«Necesitamos superar el abismo que hay entre lo que sabemos y lo que hacemos. Debemos prepararnos para lo que vendrá», dice uno de los autores destacados del IPCC, el grupo de especialistas climáticos de la ONU
Pep Canadell vive en Australia desde finales de los 90 y desde allí dirige el Global Carbon Project, el consorcio científico mundial que estudia el impacto de la actividad humana en el ciclo del carbono. En 2017 la Unión Americana de Geofísica le otorgó una distinción honorífica «por su excepcional contribución a la ciencia de la Tierra y del espacio».
Jordi Vilardell: 2023 ha sido el año más cálido jamás registrado, en gran parte por El Niño, el fenómeno planetario que añade un extra de calentamiento global.
Pep Canadell: Lo ocurrido en el 2023 es muy excepcional, con saltos tan grandes que han quedado fuera de las gráficas. Además tenemos un Niño muy especial, distinto al que conocemos hasta ahora. En Australia ha llovido mucho, al contrario de lo que esperábamos, y tenemos inundaciones como si fuera La Niña, (que añade enfriamiento) porque el océano ya estaba muy caliente antes de empezar El Niño.
Aún no acabamos de explicarnos porque este Niño ha sido tan intenso, todavía no sabemos si es un fenómeno excepcional o si es un fenómeno emergente.
¿Se está acelerando el calentamiento?
PC: Es el gran tema de discusión científica en estos momentos. En los últimos 40 años hemos visto un calentamiento constante, una línea recta de 0,2 ºC de calentamiento cada 10 años.
Si sacas las variaciones naturales, como El Niño, La Niña, o las erupciones de los volcanes, vemos que sí hay algo de aceleración en los últimos 10 años. Pero sólo queda claro cuando eliminas las variaciones naturales, que a su vez pueden estar afectadas por el calentamiento global, no lo sabemos lo suficiente.
Lo que hemos visto en 2023 es lo que esperamos cuando hay un Súper-Niño, como 2015-2016 y 1997-1998.
Pero aquellos fueron Súper-Niño y éste no es un Súper-Niño
PC: Exacto, sin Súper-Niño estamos teniendo unos efectos muy grandes que todavía no sabemos contar. El océano ya estaba muy caliente cuando empezó El Niño y esto es muy novedoso.
¿Lo que estamos viviendo en 2023-2024 será lo habitual cuando vuelva El Niño, en 3-5 años?
PC: Las ventanas de futuro que nos ofrece El Niño serán siempre verdad. No sabemos si es una ventana para dentro de 2 o 5 años, pero en 2023 nos muestra lo que muy probablemente será permanente en 5-7 años.
Esto aparte de si la estructura de El Niño está cambiando o no, y de si el próximo Niño nos da una sorpresa distinta.
En diciembre publicaste el Presupuesto Global de Carbono 2023, el informe anual sobre las emisiones de CO2, donde se destaca que con el nivel de emisiones actuales superaremos el 1,5 ºC de calentamiento en torno a 2030, y el 1,7 ºC en 2038, dentro de 14 años.
PC: Sí, sí… esto pasará muy rápidamente… Superaremos en breve el 1,5 ºC de forma permanente, no cabe duda. Si será en 5 o 7 años es irrelevante. Y el 1,7-1,8 ºC viene después, muy rápido.
Incluso si detenemos el crecimiento de las emisiones, y las mantenemos en el nivel actual, estaremos añadiendo 40.000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.
Y cuando se llegue al pico de emisiones no sabemos si después habrá una bajada fuerte o si las emisiones se estancarán a un nivel alto durante una o más décadas. Esto sería catastrófico por el clima, ya que necesitamos que las emisiones bajen muy rápidamente.
Con los escenarios que plantean el IPCC y otros estudios sobre límites planetarios, parece que el sistema climático puede irse de nuestras manos a los 1,7 o 2 ºC de calentamiento. ¿Crees que todavía tenemos margen para estabilizar el clima?
PC: Los umbrales, como el de 2 ºC, son difíciles de establecer. ¿Qué ocurre en los 2,2 ºC que no pase en los 1,9 ºC? Todo es muy teórico.
Cuando buscas formas cuantitativas de ver cuándo se nos va de las manos el clima, esto sólo ocurre en los escenarios más extremos, a partir de los 4 ºC de calentamiento, donde esperamos no llegar nunca.
Otra cosa son los colapsos regionales. Hace años que tenemos un montón de ecosistemas colapsando, pero el tema es cuál es la importancia que tienen estos ecosistemas en el sistema global.
