Resumen del documento de trabajo «¿Están nuestros gobiernos avanzando hacia una economía enfocada en el bienestar y la sostenibilidad del planeta?»
Enlace al documento completo: ¿ESTÁN NUESTROS GOBIERNOS AVANZANDO HACIA UNA ECONOMÍA ENFOCADA EN EL BIENESTAR Y LA SOSTENIBILIDAD DEL PLANETA?
Neus Casajuana. Diciembre 2020
Valoración de los documentos y de los indicadores publicados
Los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 aprobados por las Naciones Unidas en 2015 han tenido una amplia repercusión y aceptación en todos los gobiernos, centrales, regionales o locales. Muchos de estos gobiernos han adquirido compromisos para el cumplimiento de la Agenda 2030 y han iniciado procesos de adaptación de los objetivos y metas a sus realidades y competencias y de selección de indicadores para medir el progreso del cumplimiento de los ODS. También, las administraciones han empezado a publicar periódicamente las series de datos temporales correspondientes a estos indicadores y los informes de tales progresos.
Queremos dar a conocer el enfoque que actualmente tienen esos informes que las administraciones publican periódicamente. Partimos de la revisión de algunos de ellos, para ver si cumplen con las expectativas que nosotros, ciudadanos, tenemos de esta Agenda.
Este artículo pretende dar a conocer de qué forma se realiza actualmente la evaluación de la implementación de los ODS. Queremos explicar el enfoque que, según nuestro criterio, deberían tener esos informes y hacia donde deberían dirigirse los esfuerzos de las administraciones para hacer de los ODS una herramienta realmente útil a la sociedad y un acicate para conseguir la transformación hacia una economía centrada en el bienestar y la sostenibilidad planetaria. Para ello, partimos como muestra de estudio, de la información publicada por la Unión Europea, el gobierno de España, Cataluña y Barcelona en 2020.
Sobre la forma de evaluar el progreso en el cumplimiento de los ODS en los informes publicados
Europa
El informe publicado por al Unión Europea sobre el progreso de la Agenda 2030 Sustainable Development in the European Union – Monitoring report on progress towards the SDGs in an EU context – 2020 edition muestra las tendencias de avance en el cumplimiento de los ODS a partir de los 100 indicadores elegidos para hacer el seguimiento de los 17 ODS.
Europa no tiene definidos unos valores a alcanzar en 2030 para la mayoría de las metas correspondientes a estos indicadores, pero definió para el conjunto de la unión y para cada país, unos valores a alcanzar en 2020 para las metas consideradas clave y sus indicadores clave definidos en la estrategia de la UE 2020. En el enlace https://ec.europa.eu/eurostat/cache/scoreboards/JAVA/Euro_2020/E2020_EN.html se pueden consultar las series temporales por países de estos indicadores y la meta cuantitativa que se estableció para cada uno de los países. Podemos observar cómo en el caso de España, solo hemos cumplido con una de las metas a las que nos comprometimos.
Europa está definiendo algunas de las metas cuantificables a alcanzar en 2030. Destacamos la Estrategia de la UE sobre la biodiversidad de aquí a 2030 . En la que fija, entre otras cosas, la cantidad de espacio protegido al que se debe llegar en 2030. La protección debe alcanzar al menos el 30 % de la superficie terrestre y un 30% de la marina.
Actualmente, Europa está discutiendo las metas de reducción de gases de efecto invernadero para 2030. Esperamos que el grado de ambición que finalmente se apruebe esté a la altura de los retos que tenemos planteados.
España, Cataluña, Barcelona
El Informe_de_Progreso_2020 en España muestra este avance en la Agenda 2030 en forma de listados de actuaciones administrativas que se han realizado durante ese año: aprobación de leyes, elaboración de planes, programas, etc. Estas actuaciones representan la voluntad de los gobiernos central y autonómicos en el avance de los ODS, pero no indican si esta voluntad se traduce en resultados. Para saber el resultado real de aplicar esas políticas, debemos mirar los valores de los indicadores recogidos en la web del INE, como si causa (políticas implementadas) y efecto (cuantificación de los indicadores) no se pudieran vincular directamente.
En el caso de Cataluña, a falta de un informe anual del progreso, tenemos que acudir a la macrobase de datos del Pla Nacional per a la implementació de l’Agenda 2030 abierta a todos los ciudadanos pero, de nuevo, el amplio listado de compromisos (696 compromisos únicos ó 920 compartidos) tampoco está evaluado según el indicador propuesto en la misma base de tatos, ni tiene ninguna vinculación directa con los indicadores cuantificados y publicados en web del servicio estadístico de la administarción catalana Idescat. La información disponible peca , pues, de defectos parecidos a los de la información de la administración española.
El Ayuntamiento de Barcelona ha publicado el documento L’Agenda 2030 de Barcelona Fites i indicadors clau que recoge para cada uno de los objetivos, las estrategias y planes municipales relacionados con sus competencias con los ODS. Este informe concreta la evaluación del avance en el cumplimiento de la Agenda 2030 en 139 metas medibles y cuantificables que permiten verificar su logro en una determinada fecha.
Sobre los indicadores elegidos para conocer el progreso de los ODS
El marco de indicadores de los ODS que actualmente se publican, no son marcos completos ya el procesos de recopilación de datos y estandarización de indicadores no está terminado. Actualmente, los indicadores publicados en los informes de los ODS tiene todavía importantes lagunas. Queremos resaltar que la falta de información impide hacer un seguimiento de muchos de los objetivos. Por poner algún ejemplo, la información que se nos ofrece sobre el ODS 6 (calidad del agua) no nos facilita el entendimiento sobre el punto en el que nos encontramos en la calidad de las aguas de nuestros ríos . Sabemos que la UE nos quiere sancionar por el incumplimiento en la contaminación por nitratos, sin embargo no encontramos ni en los indicadores españoles ni de Cataluña tal información o alguna otra información que nos pueda orientar sobre este problema.
