El agua como el petróleo: cotización financiera y luz verde para la especulación

El grupo CME, en colaboración con Nasdaq, ha anunciado la creación del primer futuro (termino financiero) del mundo sobre lo que debería ser un bien público. Sin embargo, el mercado es difícil (es un “material” que pesa y complicado de mover) y limitado, por ahora, en algunos valles de California. ¿Cómo se puede pensar en beneficiarse del “Oro azul”?

Giorgio De Girolamo (Fridays for Future), 27/10/202020

Primer elemento de vida para Tales de Mileto, el primero de los filósofos, y derecho fundamental para las Naciones Unidas desde 2010, el agua también se convierte en la más preciosa y cuestionable de las “mercancías”: una materia prima con su cotización financiera, como ya son el oro y el petróleo y, por lo tanto, están sujetos a la ley de oferta y demanda. Pero sobre todo, una nueva presa de la especulación financiera.

El  Grupo CME, en colaboración con Nasdaq, ha anunciado la creación del primer futuro mundial sobre el agua. El contrato, que empezará en el cuarto trimestre en la plataforma Globex, utiliza como base el Nasdaq Veles California Water Index, que refleja el precio de los derechos de agua en California: un mercado de 1.100 millones de dólares, no causalmente introducido en una de los regiones del mundo más afectadas por incendios y sequías en los últimos años.

La evidencia de los límites naturales, de los que la pandemia de Covid-19 fue (y sigue siendo) metáfora tangible, puede de hecho dar lugar a dos reacciones diametralmente opuestas: por un lado, la conciencia de la importancia de los bienes comunes y su distribución justa; por otro lado, el que se jacta, con toda evidencia, de la citada última frontera de la especulación financiera, que en la escasez de un activo esencial sólo ve un negocio más por construir.

No hay especulación que no haga aumentar el precio de un producto determinado. Más aún cuando éste es escaso y está sujeto a una necesidad fundamental. Es retórico decir que sin agua no hay vida. Los habitantes de la Ciudad de México lo saben bien, donde el agua a menudo cuesta más que la Coca-Cola. Y que gastan la mayor parte de sus (escasos, no hace falta decirlo) ingresos para asegurar el suministro de agua en el hogar a través de camiones cisterna cuando falla la red o donde la red en sí no llega.

La iniciativa CME también aspira a extenderse internacionalmente, a convertirse, como declara, en “una especie de termómetro capaz de señalar el nivel de alarma en el agua a nivel mundial”. Aunque más que un noble interés, parece no ser más que una máscara para ocultar una codicia palpable e inmoral.

“También hay problemas de naturaleza técnica y de ingeniería“, dice Edoardo Borgomeo, investigador asociado honorario de la Universidad de Oxford y uno de los principales expertos en agua del mundo, cuyo último ensayo, Oro Blu, storie di acqua e cambiamento climatico (Laterza, 2020), es una pequeña obra maestra de divulgación científica. “En la práctica es muy difícil comercializar agua, porque el agua es pesada y difícil de mover, porque se gestiona localmente y porque las reglas de gestión cambian de un lugar a otro –continúa– y no existe un mercado mundial del agua, como existe para el aceite o la soja, y ni siquiera un mercado regional porque el agua no es fácilmente transferible. Hay un mercado pequeño en algunos valles de California donde se puede transportar agua gracias a la infraestructura, pero dado el tamaño y la cantidad de actores involucrados, no creo que podamos hablar de un gran mercado”.

Al mismo tiempo, sin embargo, también se rumorea que Michael Burry, que se hizo famoso por haber apostado (y ganado) contra el fenómeno de las hipotecas subprime, ha acumulado tierras agrícolas con recursos hídricos adjuntos con otros especuladores. En esta ocasión se centrará en la inminencia de la crisis climática, la condición más idónea para sacar provecho del precio del agua.

Agua hay mucha en nuestro planeta: alrededor del 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua. Pero el 97% es agua salada, utilizable solo si se somete a un proceso de desalinización costoso y que consume mucha energía. Sigue siendo un escaso 3%, del cual solo un tercio se considera de fácil acceso para el hombre.

Además somos cada vez más gente viviendo en este planeta; y todos, con razón, quieren vivir mejor. La ecuación, ya avalada por muchos analistas, llevaría a la expectativa cierta de conflictos futuros, mucho más amargos y extensos que los ya en marcha, centrados en la lucha por el agua. Y la consecuente medición de los flujos migratorios cada vez más amplios. Pero tal vez no sea una catástrofe maltusiana la única solución posible. Hay demasiadas herramientas para colaborar a nivel mundial y combatir la crisis climática; también desde el frente del agua, que no es más que una de sus múltiples manifestaciones. Bastaría con utilizarlos, ponerlos en el centro de un interés común que, recordemos, no es el interés de todos: sino el interés de muchos (a menudo pobres, hambrientos o sedientos), que, al apropiarse de él, puede contrarrestar los intereses de los pocos que lo intentan para oprimir-los. Empezando por los especuladores de CME. Porque de la escasez no solo se obtienen ganancias, también se pueden construir soluciones para mejorar, sin esperar ningún retorno, ese jardín común que nos acoge durante el corto tiempo de nuestra vida.

https://www.ilfattoquotidiano.it/in-edicola/articoli/2020/10/27/lacqua-come-il-petrolio-quotazione-finanziaria-e-via-libera-alle-speculazioni/5979735/

Traducción: Isabel Palomera

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