Si colapsa la Amazonia no quiere decir que colapse toda y habrá un desierto. Si colapsa la mitad de la Amazonia implica poner 80 Gt de CO2 más a la atmósfera, que equivale a 2 años más de emisiones, pero el sistema global no colapsa, aunque nos lo hace más difícil: ¡no necesitamos 2 años más de emisiones extras!
Si colapsa la mitad de la Amazonia será terrible en el ámbito regional, para muchas partes de Sudamérica, pero el sistema climático global no se nos va.
En este momento no existe ninguna razón para no poder estabilizar el clima incluso a 2 ºC. No digo que no haya estudios que digan que a partir de 2 ºC se nos va de las manos, pero IPCC no lo ha dicho, porque no lo sabemos.
Incluso ahora que tenemos un colapso de permafrost en algunas zonas, cuando lo pones en el conjunto del sistema climático no vemos un cambio de escala o aceleración. Si estabilizas el clima el permafrost sigue añadiendo emisiones adicionales durante siglos, está moldeado, pero es muy lento, no vemos un cambio abrupto, que pueda ocurrir en pocas décadas.
Debemos asirnos a lo que mejor sabemos, que son el 1,5-2 ºC de calentamiento, más allá lo conocen menos. Y en estos momentos los escenarios de estabilización del clima están a 1,5-2,5 ºC.
El IPCC dice que si superamos el 1,7 ºC será muy difícil volver atrás para estabilizarnos a 1,5 ºC, por la cantidad de CO2 que debería sacarse de la atmósfera.
PC: Sí, por eso, pensar en superar una temperatura para volver atrás, el overshoot, no debería ser parte de nuestros planes. Hay que tener presente que cuando decimos 2 ºC es la media de muchos modelos matemáticos.
Cuando decimos 2 ºC hay un 10% de probabilidades de que en ese escenario terminemos a 3 ºC a finales de siglo. Es una probabilidad pequeña, pero es una probabilidad real, que debe estar en nuestras planificaciones, ¡porque a 3 ºC pueden pasar muchas cosas muy desagradables!
Los modelos matemáticos del clima global no son perfectos, especialmente en predecir los extremos climáticos que necesitamos entender para proteger a la sociedad, la economía y el medio ambiente. Pero son los modelos que tenemos y son buenos para explorar los futuros posibles, si no, cada uno puede decir lo que quiera sin base alguna.
Estamos aprendiendo que los escenarios de bajo calentamiento son más peligrosos de lo que pensábamos hasta ahora.
PC: Esto es lo más importante que hemos aprendido en estos últimos 5 años. Lo que ya tenemos, lo que sabemos seguro que va a pasar, es mucho peor de lo que podíamos imaginar. Las predicciones han sido bastante buenas, hasta ahora, pero ver gráficas no nos dice nada sobre el impacto en nuestra ciudad de una inundación, una ola de calor extremo, o una sequía. Si no tenemos una experiencia personal nos cuesta mucho entender estos fenómenos.
En el 2017, cuando hicimos aquella entrevista, yo salía del Súper-Niño 2015-16, que impactó mucho en Australia, y no podía creer lo que estaba pasando, porque nunca lo había experimentado. Hablaba con especialistas de todo el mundo que me decían: «Es que no tenemos registros de que esto haya ocurrido antes en Australia». Ahora los impactos extremos comienzan a pasar en gran parte del mundo y la gente empieza a estar más concienciada, por las experiencias vividas.
Pero necesitamos dar un salto psicológico, no deberíamos esperar a los 2 ºC para que la gente diga: «Esto tenemos que pararlo», porque entonces será muy tarde para poder estabilizar el calentamiento a un nivel donde podamos vivir tranquilos. Necesitamos superar el abismo que existe entre lo que sabemos y lo que hacemos. ¿Pero cómo lo explicamos?
Un símil que ayuda es comparar el Sistema Tierra con el cuerpo humano, porque también es un sistema complejo en el que interactúan muchos elementos; un cuerpo afectado por muy tóxicos sabemos que es más probable que enferme.
PC: Éste es un ejemplo muy bueno, porque sabemos estadísticamente que aquellas personas que fuman, o que respiran mucha polución, tendrán consecuencias en los años que vivirán.
Y sabemos que si estás enfermo de los pulmones mejor no realimentes la enfermedad fumando, al igual que se realimenta el calentamiento con más emisiones y con procesos como el deshielo, el albedo…
PC: Sí, sí, y las marismas, que a más temperatura emiten más metano… Estos procesos los tenemos en los modelos, pero no sabemos hasta qué punto los conocemos bien. Esto significa que pueden ser peor de lo que prevemos o pueden no ser tan malos.
