Por un decrecimiento ecosocialista

Argumentos a favor de un decrecimiento ecosocialista

Michael LöwyBengi AkbulutSabrina Fernandes y Giorgos Kallis, 01/04/2022

El decrecimiento y el ecosocialismo son dos de los movimientos – y propuestas – más importantes del lado radical del espectro ecológico. Por supuesto, no todos los miembros de la comunidad del decrecimiento se identifican como socialistas y no todos los ecosocialistas están convencidos de la conveniencia del decrecimiento. Pero se observa una tendencia creciente de respeto mutuo y de convergencia. Intentemos trazar un mapa de las grandes áreas de acuerdo entre nosotros, y enumeremos algunos de los principales argumentos a favor de un decrecimiento ecosocialista:

Waterloo Bridge, London. By Claude Monet – Dublin City Gallery The Hugh Lane, Public Domain, Link
  1. El capitalismo no puede existir sin crecimiento.  Necesita una expansión permanente de la producción y el consumo, la acumulación de capital, la maximización del beneficio.  Este proceso de crecimiento ilimitado, basado en la explotación de los combustibles fósiles desde el siglo XVIII, está conduciendo a la catástrofe ecológica, al cambio climático y amenaza con la extinción de la vida en el planeta.  Las 26 Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de los últimos 30 años ponen de manifiesto la total falta de voluntad de las élites gobernantes para detener el rumbo hacia el abismo.
  2. Cualquier alternativa verdadera a esta dinámica perversa y destructiva tiene que ser radical, es decir, tiene que abordar las raíces del problema: el sistema capitalista, su dinámica explotadora y extractivista y su búsqueda ciega y obsesiva del crecimiento.   El decrecimiento ecosocialista es una de esas alternativas, en confrontación directa con el capitalismo y el crecimiento. El decrecimiento ecosocialista requiere la apropiación social de los principales medios de re/producción y una planificación democrática, participativa y ecológica.  Las principales decisiones sobre las prioridades de producción y consumo se tomarán por las propias personas con el fin de satisfacer las necesidades sociales reales, respetando los límites ecológicos del planeta. Esto significa que las personas, a distintas escalas, ejercen un poder directo para determinar democráticamente qué se debe producir, cuánto y cómo; cómo remunerar los distintos tipos de actividades productivas y reproductivas que nos sostienen a nosotros y al planeta.   Garantizar el bienestar equitativo para todos no requiere  crecimiento económico, sino cambiar radicalmente la forma en que organizamos la economía y distribuimos la riqueza social.
  3. Es ecológicamente indispensable un decrecimiento significativo de la producción y el consumo. La primera medida urgente es la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y lo mismo con el consumo ostentoso y despilfarrador de la élite del 1% más rico. Desde una perspectiva ecosocialista, el decrecimiento debe entenderse en términos dialécticos: muchas formas de producción, como las instalaciones que funcionan con carbón y  servicios como la publicidad, no sólo deben reducirse sino suprimirse; algunas, como los coches particulares o la ganadería, deben reducirse sustancialmente; pero otras necesitarían desarrollarse: la agricultura agroecológica, las energías renovables, los servicios sanitarios y educativos, etc. En el caso de sectores como la sanidad o la educación, este desarrollo debería ser, ante todo, cualitativo. E incluso las actividades más útiles tienen que respetar los límites del planeta, no puede existir una producción “ilimitada” de cualquier bien.
  4. El “socialismo” productivista, practicado en la URSS y otras experiencias similares,  es un callejón sin salida. Lo mismo ocurre con el capitalismo “verde”, tal y como lo defienden las empresas o los “partidos verdes” mayoritarios.  El decrecimiento ecosocialista es un intento de superar las limitaciones socialistas del pasado y los experimentos  “verdes”.
  5. Es bien sabido que el Norte Global es históricamente responsable de la mayor parte del CO2 en la atmósfera; los países ricos deben, por tanto, asumir la mayor parte del proceso de decrecimiento.  Pero creemos que el Sur Global no debe intentar copiar el modelo productivista y destructivo de “desarrollo” del Norte, sino buscar un enfoque diferente, haciendo hincapié en las necesidades reales de las poblaciones en términos de alimentación, vivienda y servicios básicos, en lugar de extraer más y más materias primas (y combustibles fósiles) para el mercado mundial capitalista o producir más y más coches para las minorías privilegiadas.
  6. El decrecimiento ecosocialista implica también la transformación, mediante un proceso de deliberación democrática, de los modelos de consumo existentes: por ejemplo, el fin de la obsolescencia planificada  y de los bienes no reparables; de los modelos de transporte, por ejemplo, reduciendo en gran medida el transporte de mercancías en barcos o camiones (gracias a la relocalización de la producción), así como el tráfico aéreo. En definitiva, es mucho más que un cambio en las formas de propiedad: es una transformación civilizatoria, un nuevo “modo de vida” basado en valores de solidaridad, democracia, igualdad en libertad y respeto a la Tierra. El decrecimiento ecosocialista apunta hacia una nueva civilización que rompe con el productivismo y el consumismo, a favor de la reducción del tiempo de trabajo y, por tanto, de más tiempo libre dedicado a las actividades sociales, políticas, recreativas, artísticas, lúdicas y eróticas.
  7. El decrecimiento ecosocialista sólo puede ganar a través de una confrontación con la oligarquía fósil y las clases dominantes que controlan el poder político y económico. ¿Quién es el sujeto de esta lucha? No podemos vencer al sistema sin la participación activa de la clase trabajadora urbana y rural que constituye la mayoría de la población y que ya está soportando el peso de los males sociales y ecológicos del capitalismo. Pero también tenemos que ampliar la definición de la clase trabajadora para incluir a quienes se encargan de la reproducción social y ecológica, las fuerzas que ahora están a la cabeza de las movilizaciones socioecológicas: los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas y los campesinos. Una nueva conciencia social y ecológica surgirá a través del proceso de autoorganización y resistencia activa de los explotados y oprimidos.
  8. El decrecimiento ecosocialista forma parte d’una familia más amplia con otros movimientos ecológicos radicales y antisistémicos: el ecofeminismo, la ecología social, el Sumak Kawsay (el “Buen Vivir” indígena), el ecologismo de los pobres, Blockadia, el Green New Deal (en sus versiones más críticas), etc. No buscamos ninguna primacía, sólo pensamos que el ecosocialismo y el decrecimiento tienen un marco diagnóstico y pronóstico compartido y potente que ofrecer junto a los marcos de estos movimientos. El diálogo y la acción común son tareas urgentes en la dramática coyuntura actual.

https://monthlyreview.org/2022/04/01/for-an-ecosocialist-degrowth/

Traducción: Neus Casajuana

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