revoprosper.org 05/07/20
La Covid 19 nos ha demostrado sin rodeos que nuestra salud depende de tener un planeta saludable y que hubiera sido posible mitigar e incluso prevenir la crisis sanitaria si hubiéramos invertido suficientemente en la preparación ante las pandemias, la salud pública y una buena gestión del medio ambiente.
Nos encontramos al borde de un punto de no retorno marcado por una enorme pérdida de biodiversidad y por el incremento de la temperatura global, cuestiones que ponen en jaque a todo el planeta, incluida la humanidad y sus sociedades.
En el camino hacia la recuperación de la pandemia no podemos ignorar que necesitamos construir un sistema que nos proteja de más daños y que garantice que nuestros hijos y nietos puedan crecer de forma sana en un clima y en un planeta habitable y hospitalario. Por eso, es importante que los gobiernos tomen en consideración la salud pública cuando planeen las estrategias de recuperación. Necesitamos una enfoque integral, una recuperación saludable y ecológica. Esto significa que no podemos permitir que la recuperación económica vuelva a suponer más contaminación del aire, del agua o más pérdidas del suelo que necesitamos para alimentarnos. No podemos continuar sin tomar medidas urgentes y drásticas imprescindibles para revertir la pérdida de especies y estabilizar el cambio climático, evitando que puedan desencadenarse nuevas amenazas para la salud de la humanidad.
Las condiciones de injusticia ambiental y desigualdad entre el norte y el sur global hacen que “el mundo esté en riesgo de caer en el apartheid climático”, en el que los ricos paguen por escapar del sobrecalentamiento, el hambre y las guerras, mientras que el resto del mundo es dejado de lado, sufriendo.
La respuesta de los gobiernos para superar el periodo de crisis económica causada por la COVID 19 implicará enormes aumentos del déficit fiscal (de un 10% del PIB) en un momento en que los niveles de deuda pública en muchos países ya son altos e incluso insostenibles. Es previsible que además se produzcan impagos y quiebras ante la caída de los ingresos en hogares y empresas. “Sumado al aumento de los niveles de deuda pública, esto es garantía casi segura de una recuperación más anémica que la que siguió a la Gran Recesión de hace una década”. Ya ha empezado la destrucción masiva de empleos tanto en países ricos como pobres. Estos trabajos que se han perdido, van a volver sólo en parte, con salarios más bajos, sin beneficios, a tiempo parcial y con más inseguridad en los empleos, ingresos y salarios para la mayoría de personas trabajadoras.
Esta situación de vulnerabilidad obliga a los gobiernos a tomar medidas extraordinarias de protección de los ciudadanos. La nueva normalidad nos ofrece la oportunidad de reiniciar la economía enfocándola a cambios que beneficien a la salud del planeta y a todas las personas que vivimos en él. La salida a la crisis no puede reproducir el modelo que nos ha conducido a la emergencia sanitaria, ecológica y social actual. Debe ser una salida centrada en el bienestar y la salud de las personas. Los planes y estrategias de recuperación deben realizarse bajo criterios ecológicos de justicia social y de solidaridad.
La gravedad de la emergencia nos obliga a adoptar medidas muy profundas, ya que lo que hagamos en esta próxima década va a condicionar completamente el grado de calentamiento climático que vayamos a sufrir a corto, medio y largo plazo. Por todo ello, es ineludible reducir rápidamente ciertos consumos (notablemente, el energético), cambiar las pautas de transporte, acelerar la transición energética desde los combustibles fósiles a un modelo 100 % renovable, eficiente, sin emisiones contaminantes y justo, especialmente desde la óptica del autoconsumo y la descentralización. Es necesario un cambio de escala, de lo global a lo local, que ponga en el centro la reducción de las largas cadenas de transporte y la puesta en valor de modelos alimentarios en consonancia con los límites del planeta, que permita la recuperación de la biodiversidad de nuestro sistema agroforestal.
MEDIDAS
- GOBERNANZA
- ECONOMÍA DEL BIENESTAR. LIDERAZGO DEL SECTOR PÚBLICO
- SEGURIDAD EN LA PROVISIÓN DE MERCANCÍAS Y SERVICIOS ESENCIALES. TRABAJOS IMPRESCINDIBLES Y TRABAJOS OBSOLETOS
- RECUPERAR LA ECONOMÍA ABANDONANDO EL USO DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES. IMPULSAR LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA, Y LA MOVILIDAD ELÉCTRICA
- RENTA BÁSICA UNIVERSAL Y TRABAJO COMPARTIDO
- REFORMA FISCAL
- MOVILIDAD Y URBANISMO
- AGRICULTURA
- TRATADOS COMERCIALES
- REFORMAS FINANCIERAS
- POLÍTICA MONETARIA