Pero desde el punto de vista teórico algunos de estos procesos parecen no ser lineales y, por tanto, podemos tener algunas sorpresas desagradables.
En 2023, las emisiones volvieron a subir, un 1,1% según el cálculo provisional del Presupuesto Global de Carbono. ¿Qué destacarías de los principales países?
PC: Debemos poner mucha atención en lo que ocurre en China, que está haciendo una recuperación tardía después de la COVID. Esperamos que pronto reduzca el crecimiento de emisiones, hay predicciones de que incluso en 2-3 años China podría llegar al pico de emisiones.
También hay que mirar muy bien lo que ocurre en la India, un país gigantesco que siempre ha venido como un tsunami muy lento, pero habrá un momento en que sus emisiones empezarán a pasar por delante de todos.
El resto son noticias buenas que vienen poco a poco. Las emisiones de la Unión Europea y Estados Unidos están bajando desde hace muchos años, pero necesitamos que bajen más rápidamente.
Algunos dicen que la solución es dar marcha atrás, simplificar las sociedades.
PC: No podemos volver atrás. No podemos volver a vivir como en el siglo XVIII. En Europa y Australia tenemos todo lo que hemos podido tener, pero en dos terceras partes del mundo por primera vez hay una generación que tienen algo. En China, que se está estableciendo como una sociedad geopolítica importante, no cambiarán para que les digan: «Ahora debe parar.»
Sabemos cómo hacer la descarbonización… Sabemos que es difícil y que cuesta dinero. El primer 30-40% es bastante fácil, pero cuando pasas del 50% todo se complica. Deberemos ser más inteligentes y poner más dinero. Sabemos que si no lo hacemos nos va a costar mucho más.
Y sabemos que las economías pueden transicionar. Y que tendremos los beneficios adicionales de independencia energética, de limpieza, de eficiencia… Pero tendremos que trabajar intensamente, no será fácil: ¡montar todo un país con renovables es un dolor de cabeza brutal!
Todavía no acaba de entenderse exactamente cómo lo haremos, pero somos inteligentes, tenemos el potencial para innovar, y al final lo haremos.
Hay mucha innovación en todos los campos, en tecnología, a nivel social, político, económico…
PC: Sí. Hace unos años decíamos: «Debemos electrificar la economía tanto como podamos, pero hay eso y lo otro que no sabemos cómo hacerlo.»
Ahora, cada año que pasa sabemos más cosas que pueden electrificarse. Incluso los técnicos que hablan de camiones, que si hidrógeno o amonio, cada día están más convencidos de que también acabaremos electrificándolos, quizá a excepción de los camiones supergrandes.
Cada vez sabemos más y hay más procesos industriales que parece que se podrán electrificar. Hay mucha innovación que está en el mundo real y mucha que está viniendo. En 15-20 años veremos muchos cambios.
También veremos que mientras sigamos emitiendo CO2, el planeta se seguirá calentando y realimentando el calentamiento, haciéndolo todo más complicado.
PC: Sí. E incluso si no hubiera realimentación, que sí la hay, y si no hay sorpresas, ¡la tarea que debemos afrontar durante el próximo medio siglo es fenomenal!
Si todo sale bien el calentamiento todavía irá a más al menos durante 50 años, esto está garantizado en el mejor de los escenarios.
Si todos los países hacen todo lo que dicen…
PC: Exacto. Parar todas las emisiones globales no pasará en el 2050. Quizás llegaremos a cero en Europa y en EEUU, pero muchos países no han dicho nada de cero emisiones en el 2050. China dice que lo harán en el 2060. Rusia en el 2065, y de momento no hacen nada , ni parece que planeen hacer nada durante décadas.
Y la India en el 2070.
PC: Al menos hasta 2070 el calentamiento irá a más.
Y deberíamos prepararnos para los impactos climáticos crecientes que nos vienen.
PC: Sí, habrá grandes impactos inevitables por extremos climáticos, que están viniendo deprisa y con mayor intensidad. La adaptación es fundamental para reducir los peores impactos en la salud, la economía, el suministro de alimentos… Hay que repensar las infraestructuras, prever refugios, garantizar los suministros de agua y energía…
Debemos prepararnos. Es necesario planificar, establecer hojas de ruta.
Sin embargo, ahora más que nunca sabemos qué hacer para detener el calentamiento global. Tenemos las tecnologías, los expertos, y las economías para realizar la transición a un mundo descarbonizado, a un mundo más limpio y más inteligente.