Ponemos otro ejemplo, el ODS 14 (vida submarina): tanto en la web del INE como de Idescat solo muestran un indicador: los Km2 de espacios marinos bajo Natura 2000. Ni tan solo muestran este valor como % de la zona costera marina que nos podría orientar sobre el cumplimiento de la meta 14.5: “De aquí a 2020, conservar al menos el 10% de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional y sobre la base de la mejor información científica disponible”.
Por otro lado, los indicadores elegidos por la UE, no siempre cubren la información que necesitamos para hacer el seguimiento en nuestro país. Por ejemplo, en el caso del ODS 14, ninguno de los indicadores elegidos por la UE está enfocado en el problema de la sobreexplotación pesquera en el mediterráneo:
Necesitamos tener metas medibles y cuantificables. Necesitamos un calendario de evaluación
Ya hemos mencionado la carencia de metas cuantificables en los informes de los ODS. Solo en el caso de la publicación del Ayuntamiento de Barcelona es posible saber el logro al que se pretende llegar en 2030 y, por tanto, es posible verificar el cumplimiento de esa meta. Bien es cierto que no todas las metas son fácilmente cuantificables, pero si no se concreta qué meta cuantificable se quiere alcanzar es imposible saber si estamos avanzando suficiente o si hay algún interés real de llegar a alguna parte.
A nuestro entender, las políticas, al igual que la gestión por objetivos, no deberían evaluarse a través de la medida de las entradas al sistema: los esfuerzos en recursos personales, legislativo o hasta monetarios, sino a través de los resultados, es decir, en la medida del cumplimiento de esos objetivos. Podría darse perfectamente el caso que estuviésemos malgastando esfuerzos que finalmente no se tradujeran en realidades. Debemos poner el foco en las salidas (resultados) no en las entradas (esfuerzos). Así lo entiende y lo hace la Unión Europea y también el Ayuntamiento de Barcelona. Ya sabemos, pues, de donde tomar ejemplo.
Qué pedimos los ciudadanos a los gobiernos
Los compromisos de los Gobierno de España, las comunidades autónomas y las administraciones locales deben estar a la altura de la importancia de los retos sociales y ambientales que tenemos planteados. Compromisos reales para erradicar la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y poner freno al cambio climático y a la degradación ambiental. Este es el espíritu real y el mandato de la Agenda 2030
Para ello necesitamos:
- Concreción en los objetivos y metas: Compromisos reales requieren claridad y transparencia sobre las metas a alcanzar. Necesitamos metas evaluables, verificables y con calendario. Esta es la forma en que cualquier ciudadano puede entender el compromiso y el logro.
- Ambición en las metas para que estén a la altura de los retos que tenemos. El ejemplo más evidente lo encontramos en los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Si los expertos nos alertan que se necesitan reducciones de CO2 equ. próximas al 60% en 2030, no es de recibo que el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética proponga una reducción para España de tan solo el 20% de CO2 equ. En 2030.
- Indicadores claros para poder seguir dichos objetivos, que sean entendibles para los ciudadanos. Ahora mismo hay lagunas muy importantes que nos impiden saber en que punto del progreso estamos y, por otro lado, muchos de los indicadores que se nos muestran no se pueden traducir en objetivos o metas claras sobre donde pretendemos llegar.
- Indicadores de impacto o centrados en los resultados, no en las entradas. Hacer listados de leyes, planes, programas para avanzar en los ODS demuestra buena voluntad, es cierto, pero como dice el refrán “El camino al infierno esta lleno de buenas intenciones”. Necesitamos saber si todas estas actuaciones que nuestros políticos han decidido implantar terminan en unos buenos resultados que demuestren la eficacia real de sus políticas. Tampoco es suficiente decir, cómo solemos oír, que un % importante de los ODS está recogido en los presupuestos del estado. Esta afirmación no nos cuenta si el dinero presupuestado va a estar bien empleado ni tampoco nos dice nada sobre los resultados efectivos de este gasto. En este país desgraciadamente tenemos demasiados ejemplos de importantes inversiones que no han cumplido con los objetivos deseados (líneas de trenes con poco servicio, líneas de metro con poca demanda…) o, todavía peor, que se realizaron con el propósito de arreglar algunos problemas, pero han empeorado otros ( autopistas y autovías que por querer facilitar el transporte en coche privado, han empeorado la contaminación atmosférica, el cambio climático y la degradación ambiental o están frenando las mejoras en el servicio del transporte pública).
En resumen, los ciudadanos queremos saber el compromiso de los políticos y poder seguir los logros reales de sus políticas. La urgencia y importancia de los problemas que nos acucian nos obligan a todos, ciudadanos y políticos, a cambiar en la forma de proceder para saber la situación real en la que nos encontramos y la situación a la que deberíamos llegar en un periodo de tiempo determinado.
Eso significa, a la práctica, un cambio en la forma en que se comunican a los ciudadanos los resultados de la implantación de las políticas públicas, o dicho de otro modo, en la forma de rendir cuentas por parte de los gobiernos. Necesitamos metas claras, medibles y evaluables. Necesitamos indicadores que nos midan el logro de esas metas. Necesitamos que esta información sea comprensible y accesible no solo para los expertos sino para cualquier ciudadano que tenga interés en conocer el progreso social y ambiental del país en el que vivimos.