Los españoles, entre los más concienciados por los efectos del cambio climático.
Pau Noy Serrano, 19/05/2019
Acabamos de celebrar unas elecciones generales, y abordamos ya las siguientes, ahora locales y europeas. Pero hasta hoy apenas hemos oído hablar sobre el problema del cambio climático, a pesar de que en el medio plazo es la más grave amenaza que se cierne sobre nuestro país. Sorprende que mientras en países del centro y norte de Europa, donde el problema es menor, esta cuestión se encuentre en la agenda política, no lo esté en el nuestro, pese a que será uno de los países más perjudicados por este proceso que hasta hoy aparece como imparable.
¿Sigue siendo different Spain? Creo que no, porque encuestas de opinión como la del Banco Europeo de Inversiones, BEI, muestran que los españoles se encuentran entre los más sensibilizados por esta cuestión. Se ve en el siguiente gráfico.
Justamente esta semana hemos sabido que la Tierra ha alcanzado el máximo de concentración de gases de efecto invernadero, 415 parte por millón, en toda la historia de la humanidad. Incluso según Eric Holthaus, afamado meteorólogo, estas concentraciones no se habían alcanzado desde hace millones de años. Las noticias cada vez son peores. Es pertinente por tanto preguntarse ¿qué podemos hacer nosotros en el plano local?
Barcelona se ha convertido en una ciudad líder en la lucha contra la crisis climática en la escala española. Sus políticas públicas están impregnadas de medidas y recomendaciones a la ciudadanía para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI. Por ejemplo, TMB, el operador público de transporte, ha reducido en 2018 en un 59% sus emisiones de GEI respecto de las que hubo en el año anterior. De esta manera, el transporte público de Barcelona cumple los acuerdos de París 17 años antes. Además, dispone de una página específica donde se detallan las políticas públicas anti climáticas y se dan consejos a la ciudadanía.
Cabe señalar que gracias a las buenas condiciones climáticas de la capital catalana –poco frío y calor moderado, además de un elevado uso del transporte público por parte de sus ciudadanos, por disponer de una excelente red de transporte, junto con un destacado porcentaje de desplazamientos a pie– las emisiones unitarias de los barceloneses, en la cuenta urbana, son de las más bajas entre los países desarrollados.
Pero al final, la cuestión de la lucha contra el cambio climático tiene una fuerte componente de compromiso personal de cada uno de nosotros. A continuación, algunos consejos básicos para reducir drásticamente nuestras emisiones de carbono.
En el transporte la mejor opción es no disponer de vehículo particular en casa, ni tampoco una moto, excepto que sean vehículos eléctricos. La mayor parte de nosotros no necesitamos regularmente el coche, sólo de tanto en tanto, en algún fin de semana o en vacaciones. Cuando necesiten un automóvil el car-sharing se lo proporcionará, generando un ahorro de costes y emisiones entre el 50% y 90% respecto del que incurrirían en caso de disponer de un vehículo propio. A los que se desplazan en moto, la recomendación es que consideren la posibilidad de substituirla por una bicicleta eléctrica o, como hacen la mayoría, por el transporte público. Ahorrarán dinero, dejarán de contaminar, harán más ejercicio, vivirán más años y con mejor salud. Reducirán, además, sus accidentes a prácticamente cero y durante el desplazamiento podrán realizar actividades que la conducción impide hacer. Pueden también pedir, individualmente, a través de asociaciones, o con su voto, que el alcalde haga que el transporte público sea más atractivo.
En las vacaciones, la mejor contribución, cuando sea posible, es desplazarse en ferrocarril en lugar de avión o coche.
En cuanto a la actividad en el domicilio, muchas personas ya disponen de bombillas de bajo consumo y electrodomésticos eficientes. Pero el margen de reducción para la mayoría, en calefacción y aislamiento de la vivienda, tiene un gran recorrido. Cambiar a un proveedor eléctrico tipo Som Energia, que ofrece electricidad 100% renovable, usar la calefacción de gas el mínimo posible, sin sobrepasar los 21ºC, y utilizar en verano ventiladores en lugar de aire acondicionado, constituyen medidas que reducirán sus emisiones domésticas de una forma muy significativa.
En la alimentación, en general, reducir el consumo de carne, particularmente la de vacuno, resulta muy beneficioso para el clima. Hay actitudes fáciles de seguir como evitar en lo posible la compra de productos de usar y tirar, ir a la compra a pie y proveerse con productos de km cero.
Siguiendo estas recomendaciones usted conseguirá reducir hasta en un 80% sus emisiones climáticas, respecto de las de un vecino que no siga estas pautas. Pero puede plantearse dar un paso más y convertirse en micro-activistas de esta causa. Convenzan a los miembros de su familia, a sus amigos y compañeros de trabajo o estudio, de la necesidad de seguir estos consejos anticlimáticos. Eso hará que los efectos positivos sobre el clima den un salto exponencial.