COP 25: un cambio de modelo en la movilidad no es un simple revoque del modelo actual insostenible
Neus Casajuana 9/12/2019
El Conseller de territorio y medio ambiente de Cataluña Damià Calvet nos acaba de informar de que una parte de la recaudación del impuesto al dióxido de carbono de los vehículos, que se aplicará en Cataluña a partir de 2020 con la entrada en vigor de la Ley de Cambio Climático catalana, se invertirá en el Plan Renove para sustituir los vehículos antiguos, afectados por las prohibiciones de circular en las zonas de bajas emisiones (ZBE) (diésel anteriores al 2006 y gasolina anteriores al 2000).
La ley de cambio climático especifica claramente que el dinero recaudado con los impuestos al carbono debe dedicarse a acciones climáticas y medioambientales. ¿Podemos considerar que un Plan Renove entra dentro de esta categoría de acciones? Si lo que queremos son medidas eficaces y urgentes de descarbonización, tal como el Parlamento Catalán aprobó en la moción sobre emergencia climática, este no es el camino. El petróleo debe quedarse bajo tierra! Necesitamos más transporte público, más vehículos compartidos, y sí, también más vehículos eléctricos, pero éstos, por su precio nada popular, nunca estarán al alcance de la gente humilde afectada por las restricciones de la ZBE, a la cual, según el Consejero, se pretende ayudar con este Plan Renove. Esta es una medida que mira más a los intereses de los fabricantes de coches contaminantes que a los intereses de toda población.
Si realmente queremos implantar medidas efectivas contra el cambio climático, tenemos que empezar a cambiar el modelo de movilidad y no repetir medidas que se podrían calificar de greenwashing por su poca efectividad. Si lo que queremos es, como dice en Consejero, ayudar a la gente humilde afectada por las restricciones de las ZBE y al mismo tiempo hacer frente de forma efectiva a la urgencia climática, tendremos que ser un poco más imaginativos e innovadores en las medidas. Ya nos conocemos aquella frase que dice que si queremos obtener resultados diferentes, no podemos aplicar las políticas de siempre. A ver pues si actuamos todos en consecuencia.
Ha llegado ya el momento de pensar en aplicar otro tipo de medidas, como el impulso al coche compartido, el impulso al desarrollo de los carriles bici interurbanos, la promoción de las bicicletas eléctricas que permiten hacer largos recorridos a casi todo el mundo, estén o no en forma y el desarrollo de un plan integral e integrado de movilidad que contemple una mejor desarrollo de la red de autobuses locales y una mejor conexión con la red de transporte público metropolitana (autobuses, trenes de cercanías y metro).
También se puede innovar y mucho en la forma de aplicar los impuestos y las medidas de reducción del carbono, evitando los perjuicios a los sectores más desfavorecidos. Un futuro sin carbono implica forzosamente medidas radicales de reducción de C02. Si queremos una sociedad más equitativa, tendremos que plantearnos que la forma de aplicarlas no puede castigar más a quien tiene menos posibilidades económicas de efectuar cambios en su forma de moverse. En nuestro país casi se desconocen las propuestas innovadoras como el «Impuesto al Carbono y Dividendos» o las «Cuotas Individuales de Energía», pero ya hace tiempo que se debaten en otros países que van por delante nuestro. Con la aplicación de la Ley de Cambio Climático catalana tenemos la oportunidad de ser innovadores ambiental y socialmente. Nuestra aportación a la COP 25 no puede ser quedarnos solo en un simple revoque. Nuestros jóvenes no deberían permitirlo.