1. Pasar de una economía enfocada al crecimiento del PIB a otra enfocada en los indicadores del bienestar de las personas y la salud del planeta. Substituir el indicador del PIB por el Índice del Progreso Genuino,

Que diferencia entre los efectos beneficiosos y los perjudiciales de una economía, entre los sectores que pueden crecer y requieren inversión (sectores públicos críticos, energías limpias, educación, salud) y sectores que deben decrecer radicalmente (petróleo, gas, minería, publicidad, agriculutra y ganaderia industrial, etc)

2. Poner la vida en el centro de nuestro sistema económico

La protección y la promoción de la salud deben ser uno de los ejes centrales de las inversiones que el gobierno tiene que asumir los próximos meses, dando prioridad a sectores básicos como la salud pública, la atención sanitaria, el transporte sostenible, la energía, y la agroecología. A la vez, otros sectores deben ser eliminados como la producción de combustibles fósiles o deben estar sujetos a fuertes limitaciones, como la industria armamentística o la publicidad consumista.

3. Garantizar la cohesión social

Cohesión social es sinónimo de vivir en sociedades saludables. Eso significa ejercer la solidaridad hacia las personas y colectivos más vulnerables y asegurar condiciones de vida digna para todos. Las necesidades humanas básicas como la alimentación, la vivienda y la educación tienen que estar aseguradas a través del sistema de servicios públicos universales, la renta básica universal y el acceso a la vivienda.

4. Liderazgo del sector público

La pandemia ha evidenciado la importancia del sistema público sanitario, pero también la necesidad de impulsar el liderazgo del sector público en la organización de la economía y la sociedad. Los sectores relacionados con las necesidades básicas necesitan ser desmercantilizados. La revitalización del sector público debe ir acompañada de una reforma que lo desburocratice.