
En una situación de crisis tan grave como la que estamos viviendo, que amenaza a la vez la naturaleza y la sociedad, lo que hace falta es una respuesta activa y cohesionada para defenderlas
Ferran Vallespinós publicaba los pasados 1 y 16 de octubre dos artículos difamatorios contra nuestro colectivo, Renovem-nos.
No es el primero que recurre a la calumnia para atacar lo que es una voz incómoda en el panorama ambientalista catalán. En estos momentos es más fácil decir “Renovables sí, pero no así” que “Renovables, aquí sí”. Cada proyecto de energía renovable que se presenta en un sitio concreto se encuentra con la oposición del territorio. Queremos energías renovables pero no en nuestra casa. Tal vez porque hasta ahora no hemos querido ver que la energía fósil que consumimos se produce en algún lugar, aunque lejano, y seguro con impactos, a menudo mucho más graves que la instalación de aerogeneradores o de placas fotovoltaicas .

Las emociones se han convertido en el motor del debate sobre la transición energética y, para contrarrestar esta situación, es necesario el concurso de voces autorizadas dentro del mundo de la ciencia, el ecologismo y la divulgación científica. Voces que tengan el valor de decir lo que no se quiere escuchar.
Como, por ejemplo, que es necesaria una implantación masiva de energías renovables si queremos detener el calentamiento global a tiempo. El Observatorio europeo Copernicus acaba de anunciar que ya hemos alcanzado los 1,40ºC de subida de temperatura y días atrás Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, alertaba de que «hemos abierto las puertas del infierno». Ya se están empezando a desencadenar retroalimentaciones de mecanismos naturales que pueden acelerar aún más las emisiones y el aumento de la temperatura(el deshielo a gran escala en los polos y territorios boreales, los mega-incendios, la sequía y la sabanización del Amazonas, etc. .). Antes del 2030 podemos haber traspasado el punto de no retorno climático si no frenamos rápidamente el efecto invernadero con recortes de emisiones por encima del 7% anuales (algo sólo ocurrido durante los confinamientos). A escala mundial y también en Cataluña cerca de tres cuartas partes de este problema se debe a la quema de combustibles fósiles. Una crisis que pone en peligro a la civilización es incompatible con permanecer en la zona de confort ideológico y científico.
Para el IPCC y la Agencia Internacional de la Energía, la implantación de las energías renovables a gran escala y a gran velocidad es indispensable e inaplazable. Afirmar lo contrario es engañar a la población, alimentando el efecto Nimby (Not in my backyard, no en mi patio) y el negacionismo energético. Ciertamente, las renovables tendrán que ir de la mano de saltos nunca vistos en ahorro y eficiencia energética, pero de hecho, las mismas renovables son parte de este salto porque ahorran grandes cantidades de energía primaria (por ejemplo, el 40% de las mercancías transportadas por mar son combustibles fósiles). Afirmar que sólo dejaremos atrás los hidrocarburos desmoronando el capitalismo y con un decrecimiento radical en menos de 7 años es como hacer trampas en el solitario. Compartimos los postulados decrecentistas y compartimos también que es el actual sistema económico el que nos ha llevado hasta aquí. Sin embargo, la configuración socio-política del país (y del Mundo) dista mucho de poder aplicarlos a la escala y rapidez que requerimos.
«No hacer nada» no es una opción, y nadie quiere nada en ninguna parte. Ni el Plan Territorial de Energías Renovables que elabora el Govern será capaz de hacernos superar la resistencia al cambio si no ponemos de nuestra parte. En todas partes el paisaje es un activo y al mismo tiempo es la víctima más estructural del calentamiento global ya que acoge los ecosistemas de los que dependemos para vivir. El duelo por el paisaje vendrá por una vía o por otra, o por ambas. Y esto también vale para el espacio marítimo de la Costa Brava. En nuestra opinión, que tengamos un gran recurso eólico disponible fuera de las zonas protegidas es una buena noticia, no una maldición. Corresponderá a la administración dirimir si su aprovechamiento es compatible con la conservación de la biodiversidad, evaluando con la máxima objetividad los potenciales impactos alertados por el grupo de científicos liderado por Josep Lloret. Pero es urgente actuar y en muchos sitios habrá que hacer muchas cosas. Más aún en una región del norte global (Girona) que genera menos del 1% de toda la energía que consume y, por tanto, que exporta a otras regiones desde hace décadas los impactos sociales, ecológicos y climáticos del 99% restante. Es una cuestión de corresponsabilidad local, de precaución global y de capacidad de adaptarnos a un mundo muy distinto al que conocemos.
La transición energética hacia una sociedad renovable y electrificada está en marcha, y cada día está al alcance de más gente. Podemos luchar por esta transformación porque entendemos su trascendencia, o bien podemos atrincherarnos y dejar a las fuerzas que hemos desatado en la naturaleza a escala global y a los procesos de decisión de arriba abajo que impongan su lógica. Desde Renovem-nos apostamos por la primera de las dos opciones, y hacemos nuestra la misión de fomentar la acción urgente por una transición energética con participación democrática y garantías ambientales. Por eso, hemos redactado un manifiesto que han firmado 600 personas y nos hemos unido en una asociación. En el ejercicio de nuestra libertad de expresión, participamos en el debate público sobre la transición energética y la acción climática con total independencia y sin condicionamientos por parte de nadie. Hemos recibido financiación de la European Climate Foundation –entidad que defiende internacionalmente la aplicación de los Acuerdos de París a partir de fondos filantrópicos– y no tenemos vínculos con las compañías energéticas. La difamación es una línea roja innegociable y somos conocedores de nuestros derechos frente a la justicia. Pedimos respeto a nuestra honorabilidad y buena fe. En una situación de crisis tan grave como la que estamos viviendo, que amenaza a la vez la naturaleza y la sociedad, lo que hace falta es una respuesta activa y cohesionada para defenderlas, porque no actuar conduciría a la degradación de la riqueza de la primera y al colapso material de la segunda.
https://www.diaridegirona.cat/opinio/2023/10/23/renovem-per-accio-climatica-urgent-93671364.html
Traducción: Teresa Abril