los gastos económicos de cualquier inversión están integrados en el presupuesto económico anual de la Generalidad.

Presupuesto de carbono por quinquenios y sectores, propuesto por el Comité de Expertos sobre el Cambio Climático de Cataluña. Fuente CECC.

El paradigma de estabilizar el clima nos pide tener una estrategia clara de descarbonización a medio y largo plazo, una hoja de ruta que debe ir mucho más allá de la responsabilidad de un gobierno determinado porque es cosa del país entero. Por eso es necesario que el Parlamento apruebe el presupuesto de carbono como un todo, y no de forma parcial sólo para el período 2026-2030, como pretende el Gobierno. Necesitamos que el Parlamento apruebe el presupuesto de carbono de los dos quinquenios 2026-30 y 2031-35 y el presupuesto residual que nos quedará para llegar a la neutralidad climática en 2050.

Y al día siguiente de la aprobación, todos nos tendremos que poner a trabajar por un pacto de país, un pacto climático, sí, como el que se pide desde España o desde el ámbito europeo, con el compromiso de trazar la hoja de ruta de descarbonización para Cataluña. Una hoja de ruta consensuada entre todos los sectores sociales y económicos que deberá guiar las políticas de mitigación y adaptación de aquí al 2050 y que, sin duda, no será sencilla de aplicar, pero que necesitamos urgentemente para hacer frente al reto climático ya los desastres ambientales que nos tocará vivir a nosotros ya nuestros descendientes.

Publicado en https://catalunyametropolitana.cat/catalunya-necesita-aprobar-el-seu-presupost-de-carboni-per-al-2050-per-fer-front-a-lemergencia-climatica/

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Un comentario

  1. La reduccio de carbono podria no ser lineal. Una inversio en configuracio de xarxes i de productes de menor impacte economica podria consumir inicialment mes energia i materials per produir a continuacio un descens mes rapid en el consum. D’altra banda res de tot això es posible sense lograr una estrategia adecuada que desfaci les estructures de poder que fan factible el manteniment del consum de carbono.

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